Dos trabajos de Gonzalo J.S. Quiroga Soria, PhD. – 11.11.2009

Libera cogitatio

Ineficiencia económica organizada

EL deterioro sostenido

Gonzalo J.S. Quiroga Soria, PhD. , Doctor en Ciencias Económicas y Empresariales.

El comunismo bolchevique en su aplicación a lo largo de la historia y en diferentes países ha sido conocido también como “capitalismo de Estado”, definición más precisa en lo concerniente a Bolivia, donde el capitalismo rentista es renta que el Estado percibe principalmente de los hidrocarburos. Del capitalismo rentista al capitalismo de Estado el paso es realmente corto y fácil de dar, si uno se lo propone, como es el caso de Morales. En lugar de distribuir la renta en inversiones estructurales para el desarrollo de una producción privada y diversificada, competitiva en los mercados exteriores, transforma la renta del Estado en la renta de su “finca privada”. ¡Y luego dicen que la propiedad privada está amenazada en Bolivia! Si el Estado no se diferencia del gobierno y el gobierno no se diferencia de Morales y Morales es el “líder”, pues es obvio que Bolivia entera es la propiedad privada del Morales, ¡economista excelso!

Pero otra característica que el comunismo bolchevique tuvo, sobre todo en la ex URSS, fue la de ser un “comunismo de guerra”. Otra definición que señala con precisión lo que ocurre en el “estado plurinacional”. En el comunismo de guerra, el sistema está orientado al consumo, pero se trata de un consumo que no apunta a satisfacer las necesidades básicas de la población. Más bien, genera un “consumo improductivo”, concentrado en mantener e incrementar la maquinaria bélica, por lo demás risible si los EE.UU. decidieran invadir – en el caso negado – a Bolivia. Ciertas ideas, sólo las puede tener Morales. Por si fuera poco, inclusive pensando en una guerra larga, el consumo del “comunismo de guerra” es de breve período y, por lo mismo, no está sujeto a un crecimiento continuo, como es el caso del consumo de masas para satisfacer las necesidades de la población entera.

Así que, mientras – con todos los defectos del caso – en el capitalismo dotado de cierta sensibilidad social, al ser aderezado con economías sociales de mercado, la producción se encamina al consumo de bienes para la población (otro asunto es el consumismo desenfrenado, perversión del sistema y que un Estado social debe corregir), en el “comunismo de guerra” la producción – en este caso renta hidrocarburífera de la finca Morales – está destinada a generar improductividad. Vale decir, la renta hidrocarburífera  da lugar a sólo más renta malgastada en compra de armas mientras colapsan los sistemas que cualquier Estado capitalista asegura a sus ciudadanos, por ejemplo la salud, el seguro social, etc.,

El informe de desarrollo humano presentado por PNUD en este punto nos indica que 4 de cada 10 niños están en desnutrición extrema, nuestras Reservas Internacionales no crecen al mismo ritmo que se habían mantenido en los dos últimos años, pero para el gobierno dar como noticia altamente importante que Bolivia crecería “al menos” un 3%, muy por debajo de las metas establecidas por Arce Catacora, es lo que debe destacarse sin decir que la capacidad adquisitiva del boliviano ya ha perdido un 60 % y que el 2010 será el año del desempleo, mientras el avión de 30 millones de dólares se hace necesario para el presidente.

Por si fuera poco, y esto explica la ineficiencia económica organizada boliviana, vivimos, guste o no, en plena globalización. La naturaleza “anárquica” del gasto público (¡ups!, perdón, privado) de Morales se conecta con las líneas fundamentales de las relaciones económicas internacionales. En la globalización, los problemas relativos al mercado, a los precios, a la competencia, a las crisis, son cada vez más problemas de toda la economía mundial que, en el interior de cada Estado, se plantean como problemas de organización.

Organizarse para enfrentar la globalización con el “comunismo de guerra”, cuyos fondos proceden del capitalismo rentista y cuyo dueño es el “líder”  de la revolución más ridícula de la historia nacional, es como declarar de la noche a la mañana la ineficiencia económica organizada. Es más, ¡me extraña que no haya todavía salido el decreto en la Gaceta Oficial!

(*) Doctor en Ciencias Económicas y Empresariales.


Libera cogitatio

EL deterioro sostenido

Gonzalo J.S. Quiroga Soria, PhD. (*)

El papagayo de Chávez necesita llamar la atención de sus aliados y por ello propone el inicio de las hostilidades bélicas amenazando a Colombia y sin el menor arrugo el “macho” de García advierte a los bolivianos que debemos prepararnos para una “potencial” confrontación con los Estados Unidos de Norteamérica. Quien puede seguir soportando tantas estupideces.

El país se está cayendo a pedazos. La delincuencia hace de las suyas en un entrevero donde las investigaciones no determinan si se trató de un asalto o de un uso político del hampa. La canasta familiar es la irracionalidad de un vacio. Los atentados a la propiedad privada como pública se disfrazan de declaraciones irresponsables que no resiste un análisis desde el punto de vista jurídico.

El deterioro de las formas políticas corre paralelo. Cae el gobierno por su ineptitud y caen los llamados “partidos democráticos” por su consistencia de barro. La organización sociopolítica y los habitantes de este campamento en lo que ha sido transformado o apagan sus miedos en el encierro del entorno cercano o botan sus angustias en los portales de las frases desesperadas o entierran la cabeza en la arena del desierto o se dedican a litigar en torno a unas elecciones que llevan en sí mismas un veneno mortal o simplemente se encogen de hombros y aseguran que hay que seguir viviendo mientras se pueda.

La discusión pública es banal. Las ondas de transmisión están infectadas de intrascendencia. La discusión gira en torno a los fantasmas y al acomodamiento cómplice. Se habla de elecciones mientras los pedazos de país caen a nuestros pies como cornisas desprendidas por el efecto indetenible de una lluvia ácida. Nos miramos los dedos de la mano sin nada que asir, sin futuro predecible a no ser el de la ruina nacional, nos hundimos en las nuevas costumbres y en los nuevos hábitos que bien pueden definirse simplemente como adaptación al caos.

Si, Bolivia es el país de las maravillas que el MAS esta “construyendo” mientras el INE mejora el PIB per cápita de US$ 1010 el 2005 a US$ 1.651 el 2008, las exportaciones caen en un 25 % pasando de US$ 5.285 millones a US$ 3.901 millones, 30 pozos de hidrocarburos han dejado de producir por falta de inversión extranjera provocando que el 2009 por primera vez el 25% del diesel, gasolinas naturales y el gas licuado deba ser importado y la poca población que puede tener un trabajo se da cuenta que con el mismo salario ya no puede comprar lo mismo que hace cuatro años. Es solo ilusión que muestra a las claras que los anuncios del gobierno falsean el incremento del salario mínimo vital que no es tal sino más bien un deterioro del 2.8%, poniendo a Bolivia con las remuneraciones más bajas de Latinoamérica. Es el país de los plurinacionales.

Hoy se vive los tiempos de la oscuridad. Deambulamos, no vivimos. A ratos recordamos a Platón y a su cueva y nos preguntamos si alguien trata de escalar para salir, ver y regresar a contar a los encerrados que hay un mundo distinto que se puede perseguir. Algunos soltamos a diario el desafío, por si algún oído está aún abierto, mientras recordamos a Carroll y a la pequeña Alicia con su frase “en nuestro país no hay más que un día al mismo tiempo” o sentimos la presencia inefable de Dionisio, tirano de Siracusa, utilizando su peñasco en forma de oreja para oír lo que sus prisioneros decimos.

Hay que decírselo a los bolivianos por un lado está un gobierno convertido en partido político cuya base de sustentación es un mercantilismo subdividido en parcelas de poder para una fracción de burócratas tarifados y un numeroso sector que recibe las migajas que caen de la mesa de los opíparos comensales. En el otro sector, erigido como oposición y/o disidencia, el fraccionamiento es más incisivo integrada por caudillos de los partidos políticos que pretende sustituir esa vanguardia ufanadas por su aceptación popular, en el medio la concientización de dicha realidad mucho más allá de las palabras y una actuación cónsona con los altos intereses del país. Si ello no es así, si predominan los intereses individuales y de grupo por sobre los colectivos, iremos rumbo al fracaso y hacia la perdida de todo lo que se considera como valores y procederes democráticos. Es nuestro deterioro paulatino pero sostenido.

(*) Doctor en Ciencias Económicas y Empresariales.

Enviado a eforobolivia.org por el autor Gonzalo Quiroga [quirogasoriag@yahoo.com]

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