Los problemas de Evo Morales – EL DIA (Editorial) – 18.7.2010

Elegir cocineros, buscar piloto para su avión, hablar de fútbol. Qué más puede hacer un Presidente que tiene un país en sus manos.

Mientras la Asamblea Plurinacional –“sindicato” para el presidente-, le hace un traje a la medida, con leyes altamente concentradoras y personalistas, Evo Morales atiende problemas típicos de un caudillo que está gozando en abundancia de los placeres del poder. Un atracón, no sólo lo obligaron a guardar cama por cuatro días, sino que le ha dejado el dilema de cambiar los cocineros del Palacio; las veleidades de nuevo rico lo llevaron a comprarse un avión de casi 40 millones de dólares sin tener en cuenta que ese lujoso “pájaro volador” necesita un piloto que esté a su altura y ahora seguramente está ocupado en buscarlo. Un viajero compulsivo como él y líder de talla universal, como lo ha definido Álvaro García Linera, no puede estar anclado en un país que le ha quedado chico.
En el nuevo Estado Plurinacional, la política será reducida a elegir correctamente a jueces y fiscales, obsecuentes y dotados de un inmenso poder para defenestrar a cualquier opositor, no importa si éste sea una autoridad elegida por el pueblo. En ese contexto, el presidente tendrá tiempo de sobra para comer, viajar, jugar fútbol, inaugurar canchitas, en fin, para entregarse de lleno a la gula del poder.
No por nada su preocupación principal de estos días ha sido conseguir un proyecto mágico para llevar a la clasificación del seleccionado de fútbol al Mundial del 2014. Seguramente no está muy contento con el plan presentado por el español Xabier Azkargorta, quien sabe que los buenos resultados futbolísticos no se consiguen inyectándoles plata a los pies de los jugadores y tampoco obedecen a la misma lógica de la política y el poder. Para el Presidente todo es cuestión de meterle nomás y hasta ahora todo le ha salido a pedir de boca. Algunos creen que el poder también empacha. Por ahora ese no es problema.
Está por aprobarse la Ley Marco de Autonomías, la última de las cinco leyes fundacionales del Estado Plurinacional. Se han desbaratado las competencias exclusivas que habían sido consignadas en la Constitución Política del Estado, se consolida el recorte de recursos a las regiones, los municipios y las universidades y como remate, se le otorga al Poder Ejecutivo la potestad de reglamentar las autonomías. Más centralismo que eso, imposible. El Presidente podrá dormir tranquilo, pues se prevé también dejar intacta la ley corta que permite la destitución de una autoridad con un simple requerimiento fiscal.
El Gobierno ha copado son su militancia todos los tribunales de justicia del país y hará lo propio con el Tribunal Supremo Electoral y las cortes departamentales. Pero en un país donde el transfugio es moneda corriente y la disidencia todavía es posible, se han establecido procedimientos mucho más expeditos para juzgar y destituir a los jueces que incurran en deslealtades. La Asamblea Plurinacional, que cedió ilegalmente su derecho a nombrar a los fiscales, hará las veces de corte inquisidora. En el Tribunal Supremo Electoral será más fácil todavía, pues sus integrantes tendrán la facultad de expulsar a cualquiera de sus miembros que no comulgue con las directrices del “cambio”. Con un país así, qué más puede hacer el Presidente. Volar nomás.

Elegir cocineros, buscar piloto para su avión, hablar de fútbol. Qué más puede hacer un Presidente que tiene un país en sus manos.

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