Brasil, sin Lula – Caballero Pregunta – Julio César Caballero M.* – 15.5.2010

Llegamos a toda prisa al palacio Planalto, en Brasilia. Era media mañana de un día soleado del mes de Junio de 2007, ahí nos esperaba Marco Aurelio García estrecho colaborador del Presidente Lula. Con mirada desconfiada y de pocos amigos, dio inicio a la entrevista que le hicimos.   Luis Inácio Lula Da Silva y Evo Morales, fueron los temas centrales. Hablamos mucho sobre el  obrero metalúrgico que aterrorizó a los sectores más conservadores principalmente de San Pablo y Rio de Janeiro, con su retórica cargada de reivindicaciones sociales, y mensajes revolucionarios que presagiaban un gobierno tormentoso.

Lula encarnaba al propio demonio para todos aquellos que sostenían que Brasil siendo la octava potencia económica mundial no se podía dar el lujo de experimentar con este izquierdista carismático que pondría, según ellos, al gigante sudamericano al borde del precipicio. Auténtico hijo de la clase trabajadora, Nacido en Pernambuco, con una infancia muy sufrida, estuvo preso por liderar una huelga de hambre, este sindicalista parecía el peor preparado para gobernar al país más extenso y poderoso de América del Sur. Nada que se le parezca a estos presagios ocurrió en la realidad.   Lula desarrolló una política sin precedentes, dio mucho protagonismo al estado, sin empequeñecer a la iniciativa privada, incluso incentivó a las grandes empresas con inyecciones de capital  desde el Banco Nacional de Desarrollo,  impulsando la inversión en su programa “Campeones nacionales” para que puedan ser compañías globales dominantes.  En su gobierno: Petrobras, y la empresa aeronáutica Embraer, proveedora de aviones de Air Canada, y Air France,  tocaron el cielo con las manos a pesar de los turbulentos vientos que azotaron la economía mundial.  Según la revista América Economía, las calificadoras de riesgo, Moody’s y Standard & Poor’s están enamoradas de Brasil, que destaca en sus rankings como la economía emergente más importante en Latinoamérica por encima de Chile, México y Colombia.

¿Y la deuda social? Aún impaga.  Pese a programas como “Bolsa de familia” o el reajuste del salario mínimo en 46% en los ocho años de gobierno de Lula, la pobreza no retrocede en la sociedad brasileña.  Pero que paradoja, aunque los pobres se cuentan por millones, un llamado “intangible” es la paz social que ha experimentado el país todos estos años.   La cereza en la torta: la revista “Time” nombra a Lula, el líder más influyente del mundo por encima de Barack Obama y otras celebridades. Inmediatamente después, “El País” de España, “Le Monde”, de Francia, el “Financial Times”, de Inglaterra, reconocen su liderazgo internacional.

Aunque Estados Unidos ve con recelo su relación con Irán, muchos han interpretado este acercamiento como una fuerte demostración de independencia diplomática  que acarreará algún costo político y económico a mediano plazo.  El 3 de Octubre serán las elecciones generales, ganará José Serra o Dilma Rousseff, ninguno de los candidatos fuertes se parece al perfil del presidente saliente.  Brasil encarará su futuro con los desafíos de sostener su crecimiento y su expansión como potencia emergente, pero también con los millones de pobres en el campo, en las favelas de las grandes ciudades, que esperan que la riqueza este mejor distribuida en un país de enormes contrastes y desigualdades.

*Periodista y Cientista Jurídico

Enviado por el autor  Julio Cesar Caballero [jccaballero@cotas.com.bo]

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