Leyes en tiempo récord – LA RAZON (Editorial) – 4.2.2010

“Pero, volviendo a la realidad, cabe esperar la votación en bloque por el sí o por el no, tal vez la conducta más recurrente en los próximos años; ya se sabe que el diálogo ofrecido por el Presidente a la oposición para recoger aquello que mejore su segunda gestión no será acogido como tal en la Asamblea Legislativa, con la anunciada aplicación de la “aplanadora” oficialista. Así, las viejas prácticas parlamentarias de los tiempos neoliberales no desaparecerán del todo y, como ocurrió en el pasado, valdrá más una mano levantada que una sugerencia bien intencionada, todo esto con el respaldo de los dos tercios y la rápida movilización de los sectores sociales.”

Existen destacados ejemplos en la historia del que fuera Congreso Nacional, sobre cómo solitarios legisladores, al margen de su filiación política, aportaron y lograron cambiar el rumbo de ciertas leyes para bien. Ojalá valga más una sugerencia bien intencionada y no la simple mano levantada.

Materializar un programa de gobierno en aspectos tangibles como son las normas de alcance nacional y a la velocidad que exige el Presidente, ha colocado a la Asamblea Legislativa, a 13 días de haber sido iniciado el segundo período de gobierno, en situación de aprobar la mayor cantidad de leyes en el menor tiempo posible, toda vez que su rol es esencial en la construcción de la nueva arquitectura estatal y en la consolidación de aquella visión que perfila a Bolivia como un Estado de carácter socialista y comunitario.

Aprobar instrumentos legales para cumplir el paquete ofrecido en tiempos electorales y con la presión del plazo acordado con el Jefe de Estado, podría hacer que la Asamblea Legislativa pase por alto mecanismos propios de la elaboración, redacción, aprobación y sanción como la legislación comparada o el control de calidad para evitar colisiones con otras normas o vulneraciones de la nueva Constitución Política del Estado.

Los plazos fatales —Carnaval, primero, y los seis meses que señala la propia Constitución, después— serán utilizados para que las cámaras de la Asamblea Legislativa aprueben a marcha forzada lotes de leyes cuyo contenido podría no ser conocido por la mayoría de los parlamentarios. Es de esperarse que se establezcan mecanismos internos para que la socialización de los articulados llegue a todos los legisladores y éstos no se limiten a levantar la mano o intentar que se incluyan complementaciones por mera intuición en el tema sometido a legislación.

Hasta aquí es la parte institucional, grupal, de bancada… Sin embargo, existe un elemento de carácter individual que puede marcar la diferencia con parlamentarios o parlamentarias que decidan diferenciarse de la actuación en bloque y, con esfuerzo, voluntad y compromiso con sus electores, se empapen del espíritu y alcances de una determinada ley para mejorarla, a favor de los destinatarios de la norma, en los comités, comisiones o finalmente en el pleno de la Cámara de Diputados o en el Senado.

Una golondrina no hace verano, dice el refrán, pero existen destacados ejemplos en la historia del que fuera Congreso Nacional, sobre cómo solitarios legisladores, al margen de su filiación política o si eran oficialistas u opositores, aportaron y lograron cambiar el rumbo de ciertas leyes, dotándoles de mayor claridad conceptual o generando nuevos mecanismos para una óptima aplicación en la sociedad. Es, entonces, un reto para quienes, conociendo la cartelera de leyes que se expone en los muros de la Asamblea, se crean con capacidad para colocar una impronta personal a un producto colectivo.

Pero, volviendo a la realidad, cabe esperar la votación en bloque por el sí o por el no, tal vez la conducta más recurrente en los próximos años; ya se sabe que el diálogo ofrecido por el Presidente a la oposición para recoger aquello que mejore su segunda gestión no será acogido como tal en la Asamblea Legislativa, con la anunciada aplicación de la “aplanadora” oficialista. Así, las viejas prácticas parlamentarias de los tiempos neoliberales no desaparecerán del todo y, como ocurrió en el pasado, valdrá más una mano levantada que una sugerencia bien intencionada, todo esto con el respaldo de los dos tercios y la rápida movilización de los sectores sociales.

http://www.la-razon.com/versiones/20100204_006993/nota_245_948530.htm

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