Lógica aymara – Marcelo Varnoux Garay / LA PRENSA – 11.2.2010
“El problema es que la idea repetida, ad-nauseam por el oficialismo de la supremacía de lo indígena, del rescate de valores que habrían soportado 500 años de opresión, está afectando la estructura misma del “instrumento político” y promete convertirse en el principal obstáculo para la pretendida realización de un Estado “socialista comunitario”.”
Después de lloriquear (sin lágrimas) frente a las cámaras de televisión y pedir perdón por el error cometido al “supremo jefe” Evo Morales, Félix Patzi fue sancionado, en el marco de la justicia comunitaria —por dirigentes campesinos de la provincia Aroma del departamento de La Paz— con la obligación de fabricar 1.000 adobes para lavar su “pecadillo”. Con la misma lógica, a Goni se le podría exigir que pida perdón al
país, vía medios de comunicación, por lo ocurrido en octubre de 2003 y, tal vez, imponérsele la obligación de fabricar 100.000 adobes.
Esta lógica aymara desnuda completamente la falacia que se esconde detrás del discurso “indigenista” del Gobierno del MAS. En los hechos, se están construyendo prácticas culturales cuya “originalidad” linda con el ridículo. El problema es que la idea repetida, ad-nauseam por el oficialismo de la supremacía de lo indígena, del rescate de valores que habrían soportado 500 años de opresión, está afectando la estructura misma del “instrumento político” y promete convertirse en el principal obstáculo para la pretendida realización de un Estado “socialista comunitario”.
Si hay un hecho que destacar en este zafarrancho ocasionado por Patzi, no es el estado inconveniente en el que fue encontrado por la Policía, sino la percepción, entre varios dirigentes campesinos e indígenas del MAS, que existe discriminación dentro del instrumento; que los masistas “blancos” (q’aras) segregan a los masistas “morenos” (t’aras), quienes realmente serían la base electoral de Evo Morales. En los hechos, se ha instalado una controversia racista en el interior del oficialismo que promete ser amarga y destructiva. Por supuesto, dicha situación ha sido ampliamente alentada por los ideólogos indigenistas, cuya cabeza más visible no es el ex-candidato a la Gobernación del departamento de La Paz, sino el Vicepresidente del Estado Plurinacional.
Efectivamente, en la disertación que se mandó a través del canal estatal para explicar los pilares de futuro Estado socialista comunitario, García Linera otorga un papel central a los indígenas.
El resto de la población boliviana —por cierto, la mayoría— prácticamente es ignorada y encapsulada en una categoría de “otros”. Por supuesto, la pregunta es: ¿Cuál es la supremacía moral o ética del mundo indígena —más propiamente aymara— para imponer al resto del país una visión que, en sí misma y a pesar de los esfuerzos por dotarle de un “plusvalor” cultural, es anacrónica y definitivamente antidemocrática?
Patzi se ha encargado de dar una pista al respecto: no existen en realidad prácticas indígenas que sean superiores a los valores convencionales de la sociedad occidental. La farra no es ritual, es una cuestión cultural que atraviesa a la sociedad boliviana en todos sus estratos: se bebe por cualquier motivo y hasta ocasionar desgracias. Especialmente se festeja por lo que se tiene (casas, autos, dinero, terrenos, etcétera) y, por lo tanto, eso del “socialismo comunitarista” está bien para una clase de sociología, pero de ninguna manera para la construcción de una nueva institucionalidad estatal. La conducta de Patzi está haciendo añicos el elaborado discurso que le ha permitido a Evo Morales ganar dos elecciones con mayoría absoluta, modificar las reglas de juego constitucionales, concentrar el poder de un modo inédito y, de paso, hacer creer a millones que estamos atravesando un verdadero proceso de “cambio”.
Politólogo y catedrático
Fuente: http://www.laprensa.com.bo/noticias/11-02-10/noticias.php?nota=11_02_10_opin1.php