Nacionalización de las pensiones: BBVA no encuentra cómo quedarse en Bolivia – ICNR – 20.1.2010

Se le acaba el tiempo muerto. El Gobierno de Morales agota los cartuchos de la indefinición del nuevo sistema de pensiones y con cada trazo de una propuesta de ley que ya circula por las mesas de los diputados del MAS, edifica el puente de plata por el que las dos aseguradoras privadas, la del BBVA y Zurich, deberán abandonar el país.

Sólo discutirán los precios de la intervención pública, si es que los hay. Los discursos de FG y las preocupaciones de Ángel Cano se han deslizado del ‘no pasa nada’ y la negación de las advertencias de los analistas a las previsiones de lo casi inevitable.

Al presidente boliviano y a los ministros más recelosos a las nacionalizaciones de las aseguradoras -haberlos haylos- desde los despachos del BBVA les pidieron por primera vez explicaciones y oficiales y una brújula para el 53% del mercado de los fondos de pensiones y el 74% de la cartera de inversores institucionales de la Bolsa que está en manos de su aseguradora boliviana. FG estaba preparado para el pulso de su aseguradora con la AFP Futuro de Zurich al calor de un nuevo modelo que iba a obligar desde 2010 por primera vez a BBVA y Suisse a compartir su mercado, o a excluir a una de las dos y competir con un fondo del Estado, hoy ya su mayor deudor. Y a hacerlo, incluso, con nuevas líneas rojas y en competencia más que desigual con una nueva AFP estatal que La Paz había comenzado a diseñar. Pero Morales se ha venido arriba con su nueva mayoría absoluta y el control total -por primera vez- del Congreso. Ya ha empezado a hacer oídos sordos a las federaciones de trabajadores y la patronal. Se olvida de las promesas del primer borrador de Ley apadrinado por el antiguo Congreso el año pasado. La Gestora estatal de la Seguridad Social de Largo plazo (GSS) que ha comenzado a pergeñar la nueva versión de la Ley de Pensiones propuesta por el Ejecutivo les cercena el tiempo de las expectativas. Nada de apellidos privados para la gestión de las pensiones. Ni uno. Evo Morales le ha puesto la intención a los 3.228.5 millones de dólares que el banco gestiona junto con la AFP Futuro. Nada que no hubiera empezado a hacer desde finales de 2009 (icnr lo adelantaba el 23 de diciembre), pero nada que ahora la administración andina esté dispuesta a camuflar por más tiempo. Ya cuentan con el beneplácito del MAS y de sus aliados en la Asamblea Constituyente.

Aún no asimiló la nacionalización de Consolidar en Argentina, pero el ‘efecto Kirchner’ le pisa los talones a las pensiones del BBVA, el ‘arañazo’ de Morales es sólo el preludio a los cambios en Ecuador y Bolivia y con ellos, el adiós a dos de sus tres su ‘coronas’ como líder latinoamericano en fondos de pensiones, justo ahora que el banco intenta espantar las sombras a la rentabilidad de sus aseguradoras en Chile, México, Perú y Colombia. En BBVA se habían consolado hasta ahora en la distancia y el olvido de un mercado lejano -que aporta menos del 0,5% de los beneficios del banco-, se aferraba a la esperanza de que los silencios ‘oficiales’ de la Paz desmintieran las peores previsiones. Pero desde esta semana a Cano le queda poco más espacio para dudas.

Ni el silencio de la trinchera que comparte con Zúrich Financial Service ni la versión más benévola de la nueva Ley de Pensiones -la que aprobó el Gobierno pero no pudo ratificar la Asamblea- consuelan ya a FG. La estatalización ha empezado a enseñar sus uñas y no será, como estaba previsto, de forma progresiva y con la colaboración de las propias aseguradoras privadas. La reforma del sistema de fondos de pensiones está entre las cinco primeras leyes de un paquete de 100 que figuran en la agenda de la Asamblea legislativa. Llegará a sus escaños antes incluso que la regulación del poder judicial, a la par que la del servicio universal de salud de la que Morales ha hecho causa propia. Ni la falta de liquidez confesa del Banco Central ni el antecedente de Telecom Italia ante el Ciadi le han aplacado su bitácora nacionalizadora. Morales mira al sur, prometió ser el primero en estatalizar las pensiones en la región y ahora le envidia la suerte a las AFPJ argentinas, Y, a pesar de la memoria de los hidrocarburos y la minería, cuando digiera a las generadoras eléctricas, comenzará con las aseguradoras, para disgusto de la AFP Previsión de BBVA y la AFP Futuro de Zurich.

En los mapas americanos de Francisco González asumieron en silencio el ‘rescate’ el 16 de octubre, de 860 millones de bolívares en bonos del TGN que el Estado quitó de manos de las dos aseguradoras privadas de fondos de pensiones. Y saben que tienen que ir digiriendo, sin aviso, sin compensación y sin más que un pacto de silencio, la progresiva estatalización de Coraní y Guaracachi, administradas por las AFP de BBVA y Zurich. El próximo zarpazo para los de Cano -lo advierten en el Palacio Quemado- no será colateral ni por el atajo de las participaciones industriales. Sólo pueden contar con que, pase lo que pase, Bolivia “garantiza el respeto a los aportes individuales que ya se han hecho”.

Si los planes de Morales y el COB se encarnan -como prometen- en la nueva Ley puede que no haya sitio para ninguna que no tenga detrás la mano del Estado. Sólo tendrán garantizado el control total de los recursos durante seis meses mientras dura el periodo de transición al nuevo esquema; después tendrán que someterse a las nuevas reglas de juego: el destino de los fondos que se estaticen se definirá por decreto, se baja la edad jubilatoria de 65 a 60 años y se aumenta la presión impositiva con una nueva “pensión solidaria”. Ni siquiera los esfuerzos del vicepresidente Álvaro García Llaneras -la ‘mano amiga’ de la diplomacia y las inversiones europeas- por calmar antes de nada al 1,2 millones de afiliados, a los recelos de un mercado de valores que tiene en las AFP a su mayor inversor y a los analistas locales que niegan ya la mayor: la nacionalización de los fondos de pensiones está al caer en Bolivia. Ha puesto el ojo en el perímetro de las pensiones, de espaldas a la rentabilidad de las Administradoras de Fondos de Pensiones Privadas (AFP), que compran bonos al Tesoro e invierten en la Bolsa de Valores Boliviana con sus depósitos en Suiza y España y que han obtenido la rentabilidad más alta del sistema, del 6,62% por inversión, muy por encima de la del sistema financiero. Ya han invertido más de 2.400 millones de dólares en bonos del Estado, lo que representa más del 50% del Fondo de Capitalización Individual (FCI).

Pero en el Palacio Quemado les sabe a poco no sólo la bolivianización de la moneda nacional, sino la vinculación al pulso de su tejido nacional con la obligación, en los últimos dos años de invertir los recursos de los aportantes en bonos del tesoro y en otros instrumentos de las industrias nacionales. De espaldas a las luces rojas de los analistas y a sus propios antecedentes- -BBVA y Zurich asumieron en 1996 la gestión de 1.700 millones de dólares y un sistema quebrado tras 30 años de gestión estatal-, el Palacio Quemado sugerirá además incrementar el aporte patronal público y privado de 1,71 a 4,2% para financiar la pensión solidaria -y los 21.500 nuevos beneficiarios que descuenta que se acogerán a ella-, aunque represente para el Tesoro General de la Nación una erogación de 232,9 millones de bolivianos anuales, que se sumarán a los 6.619 millones que gasta cada año para atender a los jubilados del antiguo sistema de reparto. Por si acaso, Morales se ‘guarda’ también la promesa de reducir la edad de jubilación en cinco años, hasta los 55.

http://www.icnr.es/articulo.php?n=100120011844

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