Una voz valiente – EL DIA (Editorial) – 23.4.2010

Por más ataques y humillaciones que recibe, la Iglesia Católica no cede en mantener vivo el compromiso con su pueblo. No debería sorprender que pese a todo lo que este Gobierno ha hecho para minar su credibilidad, siga siendo la institución más confiable del país.

El cardenal Julio Terrazas acaba de ser víctima de la más ruin de las patrañas, pero eso no fue razón suficiente para acallar su voz durante la inauguración de la asamblea de los obispos que concluyó el pasado martes en Cochabamba. En esa ocasión, el líder católico reiteró una vez más el riesgo al que está expuesto el país por el arrollador avance de los cárteles del narcotráfico, aseveración que molestó de sobremanera al vicepresidente García Linera, quien le pidió al prelado que no se meta en política. Llama la atención esa molestia, pues hablar de la drogadicción que crece en el país no es usurpar funciones, aunque sí es llamativo que el nuevo director de las fuerzas antidrogas ahora niegue la existencia de cárteles en Bolivia, pese a que su antecesor había hecho una severa advertencia en este sentido.
También exigió el Cardenal que se respete la independencia de la Corte Nacional Electoral, que ha estado sometida a presiones criminales de parte de hordas oficialistas que reaccionar irracionalmente luego de la derrota electoral del 4 de abril. Hoy vemos  cuán importante fue esa advertencia, al observar que las autoridades electorales están comenzando a ceder ante los embates oficialistas que pretenden cooptar la última de las instituciones de la democracia que se ha mantenido fuera del alcance de las garras del régimen.
Y no se trata sólo del Cardenal, cuya autoridad como pastor trasciende las fronteras, sino de toda la entidad que representa al noventa por ciento de un pueblo que se siente identificado con una lucha infatigable por la paz, la fraternidad y la justicia. Es así que la asamblea de obispos en pleno ha emitido un comunicado luego de cinco días de reunión, en el que han llamado a los políticos a la reconciliación en un momento de altísima confrontación. Con la voz valiente y sincera, los líderes católicos observan que se han “multiplicado los hechos de manipulación de la justicia, provocando un ambiente de sospecha y persecución que atemorizan a los ciudadanos, además de ahondar la desconfianza en los órganos judiciales”.
El grito de la Iglesia se hace eco de la desesperación de los bolivianos, cuando reclama “acciones decididas para superar las amenazas a la democracia y, en general, a la vida del país”. También ha exigido respeto a la misión educativa que ha desarrollado la Iglesia a lo largo de la historia y que se ve amenazada por acciones gubernamentales tendientes a configurar un sistema educativo laicista con graves señales de adoctrinamiento.
Luego de publicadas las conclusiones de la asamblea de obispos, autoridades gubernamentales ha reiterado su desdén y han vuelto a exigirle a la Iglesia que se dedique “a sus cosas”. No se descarta que los ataques sigan y los obispos lo saben; de hecho han insistido en que van seguir poniendo la otra mejilla, lo que quiere decir que van a guardar silencio sobre lo que ocurre en el país.

La Iglesia Católica mantiene su voz firme pese a los ataques del Gobierno. Ha pedido esfuerzos por salvar a la democracia en el país.

Fuente: http://elnuevodia.com.bo/index.php?cat=318&pla=3&id_articulo=31694

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