Juncker: “Los contribuyentes europeos no deberían pagar por el Brexit” – 11.10.2017

La Unión Europea pide claridad en el elemento más borroso de los que se negocian hasta ahora en el Brexit: la llamada factura de salida. Comisión Europea, Parlamento Europeo y Consejo constatan que el proceso de divorcio con Reino Unido no ha avanzado lo suficiente como para pasar ya a la segunda fase, la discusión sobre la relación futura. Las instituciones comunitarias exigen a Londres concreción en sus propuestas. Y advierten de que saldar las cuentas es un requisito para seguir hablando. “El diablo está en los detalles, pero los contribuyentes europeos no deberían pagar por la decisión del Brexit”, ha avisado el presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker.

Un día antes de que la primera ministra británica, Theresa May, traslade a su partido cómo encara la negociación, la Eurocámara ha querido dejar claro que el calendario ya se está incumpliendo. Los eurodiputados han certificado la falta de avances sustanciales en una resolución aprobada por casi todos los grupos de la Cámara (557 votos a favor, 92 en contra y 29 abstenciones). La posición del Parlamento Europeo no es mera retórica; esta cámara tiene poder de veto sobre el acuerdo final de salida de Reino Unido. Tanto Juncker como el negociador europeo para el Brexit, Michel Barnier, han respaldado esa conclusión de los eurodiputados: que aún no se puede discutir con el Gobierno de May sobre el vínculo post-Brexit.

Barnier iniciará la próxima semana una nueva ronda de negociación con su homólogo británico, David Davis. Pese a que los contactos se están acelerando, los jefes de Estado y de Gobierno de los Veintisiete (sin Reino Unido) se disponen a certificar, en su cumbre de finales de octubre, que no se dan progresos suficientes en el complejo divorcio con Londres.

En la fase de separación, el grupo de trabajo de Barnier se centra en tres cuestiones clave. La primera, garantizar los derechos de los 4,5 millones de ciudadanos afectados directamente por el Brexit (3,2 millones de europeos residentes en Reino Unido y 1,3 millones de británicos afincados en otro país comunitario). En segundo lugar, acordar las cantidades que Londres adeuda a Bruselas por proyectos a los que se comprometió siendo Estado miembro y que tendrán efectos financieros después de su salida. Por último —quizás lo más delicado—, las partes discuten qué hacer con la frontera de Irlanda del Norte, territorio británico fronterizo con la República de Irlanda que fue escenario de violencia hasta hace apenas 20 años y que deberá tener algún tipo de frontera exterior con la UE una vez Reino Unido abandone el club.

“Despida a Boris Johnson”

Ninguno de los tres dosieres están cerrados, pero el más incierto es la factura. Con un mensaje muy similar al de Juncker, Barnier ha insistido: “No aceptaremos que los Veintisiete paguen lo que decidieron los Veintiocho. Los contribuyentes europeos no van a aceptar pagar las consecuencias de aquello que no han decidido”. Su mensaje ha suscitado el aplauso de la Eurocámara. Aunque se trata de un detalle mínimo en relación con la sacudida general que supone el Brexit, el ajuste de cuentas inquieta —y divide— al Gobierno británico, temeroso de que sus ciudadanos lo perciban como un peaje que se paga por salir de la familia comunitaria. El representante del Consejo Europeo, el estonio Matti Maasikas, ha pedido a Londres “más claridad” en sus propuestas.

Durante el debate parlamentario en Estrasburgo, el jefe de filas del Partido Popular Europeo, Manfred Weber, ha aludido al ruido de sables que se produce en el partido conservador británico como consecuencia del Brexit. “¿A quién debería llamar en Londres para hablar de este asunto?”, se ha preguntado. “Por favor, [Theresa May] despida a [Boris] Johnson”, ha dicho Weber, en referencia a la guerra interna que ha desatado el ministro de Exteriores en el Gobierno conservador. El representante de los socialistas, Gianni Pittella, se ha referido a los derechos de los ciudadanos: “No aceptamos que haya ciudadanos de primera y de segunda”. El líder de los liberales y responsable para la negociación del Brexit en la Eurocámara, Guy Verhofstadt, ha mostrado preocupación por los efectos que pueda provocar levantar una frontera con el Ulster. “No pongamos una frontera ahí; si no, puede volver la violencia”, ha alertado.

Fuente: https://elpais.com/internacional/2017/10/03/actualidad/1507034929_259419.html?id_externo_rsoc=FB_CC

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