Tiempos de autonomías y enfrentamientos (I y II) – Susana Seleme Antelo – 6.6.2010


Con respeto, pero en un gesto de valentía política, el ya posesionado gobernador Rubén Costas, habiendo jurado primero ante su pueblo y luego ante la Asamblea Departamental, increpó al mismísimo presidente, con un  “No le voy a permitir ese calificativo nunca más”. Lo dijo cuando Morales acusó a los gobernadores opositores de “conspiradores”, en su habitual desorden verbal, mientras daba posesión ‘centralista’ a los demás gobernadores, en la Casa de la Libertad, en Sucre.

Las autonomías dan sus primeros pasos, a pesar de la inconstitucional y antidemocrática ‘Ley corta’, que no es otra cosa que ‘guillotina judicial’ sobre la cabeza de los reelectos gobernadores de la oposición en Santa Cruz, Beni  y Tarija, pues podrán ser enjuiciados y destituidos a gusto del centralismo masistas. En rechazo a esa perversa ley, Rubén Costas, Ernesto Suárez y Mario Cossío, fueron a Sucre, pero no juraron ante Evo Morales. Creyó el oficialismo  que no irían y que si iban, serían humillados. Ni lo uno ni lo otro, sino todo lo contrario, porque  mientras los demás gobernadores juraban ante el presidente, los tres dirigieron la vista al retrato de Antonio José de Sucre, y recordaron lo que Bolívar escribió sobre el joven Mariscal de Ayacucho: “Como soldado fuiste la victoria, como magistrado la justicia, como ciudadano el patriotismo, como vencedor  la clemencia,  como amigo la lealtad”. Nada que ver con los hombres del MAS

Como ‘lo cortés no quita la valiente’, más temprano que tarde y en la primera ocasión, Costas le hubiera dicho al presidente que lo de ‘separatistas’ nunca más. Ha sido un signo de nuevos tiempos, que recoge la centenaria aspiración cruceña, tiempo de gobernadores y asambleistas autonómicos electos y posesionados, con la misma legalidad y legitimidad que Evo Morales. Tiempo de autonomías, más allá de las muchas falencias, zancadillas políticas, obstáculos administrativos y financieros que pondrá el gobierno.

Pero, como quedó pendiente la continuación del reclamo, Morales invitó a Costas, apenas dos días después, a una reunión en el Palacio Quemado, en La Paz. ¿Lo hizo para distraer a la sociedad de los desfavorables flancos internos que lo rondan: Caranavi, Uncía, Mutún, narcotráfico, corrupción, pésima gestión económica? Costas fue y ganó en calidad democrática por haber aceptado la invitación y por la digna actitud frente a la mentira y la manipulación contra la región: no más acusaciones de separatismo. Fue con el compromiso de cumplir con Santa Cruz , con su gente y con el país, en pos de una eficiente gestión social, un desarrollo económico, equitativo  y autonómico para toda Bolivia.

Sin embargo los tiempos de enfrentamientos, no piensan dar tregua, si analizamos  el contundente mensaje político de crear un inédito cargo de interminable nombre: Director Ejecutivo de la Agencia para el Desarrollo de Macro Regiones y Zonas Fronterizas (ADEMAF) nada menos que para duro el ex Ministro de la Presidencia, Juan Ramón Quintana, recién posesionado. Sí, el más ‘duro’ de todos cuantos han servido a Morales; el mismo de los ‘33 camiones’ de contrabando en Pando; el artífice de la confrontación, también en Pando, con muertos, heridos y exiliados; el que quiso mandar al ex prefecto Leopoldo Fernández de ese departamento a “convivir con los gusanos” y hoy convive, injustamente,  con presos en la cárcel de San Pedro; el que usó y abusó del poder, pero no logró hacer a Jessica Jordan gobernadora del Beni.

El encuentro Morales-Costas no daba para tener ilusiones. La mejor prueba es el nombramiento del ‘duro’ Juan Ramón Quintana, quien comparte con el presidente, el ‘Vice’ y los demás la obstinada vocación política centralista, autoritaria y  confrontadora, de profunda raigambre antidemocrática.

Hoy, nada le impide al MAS, en tiempos de autonomía,  que arremeta una vez más contra los gobernadores autonómicos, ni que aplique su ley corta de malévolas intenciones: ‘aplastar’ a los adversarios.  El nombramiento de Quintana, que al parecer nada tendría que ver con las gobernaciones ni los gobiernos locales, tiene un mandato más largo que su largo nombre: coordinar con el Gobierno central, las Gobernaciones departamentales, los Municipios y las organizaciones sociales, los programas de desarrollo en diversas regiones fronterizas del país, para que dejen de ser “el patio trasero del Estado”. ¿Programas de Desarrollo?¿Freno al contrabando y al Narcotráfico en todo el territorio nacional, empezando por la permisiva frontera con Chile y Perú? ¡NO!

El director de la agencia  de largo nombre, tendrá la larga tarea del copamiento territorial que no pudo copar el MAS en las elecciones  de gobernadores, en Beni, Santa Cruz y Tarija. Es decir las gobernaciones de inspiración política autonomista, que no es separatista y que  contrasta  con  la vocación de violencia simbólica y real de gobierno. Esa vocación común a todas las izquierdas de naturaleza hegemónica y estalinista, incapaces de reconocer que la totalidad,  en este caso Bolivia, es síntesis de múltiples determinaciones, y no sólo de una determinante:  la ‘originaria’ indígena aymara.

Por esa visión parcial y limitada de la sociedad, el gobierno dejó en la impunidad el brutal asesinato de cuatro policías, no menos originarios que los asesinos, como los desagarrados e inconsolables dolientes, mucho más, tras ver los desfigurados restos de los suyos. Los ‘negociadores oficialistas’, les hicieron firmar un documento en el que, a cambio de su silencio,  obtendrían los cadáveres, ya enterrados, pero mantenidos como ‘rehenes’ por  los contrabandistas.  ¿Quiénes son más psicópatas, los que acordaron tal pacto con los asesinos  o los propios asesinos? Para proteger la ‘justicia comunitaria, sus usos y costumbres’ el gobierno admite con peligrosidad que aterra, pero con grosero cálculo político, actos de asesina histeria colectiva, como estos de Uncía, Epizana en 2008 y otros: linchamientos entre bolivianos originarios-indígenas-campesinos.

Quienes no compartimos el ‘empate catastrófico’, ni su ‘desempate’ a costa de los ‘otros diferentes’, sino apostamos por la complementariedad de opuestos, sabemos que los tiempos autonómicos son usados por el oficialismo para dar al mundo la imagen de demócratas. Ahí se escudan tapar esta barbarie boliviana, tan bárbara como no combatir la masiva presencia del narcotráfico, que también mata en su criminal circuito de coca-cocaína. Y todo por el más acuciante problema de Bolivia: la pobreza y la ausencia de masivo empleo productivo, sobrellevadas por la vía de la ilegalidad, llamase contrabando, corrupción, narcotráfico o  criminal anomia social.

Porque el MAS nunca quiso el promisorio tiempo de autonomías,  hoy seguimos conviviendo con la confrontación que generan el propio MAS y sus hombres. Quizás, a pesar del valiente “ese calificativo nunca más” del gobernador Rubén Costas,  sigamos siendo víctimas de estereotipos, como el terrorismo-separatismo, mientras probados crímenes gozan del oficialista del Defensor del Pueblo.

Enviado por la autora susana seleme [susanaseleme@gmail.com]

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