El futuro de la revolución de Don Evo – Carlos Herrera – 7.1.2010

Cuando uno examina el contexto internacional (su tendencia en el mediano plazo) el horizonte populista latinoamericano tiene nomás sus nubarrones.

Lectura recomendada. WN

Veamos por qué. La comunidad internacional puede tolerar sin mayor preocupación (Europa y España con la satrapía cubana, un ejemplo) regímenes donde la democracia es inexistente. Que las libertades sean conculcadas, que se persiga a los opositores, se judicialice la persecuación política, a la comunidad internacional no le importa mucho. Tal vez porque aquello no tiene relación directa con sus vidas, es un asunto interno de paisillos que no valen mucho desde el punto de vista político y comercial. Sin embargo, cuando esos paisillos se meten a protagonistas de la política mundial (contradiciendo la regulación sobre las drogas o facilitando la expansión del terrorismo) las cosas pueden cambiar radicalmente. ¿Adónde apunta la política internacional con respecto a estos dos temas? A su control y debilitamiento progresivo, porque tienen claro que son un peligro para la estabilidad de las democracias y para la seguridad de sus habitantes. De ahí también el progresivo cambio de actitud de aquella con Venezuela, si bien muy disimulado todavía. Se sabe además que el terrorismo tiene en el negocio de las drogas y la venta ilegal de armas una formidable fuente de financiamiento a la que no van a renunciar sino se los desbarata a la fuerza y mediante la cooperación internacional. Los grupos terroristas como Hamas, Hezbolá o las Farc son corporaciones dedicadas al negocio de la guerra, no auténticos movimientos políticos de reivindicación social. En el fondo la reivindicación de sus pueblos les importa un bledo, lo que quieren es persistir en su situación de poder. Por eso su vocación es la guerra, no la paz. Y como esto ya no es una novedad para las democracias liberales como hasta hace poco, con seguridad en este siglo muchos gobiernos democráticos pelearán contra quienes han hecho de la guerra y la muerte una industria lucrativa.

Bien, he dado toda esta vuelta para contextualizar brevemente lo siguiente: Don Evo y compañía, hoy aparentemente tan fuertes y omnímodos, tienen en realidad pies de papel. Vean por qué. Dos son las fuentes de financiamiento de la economía nacional. El Gas y el narcotráfico. La primera entra a las arcas fiscales y la segunda no, sólo sirve sólo para dinamizar el consumo. No se usa por lo tanto para pagar a la burocracia (empleados públicos, ejército, polícía, docentes etc) estatal, que es, en el fondo y junto a los cocaleros y contrabandistas, la base del sustento social del gobierno de Don Evo Morales. Estos pagos y estas lealtades salen del dinero del Gas. Pero esta fuente de financiamiento, gracias en buena parte a la miopía revolucionaria, sufre una sequía de inversiones que no va a modificarse en lo inmediato (a no ser que haya algunos idiotas a los que les guste trabajar para los demás sin retribución porcentual sobre sus inversiones) mientras no se cambie en la Constitución el régimen de participación de la empresa privada, algo que no parece posible. En números fríos, antes de la subida de Don Evo recibíamos (por la bonanza de los precios también) alrededor de unos 3800 millones de dólares anuales por las exportaciones del Gas. Con la crisis económica mundial esa cifra se ha reducido a 1800 millones de dólares anuales, y ha traído aparejada al mismo tiempo, una subida de nuestras importaciones de líquidos, porque nuestro caso es que a menor producción (venta) de gas, menor producción de líquidos, lo cual se come un tercio de los ingresos del gas. Hablamos entonces de unos 1200 millones anuales para financiar la “revolución” de su Excelencia ( los impuestos por las exportaciones de los productos no tradicionales no modifican radicalmente, creo, el panorama financiero del gobierno, si bien aumentan la bolsa de las reservas internacionales).

Al lado de todo eso, nuestro principal comprador (Brasil) ha encontrado dentro de su territorio su propia energía, amén de haber desarrollado la tecnología de la regasificación que le permite obtener el energético de cualquier parte y probablermente a iguales precios que los que oferta Bolivia. No tenemos tampoco ductos de importancia a otros lugares (el de Argentina y el de Chile no son significativos) así que mayores ingresos no hay a la vista. Y éste precisamente es el punto flaco de su Excelencia, depende casi completamente de las compras de Brasil para financiar su revolución. ¿Qué pasaría, me pregunto, si el próximo presidente brasilero, que será con toda probabilidad un conservador, obligara a Bolivia a reprimir el narcotráfico (que a Brasil ya le crea hoy día grandes problemas) con la amenaza de importar menos gas boliviano? ¿Y qué sería si además EEUU, gracias al peligroso coqueteo con gobiernos como el iraní (claro promotor del terrorismo mundial) y al absoluto descontrol de la producción de drogas, le pide a Brasil desestabilizar (vía disminución de las importaciones de gas) al gobierno de Don Evo por las razones expuestas? La derecha brasilera amigos, está resentida con Bolivia por el atropello a sus empresas y a sus ciudadanos, no hay que olvidar eso. Además, estar al margen de la ley puede ser lucrativo durante un tiempo, pero no es una solución política ni económica sostenible para ningún país en el mundo!

Una síntesis de la película entonces muestra que la economía boliviana está basada en las exportaciones del gas y en la producción agrícola y minera. Las dos últimas tiene una tendencia a la depresión por los embates a la propiedad privada de las huestes masistas y del propio gobierno. Y la industria gasífera como puede verse depende de la voluntad de Brasil. ¿Será que algunos de los iluminados que asesora a su Excelencia le ha contado algo de esto? Porque si no lo han considerado son entonces simplemente unos estúpidos del tamaño del mundo!.

Enviado por el autor carlos Herrera [calinzell@hotmail.com]

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