El mito – Cayo Salinas / EL DEBER – 17.4.2010

Después de los resultados del 4 de abril, el Gobierno necesitaba trasladar el escenario de debate para generar una agenda política en la perspectiva de minimizar el golpe.

No hacerlo le hubiera significado mayores problemas ante la constatación más cruda respecto al mito y su aureola de invulnerabilidad.
Y si bien el MAS obtuvo victorias en varias gobernaciones, la derrota en otras y la pérdida en importantes alcaldías fueron referencia respecto al peso específico de una serie de ‘verdades a medias’ que fueron introduciéndose en la conciencia colectiva, al punto que se creía, por ejemplo, que Evo era invencible en El Alto o que en Achacachi u Oruro, su tierra natal, era imposible su derrota.
Después del 4 de abril, con un millón de votos menos, el mito y la construcción que se pretendían de él engendran un proceso de deterioro con consecuencias de innegable trascendencia. En todo caso, la estrategia de que Evo sea una especie de co-candidato, encabezando la campaña principalmente en el oriente y sur del país, atestigua la creencia en el mito en la lógica de tomar la mayor cantidad de gobernaciones y alcaldías frente al falso concepto de que occidente era territorio vedado para quien no profesa con los postulados masistas.
Los resultados de abril fueron, a toda luz, contrarios a esa bitácora. Los cálculos palaciegos estuvieron errados y arrojaron consecuencias que seguramente derivaron en asumir medidas no sólo para poner en agenda temas que dejen a un lado las repercusiones del fracaso, sino para reposicionar la imagen de Evo en esa lógica de construcción del mito.
Así lo hicieron. La arremetida contra sectores de la sociedad civil cruceña, el ataque a los integrantes de las cortes departamentales y algunos presidentes de mesa allá donde el MAS no ganó, la amenaza e intimidación en la aplicación de la bautizada ‘ley guillotina’ y la contundente aseveración de que el Gobierno no apoyará ni trabajará con autoridades electas de oposición a las que se ha tildado –luego de que merecieron el voto del soberano– de corruptas, promotoras de la escisión y neoliberales, son señales más que elocuentes respecto al tono que el Gobierno pretende imprimir de cara al fracaso del 4 de abril.
No cuadra aquello de que antes tenían tres y ahora tienen seis gobernaciones. No para el MAS y el poderoso aparato político que maneja. Hoy actúan de esta manera porque buscan ocultar errores cometidos y utilizan la diatriba y el ‘amedrentamiento’ para mostrar fortaleza en momentos en que los efectos del revés sufrido fueron peor de lo que se esperaba.
Algo ha sucedido. Lo dice la reacción y la arremetida de los últimos días. No sé si los constructores del mito temen ser derrotados por quienes se creía que eran sus edificadores. Si no, ¿cómo explican que Evo pierda en regiones del altiplano donde se suponía que su sola imagen bastaba para lograr una conducta orgánica? Al final, los mitos viven en el recuerdo de quienes los construyen. Los estadistas pasan a la historia.

* Abogado

http://www.eldeber.com.bo/2010/2010-04-17/vernotacolumnistas.php?id=100416213443

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