MAL COMIENZO DEL ESTADO AUTONÓMICO – LOS TIEMPOS – 23.5.2010

Pese a los obstáculos y las posiciones ideológicas en contra, lo cierto es que la autonomía comienza en Bolivia

Más allá de los problemas circunstanciales, parece claro que la construcción de un nuevo Estado autonómico, con equitativa distribución del poder y, ojalá, de la riqueza, es una tarea en la que buena parte de la ciudadanía está empeñada.

Si uno revisa el pasado reciente, se puede observar que una vez que el país recuperó la democracia y, luego, enfrentó con éxito la crisis económica que lo azotó en la década de los 80, la propuesta de descentralizar el país y dar mayor fuerza a las regiones fue adquiriendo cada vez más consistencia. Primero, fue el retorno a la democracia municipal; luego, en una de las medidas más profundas y audaces de los últimos años, se lanzó la Participación Popular, que significó, además de ser uno de los mecanismos más interesantes de retribución de la riqueza, llevar al Estado hasta los últimos confines del territorio a través de los municipios. Además, abrió al ejercicio del poder a amplias capas ciudadanas tradicionalmente excluidas de él.

Pero, en la gestión Banzer-Quiroga (1997-2002) este proceso que parecía venturoso sufrió un quiebre. Se paralizó el proceso de desconcentración del Estado nacional y se reimpulsó a los grupos corporativos locales que, precisamente con la Participación Popular, perdieron  mucho poder en sus áreas de influencia. A ello se sumó una nueva crisis económica y la virtual desarticulación del sistema político vigente desde 2002. En ese escenario,  la demanda de descentralización política-administrativa se radicalizó hacia una demanda por  autonomía, al mismo tiempo que recuperaban vigor posiciones nacional estatistas que miraban con añoranza el proceso de la revolución nacional de 1952.

El 2005, la población boliviana dividió salomónicamente su voto entre ambas opciones, mensaje que los nuevos administradores no aceptaron en forma resignada, sino que a partir de 2006 trataron, a las buenas y a las malas, de modificar. Sin embargo, en los sucesivos procesos electorales la ciudadanía se ha expresado por un estado central fuerte junto a unas regiones autonómicas, lo que ha posibilitado, finalmente, que las autoridades del gobierno y los dirigentes del MAS tengan que aceptar, limitando, eso sí, sus alcances.

A esa resistencia se suma, además, el sistemático rechazo de las regiones del oriente y Tarija al gobierno del MAS y sus propuestas, situación que ha hecho que las autoridades, incluso en contra de Constitución Política del Estado, busquen desconocer el voto ciudadano a través de triquiñuelas jurídicas, como está sucediendo con la denominada “ley corta”. Por su parte, la inexistencia de una oposición estructurada, hace que la resistentica a estos ataques no pueda pasar de actos  testimoniales que dan cuenta de la incapacidad de generar un contra discurso que pudiera motivar la adhesión consciente de la gente.

Es en este escenario que comenzará su vida el Estado autonómico, situación que permite sostener que se tratará de un proceso complejo, lleno de avances y retrocesos y en el que habrá que esforzarse porque se respeten mínimas condiciones de pacífica convivencia.
En todo caso y pese a los obstáculos y las posiciones ideológicas en contra, lo cierto es que la autonomía comienza en Bolivia.

http://www.lostiempos.com/diario/opiniones/editorial/20100523/mal-comienzo-del-estado-autonomico_71989_133311.html

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