La cosa parecía sólo de boca, de las ceremonias y sahumerios, pero ahora sabemos que va en serio, pues el presidente ha metido a los militares en su guerra contra el capitalismo. No nos imaginamos a los soldados derribando con sus cañones edificios de Wall Street, en Nueva York o los elegantes hoteles de Dubai. Qué no daría el jefazo por mandar un destacamento a la Bolsa de Londres o la de Tokyo, pero eso es demasiado pedir. La guerra va a tener que empezar por casa y si el presidente quiere ser exhaustivo, le va a tener que meter a la Huyustus, a la Eloy Salmón, a la Feria de Barrio Lindo, La Cancha y los Cachis, los exponentes del capitalismo más salvaje. No pagan impuestos ni beneficios sociales y el único orden que conocen es el del tata dólar. Otro regimiento, tal vez de los Colorados de Bolivia (por eso de la soberanía y la dignidad), debería interceptar las exportaciones de la mercancía mejor capitalizada por ahora. Tampoco contribuye con el fisco, daña a la Pachamama y lo peor de todo, pone eufóricos, vía fosas nasales, a mayores súbditos del capitalismo del mundo.

Fuente: http://elnuevodia.com.bo/index.php?cat=314&pla=3&id_articulo=25284