Tras aspaviento – Jorge Ordenes – 13.4.2012

El doctor en medicina español y destacado tratadista de su profesión, Gregorio Marañón, decía en su ensayo “El espectador lesionado”, 1928, que la política tenía mucho de espectáculo y que no había espectáculo sin público, postulado que se ajusta a lo que de unos años a esta parte viene buscando el Órgano Ejecutivo (Ó.E.) del Estado Plurinacional sobre todo desde que la delincuencia de todo tipo prolifera; la COB no se arrodilla; Yacimientos Petrolíferos Bolivianos se desvanece; Jindal cojea; las novísimas empresas paraestatales han dado puestos de trabajo pero no ganancias; los cocales expandidos mantienen adeptos; personeros y personas del Oriente de Bolivia están más que perseguidos; el TIPNIS y sus creciente bemoles se han convertido en asuntos internacionales; una cantidad de movimientos sociales ya son oposición del gobierno central y, sobre todo, desde que los médicos de Bolivia resisten la orden del Ó.E. de trabajar ocho horas en vez de las seis históricas y oficiales que ha caracterizado su desempeño en puestos del Estado Plurinacional.

Quizá por razones intestinas de los grupos de gobierno, el Ó.E. busca la primera plana, presencia o aspaviento a como dé lugar… y cuando las aguas regionales y/o nacionales se aquietan, aunque nunca del todo, surge algo renovado y/o conflictivo con… la producción de azúcar, los medios, un nuevo palacio de gobierno, con Chile, con EEUU, con la aceptación del acullico, con los perseguidos por desacato, et. al. La cuestión es remover aún más la intranquilidad de los ambientes de modo que las colectividades bolivianas, desde los movimientos sociales hasta los gremios, cofradías, juntas y comparsas tengan presente el accionar del gobierno central. Se trata acaso de una forma de hacer qué ¿política? En la mente de algunos quizá sí aunque podemos decir, en palabras del escritor británico, Thomas Hardy (Jude el oscuro, 1895), “no se debe proceder inmoralmente aduciendo moralidad”. Si la intención era remover el cotorreo a como dé lugar, digamos para dar empleo a médicos novatos y/o cubanos, debió haberse aludido anomalías que sin duda existen ya sea estructural o profesionalmente en el sistema de salud de Bolivia. Después de todo los miembros de Ó.E., desde S.E. hasta los ministros, escasamente tienen que hacer cola para consultar con un médico de los servicios de salud del Estado… aunque no hace mucho se prefirió la medicina privada de Cochabamba para atender a S.E. O debió haberse llamado a un concurso de méritos en el que los años de experiencia profesional contasen. Así los médicos, hoy en conflicto con el Estado, hubiesen tenido la oportunidad de pugnar.

¿Por qué los responsables del Ó.E. no dialogaron primero con los médicos en forma discreta con el fin de determinar hasta dónde llegaba ese Órgano en su afán de adoptar ocho en vez de seis horas de trabajo? ¿No era la forma moral y políticamente correcta de proceder? ¿Acaso es de genios saber que para que los médicos aceptasen se debía aumentar los sueldos proporcionalmente sobre todo si se quería mantener el nivel existente del servicio médico? ¿Por qué no ver de conseguir mejor equipo e instrumental para todos los nosocomios de modo que el entrevero resulte en un mejor servicio profesional? Bueno pues, no se dialogó de antemano ni mucho menos porque de entrada se buscaba el aspaviento. No hay otra explicación.

Todos sabemos que el ÓE va a tener que negociar luego de que la población haya pagado el altísimo costo de hacer sonar matracas que increíblemente practica el Ó.E. lo que a todas luces se muestra moralmente injusto y políticamente anodino. Insisto, buscar pleito con médicos que tanto se precisan, y que como muchos profesionales bolivianos necesitan trabajar en más de un puesto para satisfacer sus necesidades, era, y es, totalmente innecesario por donde se mire.

 

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