Bolivia: ¿llegó la hora del estalinismo? – Emilio Cárdenas – 18.12.2009
Emilio Cárdenas, Ex Embajador de la República Argentina ante las Naciones Unidas.
“…De cara a un régimen tan corrupto como el de Evo Morales, no es fácil aceptar que, de pronto, se transforme en una suerte de campeón de la honestidad…”
“Vamos a cambiar la justicia y los dos (Leopoldo Fernández y Manfred Reyes Villa) van a entrar en la cárcel”. Evo Morales (en declaraciones públicas antes de las recientes elecciones).
Bolivia vive una hora difícil. Peligrosa, por demás. Ya los medios informan que, a pocos días de su más grande triunfo electoral, Evo Morales ha comenzado una auténtica cacería humana. La que apunta a los dirigentes de la oposición.
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¿Carlos Marx resurgiendo? – Willi Noack – EL DEBER – 23.11.2003
Una que tiene como blancos a los líderes políticos de otros partidos, que o no lo acompañan o lo desafían. Empezando por Manfred Reyes Villa, el segundo en los recientes comicios. Ocurre que Reyes Villa es una suerte de bandera política de la Media Luna, que rechaza a Morales y sus propuestas totalitarias. El objetivo parece ser encarcelar a Reyes Villa, con cualquier motivo o razón. Destruirlo. Sacarlo del escenario político. Lo cierto es que Reyes Villa ya no puede viajar al exterior y ha acumulado 11 diferentes causas penales por presuntos delitos cometidos cuando se desempeñara como Prefecto (opositor) de Cochabamba, en el centro mismo de Bolivia.
De cara a un régimen tan corrupto como el de Evo Morales, no es fácil aceptar que, de pronto, se transforme en una suerte de campeón de la honestidad. Porque está realmente muy lejos de serlo. Basta recordar que en los últimos cinco años cambió cinco veces al Presidente de la empresa estatal de hidrocarburos: YPFB. La más poderosa del país. Lejos. Los cuatro que antecedieron al actual presidente, debieron ser removidos -todos- por situaciones de corrupción. Uno de ellos está en la cárcel. Otro, con arresto domiciliario. Los cuatro llegaron a YPFB desde el riñón mismo de Evo Morales. Bajo su ala, entonces.
El gobierno de Morales acaba de iniciar otro proceso penal: contra Ernesto Suárez, el Prefecto del Beni, otro de los bastiones de la oposición (Beni, Pando y Santa Cruz son los tres departamentos bolivianos en los que Evo Morales perdió, una vez más, las elecciones). Y contra Mario Cossio, ex Prefecto de Tarija, y Leopoldo Fernández, alguna vez Prefecto de Pando, quien lleva quince meses detenido, sin que se haya podido probar su presunta responsabilidad en los incidentes en Pando de septiembre del año pasado. También se está procesando a la alcaldesa de Sucre, Aydeé Nava. Otra dirigente opositora.
En paralelo, la familia de Branco Marinkovic (ex Presidente del influyente “Comité pro-Santa Cruz”) sabe que está siendo perseguida. Una de sus más importantes fincas agropecuarias (“Jasminka”), de unas 12.000 hectáreas, acaba de ser expropiada, para ser entregada a indígenas guarayos. A manera de primer ejemplo.
La sombra de Stalin.
Como José Stalin a partir de 1924, Morales apunta ahora a eliminar del escenario a sus rivales políticos. Amedrentado e intimidando, de paso, a todos los demás. Como si fueran los “trotskistas” de ayer. Recordemos que Trotsky fue obligado a exiliarse en 1928, para terminar siendo asesinado, once años después.
Stalin eliminó a los “oportunistas de la derecha y a la burguesía nacional”. Esto incluyó a millones de “kulaks”, esto es campesinos de alguna envergadura. Lo hizo con dureza verdaderamente sin par, en un ambiente de terror absoluto. Como le ocurriera, por ejemplo, al algo más moderado dirigente Nikolai Ivanovich Bukharin. Ese afán insaciable de represión distinguía a los brutales “bolcheviques”, sedientos de sangre y venganza, de los más serenos “mencheviques”. Los opositores y disidentes fueron eliminados porque demoraban la transformación radical de la Unión Soviética en un “paraíso socialista”, que jamás llegó.
En 1956, Nikita Khrushchev reveló la verdad de lo sucedido. Cuando era irremediablemente tarde. A partir de entonces, el desagradable “culto a la personalidad” de Stalin fue desapareciendo. Hasta Stalingrado (el lugar en que el ejército nazi sufriera su primera gran derrota militar) se rebautizó como Volvogrado. Por esto, desde hace rato los retratos de Stalin ya no están al costado de los de Lenin. Pese a que la Rusia de hoy sigue venerando a Lenin. Han simplemente desaparecido. Pertenecen al olvido: particularmente para las generaciones jóvenes.
Hoy Evo Morales -y su vice-presidente, Alvaro García Linera- dirían seguramente que la “eliminación” de sus rivales políticos y sociales es necesaria, porque impiden la “refundación” de Bolivia. Y porque es el objetivo de una política de siembra de odios y resentimientos en la que ambos han estado empeñados por años. Casi un final previsible de la “lucha de clases” que predican, en la que ambos (como los Kirchner) creen.
¿Por qué? La respuesta es la de uno de los más claros teóricos del marxismo, el ya fallecido dictador comunista norcoreano, Kim Il Sung, quien tiene marcados paralelos ideológicos con Morales. Cuando señaló:
“La experiencia histórica demuestra que si un partido marxista-leninista (como el MAS boliviano) no eleva sin cesar el despertar clasista de las masas populares y no intensifica la revolución ideológica entre ellas, se incrementará la influencia de la ideología burguesa y se paralizará la conciencia revolucionaria de los trabajadores y, en consecuencia, no sólo no se podrá consolidar y desarrollar el régimen socialista, sino que también es posible poner en peligro hasta las conquistas que ya ha obtenido la revolución”. Por esto, los marxistas inevitablemente van por más. No conciben otro camino. El propio Kim Il Sung explica su afirmación de modo contundente, agregando:
“Debemos armar a todos los trabajadores con las concepciones de la clase obrera para que odien a sus enemigos de clase y luchen resueltamente contra el imperialismo”, para lo cual:
“Debemos eliminar el modo de vida de la vieja sociedad y establecer cabalmente el modo de vida socialista en todas las esferas, de manera que todas las personas vivan y actúen en conformidad con la naturaleza de nuestra sociedad, basada en el colectivismo”[1].
De allí que en el marxismo no hay espacio para los disidentes, ni para la tolerancia, a la que los marxistas consideran un lamentable “prejuicio burgués”. Por esto en el marxismo radical para el hombre no hay posibilidad alguna de ser sal, ni ser luz. Todo viene impuesto desde arriba. Esta es la definición más clara del totalitarismo y es bueno recordarla para comprender las conductas de los Morales y García Linera y no equivocarse en la proyección de lo que el futuro puede deparar a Bolivia.
Morales y García Linera ya controlan -en gran medida- a una justicia a la que conciben como agente de su revolución. Y que, por ello, no debe en su concepción, ser ni independiente, ni imparcial. Una que luce cada vez más “travesti”, algunos de cuyos actores no son, ni serán, independientes. Una con la que es posible impulsar parodias y disimular la verdad; esto es, consumar persecuciones disfrazándolas como les plazca. Con acusaciones falsas y contando con fiscales y jueces (inferiores, por ahora) venales o “ideologizados”, que pueden criminalizar a los más prominentes rivales, disidentes y opositores de Morales, arruinándolos económicamente, de paso. Como si se tratara de un paso inevitable.
Curiosamente, el propio Vladimir Ilyich Lenin advirtió lo que podía suceder si no se “frenaba” a José Stalin, particularmente cuando escribió, proféticamente:
“Luego de asumir el cargo de Secretario General, el camarada Stalin acumuló en sus manos un poder inconmensurable y no estoy seguro que habrá de ejercer siempre ese poder con el cuidado necesario”. Millones de muertes fueron la consecuencia de no haber actuado a tiempo. Nikita S. Khrushchev, en su conocida denuncia al Comité Central del Partido Comunista Soviético acerca de los abusos estalinistas, agregó:
“Stalin no actuó a través de la persuasión, explicación o cooperación paciente con el pueblo, sino mediante la imposición de sus ideas y conceptos, exigiendo a todos una absoluta sumisión a sus opiniones”. Esto es lo que, para algunos, exige la ortodoxia marxista, como nos explica Kim Il Sung.
A la manera de Hugo Chávez o Fidel Castro. Y presumiblemente pronto también de Evo Morales. Este último utiliza -desde hace rato- la noción de los “enemigos del pueblo”, creada y utilizada con particular eficacia por Stalin. Recurriendo a ella, Stalin no tuvo siquiera necesidad de explicar porqué eliminó a los millones de rusos a quienes decidió aniquilar. Al ser “enemigos del pueblo” debían ser desplazados, sino muertos. Ese es precisamente el peligro que, advertimos, se cierne sobre Bolivia cuando Morales tiene en sus manos la “suma del poder público”, razón por la cual la sombra del estalinismo se proyecta amenazadora sobre Bolivia.
Emilio Cárdenas, Ex Embajador de la República Argentina ante las Naciones Unidas.
Fuente: http://www.eldiarioexterior.com/articulo_imprimir.asp?idarticulo=36693
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Publicado: http://www.el-deber.net/20031123/opinion_5.html
Santa Cruz de la Sierra – Bolivia, Domingo 23, Noviembre de 2003
¿Carlos Marx resurgiendo?
Willi Noack
Carlos Marx (1818-1883) era un gran sociólogo. Como político varios países experimentaron sus doctrinas utópicas llevándolas a la práctica. Estos experimentos terminaron con la bancarrota de la URSS y sus satélites.
Bastante ilustrativa ha sido la situación en Alemania. Unos 65 millones vivían bien en la Alemania capitalista RFA con su 21.060, otros 17 millones en la Alemania comunista RDA vivían mal con su “muro de Berlín”, construido no para que nadie entre al paraíso de los obreros sino para evitar que los obreros salgan de su paraíso. Interesante, pues en ambos países vivía gente de la misma raza, con las mismas virtudes y los mismos defectos; la única diferencia fundamental era el sistema socio-político, o, en la jerga de hoy, el “modelo”. Los “capitalistas” lograron con su desempeño salir como ave fénix de las cenizas de la guerra, los otros querían tener las mismas oportunidades envidiadas y nunca lo lograron.
Pero no era solamente el bienestar material que marcaba la diferencia, era la falta de democracia y de derechos fundamentales. Las protestas contra el régimen comunista dictatorial y las numerosas fugas de la RDA, arriesgando y en muchos casos perdiendo la vida documentan la oposición. 1953: Lucha contra los tanques rusos en Alemania socialista. 1956: Hungría contra los rusos. 1968: Los checos luchan por su libertad. Recordémonos de la Perestroika y Glasnost en Rusia, y de la protesta de intelectuales de la izquierda (sic) por la violación de DD.HH. en Cuba de hoy. Analicemos China excomunista.
¿Por qué esta recapitulación de la historia?
¡Porque es muy corta la memoria de mucha gente! Recuerdo el caos de los años 1984 y 1985 cuando la COB co-gobernaba el país. Recuerdo las colas largas por los víveres, ni hablar de gasolina. El litro costaba cuatro centavos de un dólar, pero fue contrabandeado por el Sr. Bustos y compañeros de YPBF a los países vecinos. Este caos culminó con 25.000 por ciento de inflación. El nuevo modelo fue aceptado pues era el único; la izquierda no tenía alternativas, ¿cuál es su programa coherente en 2003?
El modelo vigente de corte socialdemócrata está plagado de fallas, es concentrador, exige al individuo grandes esfuerzos, carece de un Tata Estado. ¡Pero es el modelo entre todos los experimentados que menos fallas tiene, siempre y cuando sea implementado y aplicado correctamente, sin las fallas que se deben eliminar. Opinar libremente es posible, lo que en CUBA resulta en encarcelamiento.
¿Será que la mayoría de los bolivianos ha olvidado la historia y, sobre todo, la propia historia, el caos total hace veinte años?
¿Estamos dispuestos a repetir una experiencia tan amarga y seguir profetas que, veinte años atrás, tuvieron su turno, conllevando al país a la bancarrota? ¿Resurge Carlos Marx?
El modelo vigente está plagiado de fallas principalmente por su pésimo manejo, pero corregibles. La concentración de las bonanzas en manos de pocos es un escándalo en toda LA, pero corregible si existiese la voluntad política que se produce bajo presión.
¿Queremos vivir en socialdemocracia o entrar, en el peor de los casos, en una guerra civil por una utopía inviable promovida por un puñal de indoctrinados soñadores?
Eforobolivia.org
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Marxismo ¿Q.E.P.D.?
Willi Noack
Publicado: SECCION 100, Separata de El Deber, 06.02.1990
En el “Süddeutsche Zeitung”, uno de los periódicos más renombrados de Alemania, de fecha 3 de enero de 1990, bajo el titulo: “El guión ideológico se convierte en garabato. Los socialistas de Latinoamérica están irritados por los cambios en Europa Oriental”, encontramos la siguiente opinión:
“Para los marxistas latinoamericanos, el final del sólido bloque oriental representa una tremenda irritación. Se rinden bastiones de la revolución mundial, durante décadas fortalecidos; los aliados comunistas, en la gran mayoría, sin lucha las abandonan; justamente estos bastiones han sido significativos para Latinoamérica, según el concepto del internacionalismo proletario, los pilares para la pronta revolución”.
Se están terminando o reduciendo los subsidios para gobiernos socialistas (por ejemplo Cuba, que recibió unos 3 mil millones US$ anuales de la URSS), y están ganando candidatos “burgueses” con sus fórmulas “capitalistas” en países vecinos (Collor de Mello, Alwyn).
Sin embargo, hay diferencias notables entre los gobiernos capitalistas en vías de implementarse en países este-europeos y los países latinoamericanos, con gobiernos también demócratas y enmarcados en los conceptos de la economía de mercado: los países excomunistas conocen una gran responsabilidad social, que en cierto modo conlleva a un concepto simbiótico entre socialismo y capitalismo: economía social de mercado.
Esta gran diferencia entre las sociedades latinas y este-europeos surge del hecho de que, durante un largo proceso, en Europa se ha nivelado, mucho más que en otros países, la distribución de riquezas y de los ingresos; de tal manera que ha desaparecido en gran medida la “lucha de clases”, para entrar en una fase de conseguir un alto porcentaje del PIB, básicamente mediante la negociación entre grupos pluralistas, y que está temporalmente y por consenso mayoritario considerado como “socialmente justo”. —-En países latinoamericanos no siempre están dadas estas condiciones: la brecha entre pocos omnipotentes y una gran mayoría de pobres persiste;…
Mediante intervenciones (fiscalización, recaudación de fondos para financiar el beneficio social, subvenciones, ayuda social, CNSS, etc.), el estado en estos países asegura el logro de sus objetivos sociales.
En países latinoamericanos no siempre están dadas estas condiciones: la brecha entre pocos omnipotentes y una gran mayoría de pobres persiste; el estado, técnicamente, no es capaz de imponer el concepto social que suena convincente, pero que no se lleva a cabo.
En este contexto, la vigilancia sobre las necesidades sociales de los marginados representa una tarea de partidos políticos, de los máximos entes representativos de grupos marginados y de otros que representan y fomentan una conciencia social.
En este sentido, no sólo es deseable sino imprescindible que una sociedad demócrata pluralista tenga una organización sindicalista fuerte, y partidos con programas socialista para buscar más igualdad social; pues sin control social, el orden económico de mercado puede convertirse en liberalismo al estilo Manchester, produciendo polarización en vez de acuerdo social.
Sería deseable que las fuerzas socialistas superen pronto su mencionada irritación, revisen su ideología, limpiándola de equivocaciones, que después de la declaración de la Perestroika nadie puede negar más, y asumir nuevamente su papel de representar, respetando la Constitución Política del Estado y los resultados del voto mayoritario del pueblo, los intereses de los sectores marginados.
El marxismo ortodoxo está en agonía, pero debe perseguir el postulado humano por más justicia social; sin embargo, la forma de pelear por ella no debe ser la lucha con derrame de sangre, sino negociación y aplicación, como “ultima ratio” de medidas de lucha laboral utilizadas en países demócratas y garantizadas constitucionalmente.
Si intencionalmente, con fines interesados, es malinterpretada la bancarrota del sistema socialista para implementar un liberalismo que no se siente comprometido en buscar más justicia social, se podría producir esta peligrosa polarización que podría desembocar nuevamente en la “lucha de clases”.
fecha: 2003-11-23 12:51:49
autor: Willi Noack