La otra cara de las remesas – Gary Antonio Rodríguez A. / HOYBOLIVIA – 23.3.2010
Que Bolivia reciba desde el exterior 1.000 millones de dólares por remesas anuales no es poca cosa. Este monto representa la segunda mayor fuente de divisas para el país después de las exportaciones, superando de lejos a la Inversión Extranjera Directa.
Tan importante suma es generada por los más de 2 millones de compatriotas que han migrado al extranjero, principalmente en la última década.
El hecho que esta lluvia de dólares llegue vía remesas, nos revela que lo producido por los bolivianos en el extranjero resulta –proporcionalmente- muy superior a lo que diez millones de personas producimos en el país cada año.
Pese a que no todos los migrantes mandan dinero al país (los niños, ancianos y desempleados estacionales), a que no lo hacen de manera sostenida, y que sólo envían una pequeña porción de sus ingresos -suponiendo que apenas fuera un 10%- esos migrantes anónimos estarían generando por lo bajo 10.000 millones de dólares anuales en el exterior, mientras que una población cuatro veces mayor en Bolivia, habría generado un PIB cercano a los 18.000 millones de dólares el pasado año. ¿Qué demuestra esto? Que cuando al boliviano se le da la oportunidad de trabajar -así sea en condiciones infrahumanas- rinde, y mucho.
La migración es un derecho humano, es cierto. Sin embargo, el problema se da cuando el motivo para abandonar el país se debe a la falta de empleo, la pobreza, o cuando se ha perdido la fe en su Patria. Esto ha motivado incluso a que profesionales vayan a trabajar en rubros que requieren mano de obra no calificada (agricultura, minería y servicio doméstico). Y si bien ningún trabajo que sea legal denigra, esta situación lastima. ¿Quién no tiene algún pariente, amigo o ex vecino subempleado en el extranjero, porque su status migratorio no está en regla?
Más allá de que el sacrificio de nuestros migrantes haya contribuido a disminuir las deudas o mejorar la capacidad de gasto de sus familiares en Bolivia, ¿qué de la contrapartida?
Desintegración familiar, mala educación de los niños y libertinaje en los jovencitos, sin dejar de mencionar los dramas de esta nueva categoría de “huérfanos” que acaban víctimas de la borrachera, drogadicción, prostitución, violaciones, etc., amén de los vejámenes que también sufren sus padres en el exterior.
Muchos migrantes sufren por ser discriminados y abusados. La sociedad boliviana sufre por causa de las familias disgregadas. ¿Qué hacer para resolver esto, cuando miles de migrantes están retornando por la falta de trabajo en los países impactados por la crisis global? Si está claro que su partida fue por causas como el desempleo y el endeudamiento; la búsqueda de una mejor remuneración; por la declinación de la economía; o por la situación sociopolítica del país, la solución para evitar más migración -así como para una exitosa “repatriación” de nuestros compatriotas- resulta simple y compleja a la vez.
“Simple” porque bastaría con generar las mejores condiciones para que la gente se anime a retornar a Bolivia, tal vez para invertir, producir o emplearse de una forma digna y sostenible, a fin de poder mantener y reintegrarse a su familia.
“Compleja” porque exigiría implementar políticas públicas “con los pies sobre la tierra”. Garantizar la inversión, incentivar toda forma de producción legal que esté orientada al mercado interno y externo, sería un buen punto de partida. Siendo que no hay misterio en esto, entonces, como dice Nike: “Just do it”.
* El autor es economista y Gerente General del IBCE
Fuente: http://www.hoybolivia.com/Noticia.php?IdEdicion=677&IdSeccion=7&IdNoticia=30065
By Carolinma, 8 Julio 2010 @ 18:18 pm
cariños