Elecciones y democracia – Marcelo Ostria Trigo / La historia paralela – 30.3.2010
En pocos días (el próximo 4 de abril) una vez más habrá elecciones en todo el territorio de Bolivia. Serán elegidos gobernadores, miembros de las asambleas departamentales y alcaldes y concejales municipales. Sin embargo, esto que tendría que ser un ejercicio corriente en la vida institucional, va tomando un preocupante cariz; es decir se están distorsionando las reglas de la democracia.
Entre los propósitos subyacentes del oficialismo, se cuenta el de mostrar a la comunidad internacional que bajo su administración del Estado hay elecciones periódicas, con distintas opciones partidarias. De esta manera, procura conseguir avales de una pretendida conducta democrática. Y no faltan los incautos y los cínicos que intentan hacer creer que los triunfos electorales –aun los obtenidos con fraude e intimidación- otorgan un “diploma” de conducta democrática. No se toma en cuenta que, “si bien las elecciones constituyen un elemento central de la democracia, no necesariamente garantizan su permanencia y fortalecimiento, como se viene repitiendo. Incluso la multiplicación de elecciones puede ser un medio perverso para acabar con la democracia”. (Antonio Pérez Esclarín. Educador venezolano).
Pero no le falta ingenio al oficialista MAS. Siguiendo al chavismo, se aleja de la tradición del estalinismo castrista de convocar a elecciones sólo con candidatos únicos: los del régimen. Es que han cambiado los tiempos y los populistas ahora permiten que se presenten opciones opositoras, con la seguridad de derrotarlas usando cualquier medio, incluidos la intimidación y el fraude.
El gobierno del Movimiento al Socialismo de Evo Morales, para lograr ventajas y exponer triunfos electorales, ha encontrado un método singular: en cuanto sale un candidato opositor lo intimida y lo acosa judicialmente; inicia investigaciones y diligencias en su contra, en la mayoría de los casos encomendadas a funcionarios ostensiblemente funcionales al poder político.
Los cargos contra los candidatos opositores son de la más variada naturaleza. El régimen presiona con un sinnúmero de denuncias, y le importa poco que, como en el caso de la disputa electoral por la Alcaldía de La Paz, un candidato, ahora opositor, pertenezca al llamado Movimiento sin Miedo, MSM, aliado del MAS en los últimos cuatro años. A los candidatos, y a los que detentaron el gobierno municipal de La Paz, todos militantes del MSM, seguramente el gobierno de Evo Morales los acusarán de múltiples tropelías.
Está visto que el MAS nunca se siente satisfecho, aunque vaya logrando, a toda costa, triunfos electorales. Es que no tolera a los que tienen la osadía de disputarle un cargo electivo y, aunque el opositor pierda, el “castigo” será buscado con ahínco y persistencia, en la forma de una sañuda persecución y odiando… Claro que, si el opositor gana, la revancha será aún más inclemente. Este es el caso del prefecto de Pando que, ganando un referendo revocatorio, sigue cautivo, como preso político.
La persecución a los candidatos tiene el propósito de atemorizar, creando fantasmas y enemigos donde no los hay. ¿O será que la torpeza y la prepotencia son señales de miedos ocultos? Lo cierto es que ya poco importa si hay o no pruebas, indicios o indicaciones de delitos o faltas. Lo que se busca es la descalificación de hipotéticos rivales, y se llega a la demasía de incluir, como blancos en esta campaña desenfrenada de persecución judicial, a tres ex presidentes y a un ex vicepresidente.
Todo en esto en “tiempos de cólera” e intolerancia populista: tiempos electorales…
Autor: Marcelo Ostria Trigo
http://www.lahistoriaparalela.com.ar/2010/03/29/elecciones-y-democracia-2/