El poder y sus comodidades – EL DIA (Editorial) – 25.5.2010

El Presidente ya consiguió el poder total y ahora busca ponerse cómodo. Quiere una Iglesia muda y una oposición dócil.

El presidente Morales ya tiene todo el poder y ahora quiere ponerse cómodo. Ha vuelto de Europa con ciertas añoranzas, seguramente motivadas por los conflictos que ha encontrado en Bolivia tras su ausencia tan prolongada. Le ha sorprendido que, después de encarar las protestas a la usanza de los “gobiernos neoliberales”, han dado vida a ciertos actores que también fueron protagonistas de aquellas épocas. Wilma Plata y Jaime Solares han despertado de un extenso letargo y amenazan con provocarle a Sacha Llorentty los mismos dolores de cabeza que le causaron a Carlos Sánchez Berzaín. El problema de ahora es la escasez de insultos y los actuales ministros no han tenido más remedio que tildar de ultraderechistas a los dirigentes sindicales.
No hay duda que el Gobierno se siente más cómodo con la oposición regional que le ha dado batalla estos años y a la que ha derrotado con relativa facilidad. Antes de darle el tiro de gracia por la vía de una ley destinada a derrocar a los gobernadores contestatarios, el Presidente ha dicho que la derecha debería rearticularse en el país. “Yo quiero saber dónde están los opositores para hablar con ellos y conocer sus propuestas”, ha recalcado con cierta ironía, pero nostalgia a la vez. La única condición que pone es que sus interlocutores no estén vinculados al separatismo ni al terrorismo, algo prácticamente imposible en estos días. El régimen tiene todas las herramientas legales, represivas y mediáticas para ponerle esos rótulos a cualquiera que decida elevar el tono de voz. De ahí que lo más cómodo para los que están del otro lado es abandonar el juego del gato y el ratón, cosa improbable, pues todos sabemos que el felino siempre vuelve a sus andadas y lo hará las veces que sea necesario. Es el gato el que decide quién es ratón y también elige a cuál se va a comer primero y en qué momento.
Casi con el mismo razonamiento, el Presidente se ha mostrado abierto a retomar las negociaciones de un acuerdo comercial con Europa. Si en la ecuación del poder Evo Morales se está quedando con todo y por eso necesita “enemigos potables”, en el plano comercial está dejando aislado al país. La condición del Primer Mandatario –siempre buscando la comodidad-, es que no haya libre comercio, ni privatizaciones y les exige a los europeos no enviar al país ningún empresario con ganas de derrocarlo, como asegura que sucedió en el pasado. En este punto, también ha quedado evidente que se trata de un “sí, pero no”, hecho que para los inversionistas está claro desde hace mucho.
Por último, el Presidente ha ofrecido su propia versión sobre el encuentro con el papa Benedicto XVI, a quien Evo Morales le dio varios consejos sobre cómo administrar la Iglesia Católica. Según dijo, el Sumo Pontífice le pidió no meterse con la Iglesia y a cambio ésta haría lo mismo con el Estado Plurinacional de Bolivia. En otras palabras, Ratzinger mandaría a callar al cardenal Terrazas. El jefe de Estado ha recalcado especialmente que el arzobispo y presidente de la Conferencia Episcopal no hable de narcotráfico. Es improbable que el líder católico se preste a brindarle esa comodidad, no mientras se produzca esa mezcla de serbios, policías y narcos que están convirtiendo al país en otra Colombia.

El Presidente ya consiguió el poder total y ahora busca ponerse cómodo. Quiere una Iglesia muda y una oposición dócil.

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