El MAS y la realidad – LA PRENSA (Editorial) – 14.4.2010

Los delegados de los partidos debieron haber impugnado las votaciones de aquellas mesas donde se detectaron síntomas de fraude o errores.

El presidente y su partido, el Movimiento Al Socialismo (MAS), se han atribuido la victoria en las elecciones departamentales y municipales del 4 de abril. Pero las expresiones de los rostros de quienes hacen gala de esta supremacía no son de felicidad ni alegría.

Sin embargo, la realidad demuestra que el partido del Presidente sufrió una derrota contundente en esas elecciones. No sólo se confirmaron triunfos opositores departamentales y municipales en Beni, Santa Cruz y Tarija, sino y especialmente, en las alcaldías de La Paz y Oruro, consideradas ciudades masistas. El oficialismo perdió en varias alcaldías provinciales, como la de los “ponchos rojos”, en Achacachi, o de Quillacollo, en el centro cochabambino, reducto que se suponía era del MAS, y otros municipios rurales, cuyos dirigentes critican ácidamente al entorno presidencial y al propio Mandatario.

Las victorias oficialistas en Pando y en el municipio de Cobija sirvieron para penetrar en la “media luna”, pero no compensaron sus derrotas en las ciudades de La Paz y Oruro ni su apretado triunfo en El Alto, donde en octubre de 2003 se originó el levantamiento popular que derivaría en la asunción del MAS y de Evo Morales al poder. Es cierto que, si se comparan los resultados del 4 de abril de este año con los de 2005, el MAS ha logrado una mayor expansión y respaldo. Pero si se compara con las elecciones del 6 de diciembre de 2009, fue una derrota catastrófica porque, de 2.943.209 votos, el 4 de abril bajó a 1.829.014 votos. Es decir, en casi sólo cuatro meses perdió 1.114.205 votos.

Sin embargo, los mismos masistas saben que la comparación entre comicios municipales no puede ser considerada al momento de medir el fruto del plan para expandir el proyecto hegemonista. Si no fuera cierto esto, ¿por qué el Presidente insiste en decir que no quiere gobernar con los alcaldes y gobernadores opositores?

Estos resultados fueron el detonante de los reclamos y amenazas, lanzados incluso por Morales, de procesar a los miembros de los departamentos en que el MAS perdió. El Gobierno los acusa, sin presentar pruebas irrefutables, de haber cometido fraude y trata de desprestigiar a la institución pública más creíble. Pero además busca, sin tregua, modificar los resultados para poder lanzar el grito de victoria que se le quedó en la garganta.

Las cortes electorales decidieron que se repitan las elecciones en las que se presentaron casos irregulares comprobados. La norma establece que no se puede retroceder a ninguna etapa que ya se cerró dentro del proceso electoral. Los delegados de los partidos debieron haber impugnado las votaciones de mesas donde se detectaron síntomas de fraude o errores. Si dieron su conformidad, suscribiendo las actas, ya no hay nada que hacer. Lo contrario sería violar el Código Electoral. El Gobierno no debe pretender torcer los resultados electorales por esa vía.

Si el MAS quiere enjuiciar a las autoridades de las mesas, echándoles una culpa que no tienen, debe hacerlo también con sus delegados que pudieron haber incumplido su obligación de controlar el escrutinio de su mesa.

El Primer Mandatario debería evitar equivocarse por desconocimiento, mal asesoramiento o por hacer caso a enceguecidos oficialistas que no aceptan otro resultado que no sea la victoria porque la derrota no estaba en sus planes.

http://www.laprensa.com.bo/noticias/14-04-10/noticias.php?nota=14_04_10_edit1.php

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