El turno de Caranavi – Centa Reck – 11.5.2010

Lo ocurrido en Caranavi sólo se entiende en esta lógica de “sentar presencia de Estado” para que la patria no se olvide de quienes son los poderosos y quienes son dueños de vidas y haciendas en este país.

Cuando ocurrieron las muertes en la Calancha, quien fungía como Ministro de Gobierno en aquel momento, dirigió la operación desde un cerro cercano, intervención militar y policial que tuvo el trágico desenlace de la muerte de tres jóvenes que al fragor de su juventud se habían embanderado con las reivindicaciones de su ciudad natal exigiendo para Sucre la capitalía plena. Murieron a manos de hordas llevadas para acallar las voces de los que no comulgaban con la Constitución aprobada por el oficialismo e impuesta por el gobierno de Evo Morales sin reparar ni detenerse ante el uso de la fuerza y la violencia. Estas muertes nunca fueron esclarecidas y los autores intelectuales y materiales siguen gozando de impunidad y de buenos cargos en recompensa a los servicios prestados.

Exactamente lo mismo sigue una y otra vez sucediendo a lo largo de las dos gestiones del presidente Evo Morales y es en este mismo tenor que se han dado sucesivamente todas las incursiones violentas que con sus variantes siempre plantean que se estaría sentando “presencia de Estado” en Bolivia, usando para ello tropas militares, policiales y movimientos sociales que no se detienen ante nada a fin de reducir a quienes protestan por una u otra razón o motivo.

En Pando la incursión estuvo planificada, no surgió al calor de una situación cualquiera, fue diagramada siguiendo los lineamientos de un verdadero plan militar y se utilizaron para ello campesinos y lugareños a quienes el gobierno identificó como “movimientos sociales”, quienes estuvieron bajo el comando del entonces ministro de la Presidencia, convertido en una especie de capataz de la región comprendida entre Beni y Pando, alegando que se estaba sentando “presencia de Estado” y que el gobierno pondría mano de hierro a los supuestos opositores separatistas sin escatimar acciones ni detenerse ante nada.

La “presencia del Estado” también se hizo sentir en Santa Cruz con una incursión violenta en el Hotel Las Américas en la que fueron acribillados tres supuestos terroristas quienes también tenían relación cercana con personeros del gobierno y podrían haber sido tomados con vida en “n” oportunidades para investigar cual era en realidad su cometido o el plan de acción que tenían. Después de sus muertes la persecución a los cruceños igual que la que anteriormente se hizo a los pandinos se ha continuado realizando a nombre de la patria y de la “presencia fuerte del Estado”, que en todos los casos muestra el garrote, armas, muerte, prisión y persecuciones a título de hacerse sentir, bajo el supuesto de que sin presos, sin muertos, sin heridos, sin acciones violentas escalonadas los bolivianos no sabrían que existe un Estado fuerte que se ha propuesto apretujar la patria en su puño de hierro, el mismo puño que se eleva en garrote al grito de Patria o Muerte instituido por el gobierno como lema de las FF.AA y policiales. Quienes tienen el cometido de sentarle la mano a los bolivianos cada vez que los ciudadanos se oponen a una u otra política del oficialismo o exigen derechos salariales y otros cumplen el mandato de llegar hasta las últimas consecuencias.

Lo ocurrido en Caranavi sólo se entiende en esta lógica de “sentar presencia de Estado” para que la patria no se olvide de quienes son los poderosos y quienes son dueños de vidas y haciendas en este país. En la presente oportunidad las autoridades pertinentes no hicieron otra cosa que caldear los ánimos con declaraciones incendiarias, con amenazas, en vez de tender un puente de entendimiento y luego sobrevino así nomás la intervención con efectivos policiales que desataron la violencia de Estado, provocando en consecuencia reacciones y por ende las consecuentes pérdidas de vidas humanas. El saldo son dos muertos hasta el momento pues se dice que habrían más heridos graves, encarcelados y una treintena de desaparecidos, además de los dirigentes que han escapado buscando refugio para no ser encarcelados. Los dos jóvenes de 18 y 19 años quienes eran miembros del sindicato masista defendían también en esta ocasión las demandas de sus regiones,

Y tal como siempre ha ocurrido, ahora los responsables e implicados en este luctuoso episodio: los que dieron las ordenes, los que ejecutaron la incursión violenta, acusan a los muertos y los que reivindicaban demandas de haber estado gestando un plan para desestabilizar y derrocar al gobierno, pretextos con los que intentan eludir la responsabilidad que existe sobre estos hechos. Y todas las masacres se siguen haciendo a cuentos a nombre de marcar una “presencia de Estado” que supuestamente sería la carta libre para que estos hechos sangrientos queden sin esclarecer y en la impunidad absoluta puesto que supuestamente el estado-gobierno sólo nutriría su fortaleza en la violencia y la impunidad.

Y así sigue operando la maquina voraz de un gobierno que no escatima en atropellar y engullir lo que tiene a su paso para tornarse intocable e invencible; motivo por el cual ha cobrado hasta el momento cerca de una centena de muertes que no han sido investigadas para establecer a los culpables y establecer las sanciones pertinentes.

La lógica del presente gobierno parece ser que sólo dialoga con vencidos, con los que ya ha doblegado incluso después de cobrarse vidas humanas ¿eso se puede llamar diálogo? No, nunca, porque es la firma de la claudicación y capitulación de los que han sido vencidos al límite de provocar destrucción y muerte. Otra estrategia del gobierno es poner en el Ejecutivo autoridades que reducen su gestión a “sentar la mano”, destruir a los opositores y eliminar toda posibilidad de construir consensos.

Otra estrategia que ya no tiene misterio es que el Presidente viaja mientras se cometen todos estos atropellos y vuelve como quien no sabe que ha ocurrido en el país, que según sus anuncios ha convertido en la Suiza americana y por esta paternidad se merece no sólo ser ungido como único “líder espiritual” sino como el próximo premio “Nobel de la paz”.

Centa Reck es Senadora por Santa Cruz- Bolivia.

Centa Reck [rcenta@hotmail.com]

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