Miseria mental – EL DIA (Editorial) – 28.4.2010

“Mientras no aprendamos a llamar las cosas por su nombre y a poner en su sitio los valores que están invertidos, es poco lo que se puede avanzar para que Bolivia deje el atraso. Que nadie se engañe afirmando que Bolivia tiene barreras reales que nos hunden o que existen conjuras que nos han condenado al fracaso. Todo es mental. El subdesarrollo está en las cabezas de los bolivianos, en una visión que nos hace ver el fracaso como algo normal y entendible.”

COMENTARIO:
Publicado: El Deber, 3.8.2003
Miércoles,  28 de Abril, 2010

Los bolivianos estamos acostumbrados a perder. Somos unos perdedores empedernidos y cada día nos inventamos formas y fórmulas para obtener algún triunfo imaginario que nos ayude a superar nuestra miseria mental. En los partidos de fútbol internacionales “ganamos” experiencia; nos regocijamos en las calles cuando le bloqueamos el paso al otro; pasarse un semáforo en rojo es señal de “viveza”, lo mismo que nos declaramos victoriosos cuando transgredimos las normas para conseguir atajos. La coima se llama “colaboración” y el que hace trampa es más inteligente que quien decide estudiar para un examen.
Nuestra vida cotidiana está llena de estos triunfos o intentos de victoria que esconden el complejo de perdedores. La gente busca ventajas en cualquier circunstancia y no le incomoda el hecho de darse a conocer como un incapaz, un perezoso o un infractor, porque muy dentro de su mente existe el convencimiento de que es así y que eso no puede cambiar.
El profesor Jaime Escalante, boliviano de pura cepa, es el ejemplo contrario a la mentalidad miserable. Inmigrante y oriundo del país más pobre del continente, tenía todo el “derecho” de ser del montón en un país de altísima competitividad. Él no sólo se convenció de que podía ser un triunfador y llegar a codearse con los grandes, sino que contagió su espíritu a jóvenes cuyas mentes estaban programadas para la mediocridad y que podían fácilmente achacar su fracaso a la discriminación o a cualquier otra cosa. A los perdedores no les faltan las excusas.
En Bolivia nuestros líderes nos han acostumbrado a ser miserables. La gente está convencida que sólo puede conseguir cosas si se las regalan, si les caen de arriba o si las toman por la fuerza, aprovechándose de “la muñeca” o de la montonera.
Cuando se observa el fenómeno de los loteadores, antes que pobreza material se observa miseria mental. Son personas a las que han convencido que sólo por medio de la fuerza con capaces de conseguir un terreno. Del otro lado están las autoridades -también miserables-, incapaces de dar soluciones dignas a un problema real, pero que sí tienen la habilidad para capitalizar la mentalidad de la muchedumbre y conducirla hacia sus propias “victorias”.
Antes que metida de pata, el discurso del presidente Morales durante la Cumbre Climática fue también producto de la miseria mental. Un mandatario boliviano no podía articular un discurso digno, respaldado por estudios científicos; no podía hacer un aporte solvente sobre la ecología y el medio ambiente, porque implícitamente contaba con la benevolencia mundial que no espera más de un indio, del jefe de estado de un país pobre, donde la lectura se ha vuelto una obscenidad y las credenciales de un sindicalista valen más que las de un doctor.
Mientras no aprendamos a llamar las cosas por su nombre y a poner en su sitio los valores que están invertidos, es poco lo que se puede avanzar para que Bolivia deje el atraso. Que nadie se engañe afirmando que Bolivia tiene barreras reales que nos hunden o que existen conjuras que nos han condenado al fracaso. Todo es mental. El subdesarrollo está en las cabezas de los bolivianos, en una visión que nos hace ver el fracaso como algo normal y entendible.

Los bolivianos nos hemos acostumbrado a perder y en nuestra miseria, buscamos a cada paso obtener ridículas “victorias”.

http://elnuevodia.com.bo/index.php?cat=318&pla=3&id_articulo=32110

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Publicado: El Deber, 3.8.2003

En días pasados se realizó en Santa Cruz un panel sobre el tema ‘El modo de ser boliviano’; EL DEBER informó al respecto en su edición del 31 de julio.

El tema apunta al meollo del problema del subdesarrollo del país; podría ser ampliado de esta manera: ¿cómo influye el modo de ser boliviano en nuestro subdesarrollo, nuestra pobreza, nuestros problemas con la gobernabilidad, etc.? ¡Quién no quiere saber a qué influencias principales se deben nuestros problemas mencionados — y los no mencionados de yapa! La tentación de echar la culpa a factores fuera de nuestra propia responsabilidad siempre es muy grande, es decir no reconocer que en el modo de ser boliviano yace una responsabilidad. En vez de incomodarnos con la misma, resulta más cómodo hacer responsable a la… geografía. ¡Santa simplicitas! No, los pueblos con sus actos forjan su destino, y algunos factores lo dificultan o facilitan, pero son responsables ellos mismos. Hay un buen consuelo y lema a la vez de Paul Kennedy que dice en ‘Hacia el Siglo XXI’: “…en su mayor parte los pueblos del mundo, siempre que lo deseen, pueden responder de forma positiva al desafío del cambio…”. Sigue Kennedy: ”Responder al cambio puede significar alterar las posibilidades sociales, el sistema educativo, los modelos de consumo y ahorro, incluso las creencias básicas respecto a la relación entre el individuo y la sociedad.” Kennedy nos enseña en grande dónde buscar la respuesta a la pregunta ¿por qué? y nos dirige hacia el capital humano. El subdesarrollo está en la mente, según el título de un libro de un conocedor de la temática, Lawrence Harrisson. Sobreentendido que este autor no es boliviano, pues tratar un tema altamente espinoso como lo es el modo de ser boliviano exige del autor una valentía casi-suicida (como lo experimentó Alcides Arguedas…). La opción es continuar con los clichés de que todos los males se deben a la mediterraneidad, a la dependencia y a otros chivos expiatorios más que nos exculpan de la responsabilidad de cambiar – pues aparentemente no lo queremos. Reiterándolo: debe haber más reflexión sobre el modo de ser boliviano, y esta discusión exige un máximo grado de coraje civil para llegar en las conclusiones a la causa de las causas de tantos males que nos condenan al subdesarrollo. Si con valentía se identifican estas causas de fondo, y entre ellas con toda seguridad el modo de ser, se sabrá qué cambios tendremos que introducir en la sociedad (mediante la abolición de la inmunidad léase impunidad – para dar un solo ejemplo) para encontrar la salida del subdesarrollo. Lo triste es que aquellos bolivianos que son privilegiados por una organización ineficiente de la sociedad son los más favorecidos cuando la Renta Interna no funciona, cuando la Ley se aplica sólo a mis enemigos, y por lo tanto defienden la organización deficiente con uñas y dientes, pues representan las bases de su bienestar grupal – ¡qué importa el conjunto!!!!

1 comentario

  • By Willi Noack, 28 Abril 2010 @ 10:09 am

    Carlos Herrera [calinzell@hotmail.com] mandó su comentario:

    “Lean esto señores, he aquí la verdadera causa de la pobreza boliviana y de la cual son responsables, mas que nadie, las élites bolivianas (políticos, dirigentes sindicales y clases medias altas, que son los que al final tomaron las decisiones de fondo en nuestro país) que pensaron que hacer país era solamente levantar un Estado sanguijuela, descerebrado y obeso, olvidando que lo que define a un país son sus valores y su dedicación al trabajo, esto es, como concibe lo bueno y lo malo, lo progresista y lo retrógrada, lo inteligente y lo estúpido, y como entiende finalmente el origen del bienestar y la felicidad en la vida. Vean sino ahora cómo la ausencia de luz en la cabeza puede derivar en lo que ahora somos como país, un pueblo patético por su extravío, sinverguensura y “miseria mental”. Un saludo carlos.”

  • By www.salvaunamascota.es, 2 Octubre 2014 @ 7:11 am

    Que necesito para adoptar un perro en la capital española, españa (documentos, dinero, etc?

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