El valor real de la nueva constitución – LOS TIEMPOS (Editorial) – 31.1.2010

Dos violaciones a la CPE en una semana son un buen anticipo de lo que nos espera. Y recién estamos comenzando. ¿Podrá alguien decir que en Bolivia impera un régimen constitucional?

Gran parte de los últimos cuatro años de la historia de nuestro país ha estado marcada por las pugnas políticas alrededor de la reforma constitucional.

Tanto para quienes ya tenían un muy bien elaborado proyecto político dirigido a transformar radicalmente las estructuras políticas, sociales y económicas de nuestro país, como para quienes se empeñaban en evitar, o por lo menos morigerar los cambios que ya se veían venir, el texto constitucional fue el principal escenario de todas las batallas. Así, durante los últimos años, todas las energías y atención del país se concentraron en el tema.

Fue tanta la importancia que se le dio al contenido del nuevo texto constitucional que a punto estuvimos de llegar a una guerra civil con ese motivo. Muchos muertos y heridos quedaron en el camino, todo porque se suponía que de lo que quedara o dejara de quedar escrito en la nueva Constitución dependía el futuro de todos. A juzgar por la importancia que le daba a la futura Constitución, podía creerse éste era un país decidido a hacer de su nueva “Ley de Leyes” lo que guíe cada uno de sus pasos en lo porvenir.

Gran engaño colectivo fue ese, pues se perdió de vista que muy por encima de las muchas diferencias que nos separan a los bolivianos, hay algo que nos une; algo ante lo que cualquier discrepancia pasa a un segundo plano. Lo que más nos une es el común desprecio a las leyes, y especialmente a la Constitución Política del Estado. La tan compartida predisposición a violarla cuantas veces sea necesario hace que sea irrelevante su contenido, por lo que resulta absurdo todo el empeño que pusieron unos y otros para definirlo. Muchos malos ratos nos habríamos ahorrado si desde el primer momento se hubiera reconocido que lo que estaba en disputa era sólo un conjunto de letra muerta.

Tan cierto es eso que una semana de labores de la Asamblea Legislativa Plurinacional ha sido suficiente para poner en evidencia el real valor de la nueva CPE. Un valor que es equivalente a cero, pues cuando de aplicarla se trata lo que dice es lo que menos importa.

Más de una vez en este espacio editorial previmos que el destino que le espera a la nueva CPE, por sus enormes incongruencias, es ser sometida a múltiples violaciones. Y pocos días han sido suficientes para confirmar que así es y será. Siete días han bastado para mostrar que la Constitución que tanto costó, vale menos que un pedazo de papel mojado, pues si en algo coinciden oficialistas y opositores es en que nada cuesta pasar por sobre ella.

La decisión de que los asambleístas suplentes sean remunerados, y que aunque los titulares no renuncien “trabajen” una semana al mes, es una violación que por lo flagrante que es, dice mucho del espíritu que anima a los nuevos legisladores. La decisión de aprobar una “Ley corta” para llenar las vacancias en el Órgano Judicial es otro elocuente ejemplo.

Dos violaciones en una semana son un buen anticipo de lo que nos espera. Y recién estamos comenzando. Al paso que vamos, ¿podrá alguien decir que en Bolivia impera un régimen constitucional?

http://www.lostiempos.com/diario/opiniones/editorial/20100131/el-valor-real-de-la-nueva-constitucion_55885_99696.html

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