Jorge Lazarte: “El poder encuentra su propio límite” – LOS TIEMPOS ¡Oh! – 18.4.2010
Entrevista
Política | El politólogo y analista Jorge Lazarte hace una revisión de lo ocurrido en las recientes elecciones y del factor de gobernabilidad que ahora enfrenta el país.
Las recientes elecciones del 4 de abril han logrado resultados sorprendentes tanto para el oficialismo como para la oposición. En este contexto, recién se va a comenzar a planificar estrategias políticas, aunque ya hubo declaraciones del Presidente en sentido a negarse a trabajar con algunos gobernadores electos. El caso de las alcaldías también es emblemático, siendo la de La Paz, una de las más disputadas. En esta entrevista Jorge Lazarte hace un análisis del futuro del país en base al resultado de estas elecciones, en el que la voluntad de acuerdos entre una y otra parte serán fundamentales para lograr bases de gobernabilidad.
¡OH!: ¿Cómo evalúa el comportamiento de los electores ante esta votación siendo que han sido tan seguidas?
De un lado, y desde el punto de vista cuantitativo, puede decirse que nunca los procesos electorales desde los años ’80 habían contado con tanta participación electoral como en los procesos de los últimos cinco años. Sectores que en general solían abstenerse ahora votan. Es el “fenómeno Evo” que sirve de imán.
De otro lado, nunca el país había votado tanto en tan poco tiempo, lo que parece ser una razón para decir que la democracia se afianza. Sin embargo las cosas pueden también verse desde otro lado, diferenciando elecciones y democracia.
Hay países donde se vota regularmente desde hace décadas, y no son democráticos. Votar más en Bolivia ¿quiere decir más democracia? Pero también puede decirse que como nunca se habían desmontado las instituciones fundamentales del Estado de derecho. Con su voto la mayoría del país ha favorecido a los que violan y desprecian diariamente esta forma de funcionamiento del Estado, sin la cual no se puede hablar seriamente de democracia. En este sentido podría decirse que cuanto más se vota hay menos democracia. Es decir, el voto por sí mismo no califica a la democracia, y muchas veces puede estar contra ella.
En este contexto no deja de ser significativo llamar la atención que las elecciones autonómicas del 4 se hubieran realizado sin una ley de autonomías, que es lo que debía haberse aprobado previamente. Se dio el salto desde la constitución al proceso electoral sin pasar por la ley orgánica intermedia de aplicación. Estos prodigios son solo posibles en Bolivia, y a nadie parece preocuparle demasiado.
¡OH!: ¿Cuál ha sido el mensaje de estas elecciones hacia el oficialismo?
Se puede decir si el gobierno no ha obtenido lo que buscaba, y además ha logrado menos votos que en las últimas elecciones, es que una parte muy significativa del electorado, casi un tercio, le ha dado las espaldas. Es un límite a la arrogancia del poder, que cree que todo le está permitido, que es infalible, y que basta querer para poder. Este límite quiere decir que no está de acuerdo con ese poder que ha crecido tanto hasta hacerse incontrolable en su ejercicio, y que si no se lo frena puede terminar afectando a todos y no sólo a los políticos de oposición. Es el poder que se hace temer el que indujo a muchos a votar contra él. Son los resultados contraproducentes de los que creen que hacerse aplaudir es prueba de adhesión.
¡OH!: ¿Por qué el gobierno no vio venir este resultado?
Quizá su propia arrogancia le hizo despreciar lo que había afuera y lo que le podría pasarle desde dentro. La arrogancia es un punto ciego que le impidió ver que más allí de una oposición política dislocada, había una oposición social que había votado contra la constitución oficialista, y en las ciudades ese voto había estado muy cerca del 50%.
Sin los votos de esta oposición, la candidatura del MSM en la alcaldía de La Paz, estaba perdida pues los propios hubieran sido insuficientes para ganar.
Esta mismo arrogancia le impidió ver que los disidentes del oficialismo y del MAS- principalmente el MSM y dirigentes históricos del masismo como Patzi, o Villca tratados con igual desprecio- podrían hacerle daño si lograban expresar cierto descontento del voto masista contra el dirigismo de los dirigentes del Palacio. Quizá esta erosión fue lo que más alteró la habitual euforia del oficialismo.
¡OH!: ¿Funcionó el voto consigna?
Diríamos que de algún modo en todas las votaciones existe un núcleo de votantes “duros”, que votan siempre por “consigna” siguiendo sus pautas de fidelidad “ciega” y a toda prueba” El MAS tiene ese núcleo, y que dado el carácter personalizado del movimiento, es “evista”. Pero este núcleo es sólo una parte del total de sus votantes. Los otros son votantes más periféricos y dúctiles, que definen su voto en cada elección. Los dirigentes del MAS confundieron a unos con otros, y creyeron que debería bastar que el Presidente presente a su candidato para que la suma de todos esos votos se trasladen automáticamente en favor del candidato fabricado desde el poder. Esos votantes no duros tuvieron sus propias razones para no votar esta vez por los candidatos del MAS.
¡OH!: ¿Y en cuanto al voto castigo?
Hubo voto castigo, como en general se produce en toda elección. Lo importante es saber su peso en cada ocasión. En las elecciones de abril ese voto fue sobre todo de clase media que el gobierno creyó ya ganada por los resultados de diciembre del 2009. Esta clase media se movilizó electoralmente asustada o preocupada por los abusos de poder, sobre todo de los últimos meses y semanas, y que en sus atropellos involucró al mismo Cardenal, que es la figura de más peso moral en el país. En este sentido puede decirse que el gobierno cosechó lo que sembró, y que una parte importante del electorado decidió “castigarlo” allí donde pudo hacerlo sin mucho riesgo, que es en la mesa de votación.
¡OH!: ¿Se puede hablar de una reunificación de la oposición?
La apuesta de la oposición era existencial, es decir, seguir existiendo regionalmente, una vez que no cuenta nacionalmente. Ganó en la mayoría de las capitales de departamento allí donde pudo vencer su dispersión concentrándose en pocas candidaturas De esta apuesta salió aliviada. Existirá regionalmente. Pero una cosa es existir y otra justificar una existencia.
¡OH!: ¿Qué falta para ello?
La mayor debilidad de la oposición es su carácter reactivo. De algún modo es el mismo gobierno que la hace existir descalificándola todo el tiempo. Se puede existir de este modo, pero sin aspirar seriamente a ser alternativa de gobierno. Para ello tendría que responder a la pregunta que en forma de acusación le ha hecho el gobierno y también los votantes: ¿cuál es la parte de esa oposición en el país-problema que se ha heredado, y que nadie parece reivindicar? La respuesta le obligaría a ser autocrítica sobre lo que ella hizo para llegar a donde llegó el país en los últimos años. Lo que ocurre ahora en Bolivia es resultado de un proceso previo, que no es atribuible enteramente al MAS, ni mucho menos. Esta oposición cuando mandaba ¿qué hizo para cerrar las grandes fracturas históricas- étnicas, sociales, políticas y culturales- que hicieron crisis en Bolivia?
Es decir, la oposición debe pasar de la reacción a la proposición de un nuevo proyecto de país alternativo al que ahora se experimenta. A esto es lo que podemos llamar tener una “idea” de país distinto. Además le hace falta un liderazgo creíble que haga creíble esta idea o propuesta, y una estrategia no defensiva para ser reconocida como alternativa de gobierno. La oposición debe renovarse sustancialmente. No es fácil expresar una visión de futuro cuando se está demasiado atado a un pasado no reivindicable, por lo menos un cierto pasado.
En este momento la oposición sólo tiene votos, pero no tiene estructura política que los canalice. Esta tarea no es nada fácil, pues muchos dirigentes, viejos y nuevos, de oposición a sabiendas de que no pueden vencer al gobierno, prefieren hacerlo con el rival del mismo campo, y sólo por razones de sobrevivencia. A los cambios tectónicos que sacuden al país desde el gobierno, la oposición debe responder haciendo los suyos. Con todo, en las ultimas elecciones regionales se han podido advertir algunas débiles señales de que algo ya está empezando a sacudir los viejos hábitos.
¡OH!: ¿Cuáles son las condiciones de gobernabilidad con los nuevos cargos electos?
El que se hable tanto de “gobernabilidad” en los municipios con mayorías distintas, es una prueba de una profunda debilidad de la democracia. En países democráticos más avanzados también se producen situaciones en las que las mayorías que gobiernan no coinciden con las mayorías que fiscalizan, y no por ello se alarman con la gobernabilidad. La diferencia es que en nuestro país la cultura institucional es casi inexistente, como se ha podido evidenciar con declaraciones públicas de que sólo se puede trabajar o cooperar con los que son afines políticamente. Es esta ausencia de lealtad institucional lo que puede producir situaciones de ingobernabilidad, y no el resultado electoral en sí mismo. Para que haya gobernabilidad hay que atenerse a las normas democráticas. Es tan simple como eso.
Los pactos o acuerdos no deberían ser de gobernabilidad sino de gobierno.
¡OH!: ¿Considera un reclamo justo el del gobierno contra las cortes departamentales?
Quizá hay que diferenciar dos tipos de reclamos. Unos justificados, y que han conducido a las Cortes electorales a repetir las elecciones en más de cien mesas. No es corriente una repetición de esta amplitud, que revela las deficiencias en la administración electoral. Puede ser que estas deficiencias se hubieran producido también en elecciones anteriores. Si ahora salen a luz es porque los resultados en muchos casos han sido tan próximos, que los candidatos calculan que con unos pocos votos más pueden hacer la diferencia entre ganar o perder.
Estos mismos intereses políticos están en la base de las denuncias y amenazas del Presidente a las Cortes electorales donde perdió, y que por provenir de él son particularmente graves, peor aún si no vienen acompañadas de pruebas. Estas denuncias tienen el propósito de descargar sobre otros las responsabilidades propias de no haber logrado lo que se buscaba, y calmar el malestar y perplejidad internas. Sólo que esto puede tener efecto boomerang, pues a la vez pondría en duda los resultados de las elecciones de diciembre administradas por esas mismas cortes hoy descalificadas. El control del organismo electoral de todos modos está garantizado por la forma de elección que hoy figura en la nueva Constitución, pero esta no parece ser la principal razón de la ofensiva, sino la más banal ya señalada.
¡OH!: ¿Cual es el peor panorama que puede esperarse en este contexto?
Si se persiste con la visión y política ya anunciada de que el gobierno sólo va a cooperar con los suyos entonces puede esperarse, esta vez sí, problemas de gobernabilidad por conflictos promovidos y no fácilmente controlables.
Otro problema que puede ser fuente de conflicto va a ser la aprobación de la ley de régimen autonómico, de difícil ingeniería política para un gobierno habituado a imponer. El nuevo régimen de autonomías a va constituirse en el rompecabezas político del gobierno, tanto porque involucra gobernadores ya descalificados pero con los cuales debe entenderse, como porque también desde abajo su base social exigirá la puesta en marcha de las autonomías indígenas (y el control social) que juntamente con los otros niveles de autogobierno, conforman una telaraña no fácilmente armable ni manejable. En este sentido el país tocará el núcleo de la aventura política a la que ha sido arrastrado.
Es decir, un contexto político marcado por un gobierno que tendrá que enfrentar una oposición externa reactivada desde las regiones, incluyendo el factor MSM, y una interna surgida desde dentro. Puede ser el inicio de una nueva configuración política, cuyo carácter dependerá de lo que el gobierno defina como estrategia a partir de lo que sólo parece contar para él, que son los intereses de poder. Pero como se sabe en algún momento el poder encuentra su propio límite.
http://www.lostiempos.com/oh/entrevista/entrevista/20100418/jorge-lazarte-el-poder-encuentra-su-propio-limite_66523_121552.html