El Estado fallido – ¿Es o no es verdad? – José Gramunt de Moragas • S.J. – 9.5.2010
El término de “Estado fallido” presupone el caos institucional de un determinado país. La, hasta hace cinco años conocida mundialmente como República de Bolivia, no entraba en esta clasificación. Sin embargo lo que hoy se llama “Estado Plurinacional, Socialista, Comunitario”, se va acercando a la condición de “fallido”. La falla empieza por el deterioro de la figura del Sr. Presidente.
La unidad nacional en la diversidad regional y local se atomiza en republiquetas inconexas. Sigue por la ingobernabilidad. Entendemos por tal la constante perturbación del orden público, la falta de autoridad –sea por defecto– cuando se abandona la sociedad a sus desbordes –o por exceso– cuando se trata de guardar el orden por la fuerza desproporcionada.
La huelga de la COB, los bloqueos y graves desmanes de Caranavi, inquietan a la gente y cuestionan al mismo Gobierno. Los sectores sociales están enfrentados por la lucha por el poder. Entonces, cuando la ingobernabilidad se hace repetitiva y, si llega a ser permanente, entonces sí podrá hablarse de Estado fallido.
Una definición del Estado fallido lo describe como “un Estado débil en el que el Gobierno central pierde el control práctico sobre su territorio y sobre sus propios ciudadanos”. El Estado Plurinacional, Socialista Comunitario está dando señales de prematuro agotamiento.
En efecto, desde el momento en que el Sr. Presidente tomó la decisión de acumular en sus manos todos los poderes del Estado, empezó a degradarse. La legalidad ganada por el Gobierno en las elecciones nacionales pierde legitimidad en la medida en que una mayoría creciente de la sociedad rechaza las decisiones que toma ese Gobierno. La huelga de la COB y los graves infortunios en Caranavi inquietan a la población y al propio Gobierno.
Falló el Estado cuando el gobierno le dejó de otorgar seguridad jurídica a las personas naturales y a las empresas. Falló cuando el Gobierno se atribuyó el mando de los movimientos sociales y sólo consiguió exacerbar a los sectores laborales regateándoles un aumento del salario del 5 por ciento. Falló cuando entregó una buena parte de la soberanía nacional a un caudillo venezolano políticamente autoritario y administrativamente incapaz. Falló desde el momento en que los representantes de la oposición dejaron de ser una alternativa válida frente al gobierno central autócrata. Falló cuando se propuso dar al mundo buenos consejos para salvar a la madre tierra, y la Pachamama boliviana sufría la desertización por la tala de los bosques, la contaminación de la tierra y de las aguas por la explotación irracional de la coca y de los yacimientos mineralógicos.
Aún así, no me atrevería a decir que Bolivia sea una república inviable. Hasta ahora, sobrevivió a los vaivenes de la historia. Lo inviable es el Estado Plurinacional Socialista, Comunitario que, por suerte, no está fallido a perpetuidad sino en condición de reversible, con tal de que se restablezcan los valores e instituciones republicanas. Para esto harán falta hombres y mujeres con ideas frescas y voluntad de cambio, en mejor, a fin de revertir el actual proceso de deterioro.
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