Elecciones sin debate – Marcelo Ostria Trigo – 14.11.2009

¿Ha cambiado el escenario de la confrontación de ideas con el advenimiento de la televisión? ¿Los debates presidenciales muestran las diferencias entre los candidatos y permiten percibir su capacidad y nivel de formación, esenciales para confiarles el  gobierno? ¿Hay cobardía intelectual o mala fe cuando un candidato se niega a debatir propuestas, planes y ofertas a la ciudadanía? Estas son algunas preguntas que en épocas de elecciones se hacen los votantes.

Una de esas preguntas tiene una respuesta concluyente: el escenario de una campaña electoral –debates incluidos– ha cambiado con la televisión. Este cambio se inició con el gran debate John F. Kennedy – Richard M. Nixon el 26 de septiembre de 1960 (siguieron otros tres en esa campaña).

No hay duda, quien aspira a ser presidente debe tener la capacidad para trasmitir sus propuestas de gobierno. En la claridad del pensamiento político y de las propuestas se proyecta un futuro régimen. Así se contribuye al voto responsable. La negativa de un candidato a exponer su figura política y a mostrar sus propuestas, denota un trasfondo antidemocrático. El voto consigna es frecuentemente producto del desconocimiento de las alternativas de elección y, en verdad, el debate puede fracturar la consigna.

Después de 1960, es impensable que los candidatos presidenciales no debatan ante la ciudadanía. En Bolivia lo hicieron con regularidad (1985, 1989, 1993, 1997 y 2002). En el Brasil, los candidatos presidenciales han debatido desde 1995. En Chile, desde el fin del gobierno de Augusto Pinochet, todos los candidatos debatieron. Lo hicieron en el Perú Vargas Llosa – Fujimori, Toledo – Alan García y Alan García – Ollanta Humala. Hay debates en los países europeos y en el Japón. A ningún candidato verazmente demócrata se le ocurre, ahora, negarse a debatir, menos aun descalificando a sus oponentes con acusaciones impertinentes o por su pensamiento político.

La negativa del candidato – presidente Morales no es nueva; es la reiteración de lo sucedido en 2005, cuando “el gran ausente en los debates presidenciales fue el candidato del MAS” (Cayo Salinas). Es fácil percibir la causa de esta nueva negativa del candidato masista.

Ahora, se presenta el caso de los candidatos vicepresidenciales. El candidato vicepresidencial del Movimiento al Socialismo ha rechazado el desafío a debatir del candidato opositor Leopoldo Fernández. “…el vicepresidente Álvaro García Linera, manifestó que no debatirá con Leopoldo Fernández y calificó el planteamiento como fuera de lugar (?)”. “…no voy a debatir –reiteró García– con una persona que tiene cuentas de esos actos criminales. Por tanto, está descartado un debate con personas vinculadas con la dictadura, las masacres y las privatizaciones” (Hoybolivia.com, 12.11.2009).

Este escape al desafío es deplorable. Leopoldo Fernández no ha sido condenado por los hechos terribles que menciona el vicepresidente; es inocente hasta que no se le pruebe lo contrario. Pero ya surgieron las voces roncas: el retador “no tiene autoridad moral” para debatir con un “intocable”. Vaya tontería. Realmente los que no tienen autoridad moral son los cómplices de la entrega del país a la satrapía de Chávez, de la violación de los derechos fundamentales, de las incongruencias económico–financieras, del desconocimiento del Estado de Derecho y de tantas tropelías y casos no resueltos.
Pero aun así, tienen el derecho a debatir.

Fuente: http://www.hoybolivia.com/Noticia.php?IdEdicion=558&IdSeccion=7&IdNoticia=23484


1 comentario

  • By Martha Hill, 25 Noviembre 2009 @ 11:16 am

    Gracias por estavaliosa informacion. Muy oportuno tu comentario.

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