La esperanza ¡presente! – Susana Seleme Antelo – 5.12.2009
En este domingo 6 de diciembre asistimos a una aventura autoritaria que se viste de demócrata para darle visos de legalidad y legitimidad a unas elecciones donde, otra vez, cunde la sospecha de fraude con un padrón biométrico clandestino y parece que ‘rellenado’. Vamos a votar democráticamente los que realmente somos y los que no lo son, para que una parte de la sociedad boliviana avale la reelección de Evo Morales, amparado en una Constitución Política antidemocrática, con autonomías centralistas y manchada de sangre.
Aunque hoy podemos ser cómplices de una farsa democrática que apunta a la dominación hegemónica de MAS, no perdemos la esperanza en el voto de demócratas para impedir el control de todos los poderes del Estado, como pretende el oficialismo. Hoy los ‘tiempos de cambio’ apuntan, según se dice, a que el MAS ya no es Movimiento al Socialismo, sino ‘Movimiento al estalinismo’. ¿Recuerdan los tiempos de José Stalin en la extinta Unión Soviética? Tiempos de represión y terror, como en las peores dictaduras militares, porque la izquierda estalinista no se diferencia de la derecha fascista.
Hoy, en Bolivia, votamos en un eclipse del orden de la ley, con más desorden que ley, por la judicialización de la política expresada en amenzas, procesos, castigos, cárceles y fieras premoniciones a los adversarios políticos. Estamos votando en unas elecciones marcadas por la ausencia de práctica política, expresada en el debilitamiento-pérdida de las instituciones democráticas, algunas hasta la extinción.
Votamos tras una campaña electoral mediocre, pobre en el frente opositor, pero archimillonaria en el oficialismo -de 40 a 50 millones de dólares- donde no hubo debate de ideas, consustancial a la democracia, sino más bien su ausencia mediante la censura, la descalificación o la negación. Debate tan ausente como la independencia de poderes, incluido el Poder Electoral, hoy sometidos al mandato de un Ejecutivo y su caudillo soberbios de triunfalismo.
Si bien hoy con nuestro voto ejercemos un derecho democrático, estamos inmersos en una cultura política construida con vocación represiva por el presidente-candidato, su vice y sus hombres: la cultura del rencor, la revancha y la fractura del tejido social, ajenas al respeto de la dignidad humana, a la pluralidad política de regiones autonómicas y personas que piensan diferente.
La visibilización y empoderamiento de los pueblos indígenas, reales y simbólicos aunque manipulados, sí son la única cara positiva de 4 años en los que Morales ‘aprendió a gobernar’, como ya confesó, porque antes no sabía. No es poca cosa, pero ¡que aprendizaje más costoso para Bolivia en práctica democrática, administración de justicia, gestión pública y económica, transparencia y rendición de cuentas!
¿Son esos antidemocráticos conocimientos y la miseria de la microeconomía que ronda en Bolivia, lo que Morales y compañía van a aplicar con la reproducción de su poder, Constitución antidemocrática mediante? Para evitarlo, votemos con esperanza por una democracia con más justicia social, política y económica. Rechazemos a demagogos disfrazados de demócratas como los del MAS, que utilizan a las masas para “aplastar al adversario” como han hecho con la candidata a senadora por Convergencia, Lourdes Millares, en Sucre. Solidaridad con ella. Votemos para que nunca más haya Calancha, ni Porvenir, ni Pando, ni presos como Leopoldo Fernández y los demás, ni exiliados políticos.
Tampoco vote blanco, porque, como dice Humberto Vacaflor, es votar por ‘la blanca’ .
Enviado por la autora susana seleme [susanaseleme@gmail.com]