La demagogia del populismo y sus costos – Javier Paz García – 18.5.2010

El manejo de las finanzas de un país debe seguir los mismos principios económicos que rigen a una empresa o familia. Los gastos no deben superar a los ingresos, y si esto ocurre, no debe ser por periodos prolongados de tiempo. Lo contrario es conducir al país a una crisis fiscal que puede desencadenar en hechos como la hiperinflación que vivió Bolivia durante la primera mitad de los años 80 o la crisis de deuda que vive Grecia actualmente.

Tanto en el caso de Bolivia como de Grecia, la crisis se dio porque sus respectivos gobiernos estuvieron años y décadas gastando por encima de sus ingresos y endeudándose por arriba de sus capacidades de pago. En ambos casos, cuando los prestamistas dejaron de prestar, la crisis explotó.
La génesis de este tipo de crisis no se la puede asignar al Gobierno del momento. Por ejemplo, el Gobierno dictatorial de Hugo Banzer es tan responsable como el de Hernán Siles Zuazo por la hiperinflación boliviana, porque fue durante los 70 que Bolivia adquirió la deuda que no pudo pagar en los 80.
Por supuesto, desde un punto de vista político, existen muchos incentivos para que el Gobierno de turno incremente el gasto público. Si quien gobierna, puede endeudarse y gastar a gusto, mejorando temporalmente los niveles de vida de la población, y sabe que ni él ni su partido político estarán en el poder cuando toque pagar las cuentas, pues probablemente termine adquiriendo deuda.
Este tipo de política populista, a pesar de ser irresponsable, raramente es entendida así por el electorado. En Bolivia sólo en los círculos académicos se discute la responsabilidad del Gobierno de los 70 por el descalabro de los 80. Para la mayoría de la población, este tipo de análisis de causa y efecto es demasiado abstracto, ya que la causa y el efecto están demasiado separados en el tiempo. Los mineros ‘relocalizados’ (despedidos) durante los 80 en Bolivia culpan de su suerte a la llegada del neoliberalismo o al Decreto Supremo 21060; no entienden que su relocalización fue causada por décadas de irresponsabilidad fiscal.
Quien gasta lo que no tiene, puede por un tiempo mejorar su nivel de vida, pero cuando le toca pagar lo adeudado se las ve negras. Este Gobierno sigue ese camino, creando bonos, creando empresas que pierden plata, comprando armas y satélites o incrementando el número de funcionarios del Estado. Y aunque la buena coyuntura económica (de la cual el Gobierno no tiene ningún mérito) le ha permitido aumentar los gastos sin incurrir en déficits fiscales, una vez que pase la bonanza el Estado se las verá negras. Y se tendrá que quitar los bonos y reducir el número de funcionarios públicos, y podríamos tener una crisis social, como la de Grecia hoy o como la de nosotros mismos en los 80. Y si esto llega a suceder, será dentro de varios años, por lo que nadie o casi nadie culpará al actual Gobierno por el descalabro.

* Máster en Economía

http://www.eldeber.com.bo/vernotacolumnistas.php?id=100517231127

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Un comentario de Carlos Herrera:

La forma en la que los europeos estan encarando la solución de la insolvencia griega es lo que este informe cuestiona, además de advertir sobre los peligros inflacionarios que podría causar la inundación de dinero con la que se quiere asegurar los pagos de los griegos a los acreeedores. Hay una idea que me parece central (si entiendo bien lo que se afirma)  que los acreedores (aquellos que fomentaron el endeudamiento irresponsable de Grecia con préstamos que provenían de los ahorros de la gente, los que compraron los bonos del Estado griego) deberían también compartir parte de las responsabilidades, porque pagar ahora el lío provocado por los gobiernos socialistas griegos apelando a las arcas nacionales de alemanes o franceses, es sacarle a los países un dinero de sus impuestos para destinarlo a asuntos para los que no han sido recolectados, lo que desde luego no es lo mas justo. Hay otra cosa que el informe omite (creo por su carácter puramente técnico) la crítica de las políticas redistributivas, populistas o intervencionistas (el verdadero origen del problema)  sobre las que otros intelectuales se han pronunciado abundantemente en artículos anteriores; Montaner como el último de ellos, además de Javier Paz García, un joven amigo economista cruceño que ha escrito hoy un artículo muy atinado a propósito del asunto griego en “El Deber”.  Un saludo.  Carlos.

Informe Nacional de Coyuntura 47

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