Monigotes para amenazar a los ladrones con linchamientos en Bolivia – AFP – 30.1.2010
EL ALTO, Bolivia — “Ladrón que sea sorprendido será quemado”. El letrero al cuello de un monigote colgado en un poste de electricidad en la andina ciudad boliviana de El Alto, advierte sobre los ajusticiamientos callejeros, que preocupan a las autoridades.
Los muñecos de trapo y tela, vestidos y de tamaño natural son amarrados con una cuerda, y colgados a una altura entre 6 y 10 metros en los postes de varias zonas de El Alto, vecina de La Paz, afectada en el pasado por la delincuencia común.
Entre los letreros que les cuelgan se lee: “Ladrón que sea sorprendido será linchado”, “auto (automóvil) sospechoso será quemado”, “señor vecino, identificar a los sospechosos y dar parte a todos los vecinos, dando alerta secreta”; “ladrón que se lo sorprenda robando será linchado”.
Incluso en las paredes de las calles hay mensajes escritos con pintura que dicen: “ratero será linchado” o “sospechosos serán linchados”.
No es un fenómeno nuevo pero en el último año son cada vez más frecuentes los monigotes con advertencias. Y no sólo es una advertencia, pues en la ciudad de El Alto, habitada por unas 800.000 personas, principalmente migrantes aymaras, el año pasado se registraron 15 linchamientos, según datos de la policía.
Para las autoridades, los vecinos toman esta medida ante la falta de presencia policial y debido a que los delincuentes, una vez atrapados, logran su libertad con la ayuda de jueces benévolos.
“Lo cierto es que hay una queja de los vecinos por la falta de seguridad ciudadana, los vecinos se organizan”, dice a AFP el sargento Edwin Chávez, quien realiza labores de vigilancia en El Alto, cerca a la zona de Santa Rosa, donde se ve el mayor número de monigotes.
El jefe de la División de Homicidios de la Policía boliviana, coronel José Saavedra dice que los habitantes “prefieren hacer justicia por sus propias manos, porque la Policía, según ellos, es cómplice del delincuente y por eso lo deja libre. Ese pensamiento es equivocado”.
Ni los dirigentes vecinales ni los vecinos quieren hablar sobre los linchamientos. El silencio es la moneda común, más aún si se mata a algún delincuente, por lo que a la Policía le es difícil capturar a los responsables.
Tanto la Federación de Vecinos de El Alto, como la junta de vecinos de Santa Rosa eludieron cualquier consulta de AFP, de cómo se aplica lo que ellos llaman ‘justicia comunitaria’ y que se traduce sentencias de muerte por ahorcamiento, flagelación o incluso por medio del fuego.
La ‘justicia comunitaria’ está reconocida en la nueva Constitución, pero el poder Ejecutivo es enfático en indicar que esta modalidad de justicia no es sinónimo de matanza.
“Se deben respetar los derechos a la integridad y la vida (…) no hay qué interpretar; claramente están prohibidos” estos actos de ajusticiamiento callejero, dijo en las últimas semanas el viceministro de Coordinación Gubernamental, Wilfredo Chávez, consultado sobre el tema.
Además de El Alto, la zona cocalera del Chapare, en el centro de Bolivia, se ha convertido en otro lugar donde los delincuentes pagan con su vida su osadía de apropiarse de lo ajeno, de hecho se registraron seis linchamientos en 2009, según los datos de la prensa.
Uno de los casos se produjo a mediados de diciembre, cuando tres presuntos ladrones que habían sido detenidos en la zona de Ivirgarzama (Chapare), fueron sacados a la fuerza de la celda policial, flagelados y luego quemados vivos ante la impotencia de los agentes.
A fin de frenar la justicia por mano propia, el Gobierno prepara una Ley de Deslinde, a fin de establecer que la ‘justicia comunitaria’ sólo se aplica en poblados indígenas, con autoridades propias y legalmente reconocidas, mientras que esa justicia barrial será considerada delito.
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