“Reglas claras, presidente Morales” – Susana Seleme Antelo – 30.5.2010

Por eso, en el video, el presidente de AéroSur insiste: “¿Es deber del Estado competir con la empresa privada… Ese es su  deseo presidente, aunque usted no le dijo eso a los bolivianos… Cómo competir con un Estado aplastante… Cómo hago para seguir dando trabajo a las 1.500 familias de AéroSur, que son como mi familia, y para que la inversión que hago se justifique?


Le pide en un video, de frente, con mirada sostenida y enfáticamente, Humberto Roca Leigue, presidente de la línea aérea privada, AéroSur. El motivo es el hostigamiento que sufre su empresa,  primero por parte del  ‘Vice’ en su calidad de presidente en ejercicio, la semana pasada, y luego de un enjambre  de funcionarios oficialistas.

El ‘Vice’ calificó como ‘carcachas’ a los dos aviones Boeing 727-200 que tiene la aerolínea. No sabe que ese modelo fue el más vendido hasta principios de los años ‘90 por su capacidad de pasajeros y carga,  estabilidad en bajas velocidades, seguridad en maniobras de aterrizaje en pistas cortas, pequeñas y de gran altitud. Frente al descomedido vicepresidencial, las útiles naves han sido desagraviadas y rebautizadas con los nombres de “Carcacha I” y “Carcacha II, y van a mantenimiento cuando lo requieren.

En aquel video, Roca le dice a Morales: “Nosotros queremos reglas claras, presidente.  Eso es lo que queremos, seguridad jurídica para seguir invirtiendo en el país, sin tener que competir, con los 14.000 millones de dólares que tiene el Estado para invertir”, según el Vice, en tono de ‘perdona vidas’.

Por eso, en el video, el presidente de AéroSur insiste: “¿Es deber del Estado competir con la empresa privada… Ese es su  deseo presidente, aunque usted no le dijo eso a los bolivianos… Cómo competir con un Estado aplastante… Cómo hago para seguir dando trabajo a las 1.500 familias de AéroSur, que son como mi familia, y para que la inversión que hago se justifique?

Ninguna empresa privada puede competir contra el Estado, ni hacer frente a la desleal subvención con que ayuda a  la empresa estatal Boliviana de Aviación (BoA), recién creada, y  la consecuente persecución contra AéroSur.  Esta guerra significa que al oficialismo le estorba la competencia, en el marco de las reglas que requiere toda inversión privada o pública, en una economía  de  mercado. En estos tiempos de cambio masista, a sus hombres no les importan los riesgos de cualquiera inversión y, menos aún, si la inversión, como en el  caso de BoA, sale del dinero de los impuestos que pagan cada una y cada uno  de los bolivianos, de los pocos que sí los pagan.

No debe extrañarnos su actitud, ya que el Presidente anda por el mundo lanzando rayos y centellas contra el capitalismo. ¿Quién les explica al Presidente, al Vice y a sus hombres, que en Bolivia existe una  superposición de modos de producción para que dejen de hablar falsedades e hipocresías? Arremeter contra el capitalismo es mirar la paja en el ojo ajeno y no ver la viga en el propio, manipulando y desinformando sobre la brutal realidad de la economía política del narcotráfico,  una de la más ilegales, criminales, millonarias y rentables del sistema capitalista mundial, Bolivia incluida.

Por lo tanto, reglas claras también,  en el manejo del espinoso tema de la economía política del narcotráfico, actividad puesta en el tapete internacional y diplomático, a raíz de las declaraciones del presidenciable y actual opositor José Serra, candidato  de la socialdemocracia en Brasil, para las próximas elecciones de noviembre. Serra dijo que entre el 80 y 90% de la droga que entra y se consume en su país, proviene de Bolivia y que resulta extraño que esa cantidad pase sin el ‘consentimiento’ de las autoridades.  Aquí ya se han rasgado las vestiduras  y hablan de un problema diplomático, para tapar el sol con un dedo.

Le pide el empresario Humberto Roca, presidente de la línea AéroSur en un impactante video. Santa Cruz y Bolivia debieran agradecer su valentía, cuando otros callan ante la desleal competencia a la empresa privada, y muchos hacen de la vista gorda ante la economía política del narcotráfico, que esconde la magnitud real de la crisis económica, al ocupar mano de obra desempleada y contribuir a la circulación de sus ilegales excedentes.

Reglas claras es lo que la comunidad internacional exigirá al gobierno de Morales, frente a la expansiva economía política de las drogas en Bolivia.  Reglas claras es lo que también pedimos las y los bolivianos, pues las hectáreas cultivadas de hoja de coca -materia prima- rondan las 40.000 frente a las solo 12.000 permitidas para el consumo humano, que hace estragos adentro y afuera del país. Reglas claras  frente a las plantaciones ilegales que invaden reservas y parques naturales mientras Evo presidente del ‘Estado Pluri’ habla  de la Madre Tierra y ejerce el mando sobre las 6 Federaciones de cocaleros de Cochabamba. En cambio,   se dedica a combatir empresas que arriesgan, invierten, generan empleo legal, fijo y seguro, como AéroSur, que además, paga publicidad en TV Boliviana -el canal del MAS- y se la censuran.

Reglas claras, Presidente Morales,  a diez días de la matanza de seis personas vinculadas al narcotráfico en Santa Cruz, y  a pocas horas de linchamiento de cuatro policías en Uncía, Potosí. No importa si los nuevos muertos eran miembros del Control Operativo Aduanero(COA), o parte de una estructura de extorsionadores a contrabandistas, o ramas del ilegal circuito del narcotráfico que ya tienen penetrado al país.  Lo grave son los diversos e inaceptables grados de anomia -sin normas- estatal y social.  Esa anomia que acusa total ausencia del Estado, cada vez más precario, desagregado y sin instituciones fiables. O la anomia social que transgrede la convivencia civilizada por la aplicación de usos y costumbres de la ‘justicia comunitaria’. Esos usos son tan violentos como las venganzas de narcotraficantes, y suman muchas víctimas en Bolivia. Ante ellas, no debieran el gobierno y sus hombres poner cara de ‘yo no fui’ ni negar la presencia de mafias, mercenarios y hampones. Estamos en peligro.

Reglas claras, también en política democrática, opacada por la obstinada persecución política disfrazada de lucha contra corrupción en la ley transitoria para el funcionamiento de los gobiernos departamentales, o ‘ley corta’, contra gobernadores autonomistas y otros adversarios políticos, violando  normas de presunción de inocencia y de sentencia ejecutoriada.  Reglas claras sobre la autonomía y su certidumbre, que en manos de Morales, se está convirtiendo en un peor centralismo a todo nivel.

Reglas claras para evitar que elementos políticos ajenos al sistema y principios jurídicos se  introduzcan a la nueva Ley del Órgano Judicial, siempre contra los adversarios políticos, para concentar más poder. Entre  ellos, el desdén a la experiencia y meritocracia profesional, o la supremacía de la calidad ‘originaria’, o el famoso Control Social.  A ese mecanismo de fiscalización estará sujeto el Órgano Judicial, vulnerando, entre otros principios, el de la independencia propia de ese órgano.

Reglas claras, Presidente Morales, y valentía para decirle a Bolivia “el Estado soy yo”. Si opta por el camino absolutista, tan próximo al estalinismo, sabremos a qué atenernos. En consecuencia,  sabremos qué hacer.

Enviado por la autora susana seleme [susanaseleme@gmail.com]

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