Con la botas puestas y “para siempre” – Susana Seleme Antelo – 1.4.2012

Como si estuviera con las botas puestas –no cualesquiera, que las hay muchas, sino con  las militares– el presidente Evo Morales afirmó que “Los antiimperialistas, los anticapitalistas, los antineoliberales hemos llegado al Palacio no como inquilinos (…) llegamos para siempre”.

En realidad, es una reiteración de lo dicho al inicio de su mandato, en enero de 2006.  Esta vez lo hizo  ante el Alto Mando Militar y Policial,  invitados de honor en la clausura del VIII Congreso del partido oficialista, el Movimiento al Socialismo (MAS). Reafirmó su declaración de fe antidemocrática y prorroguista  ante militares y policías, intimidatorios ellos con sus brillantes charreteras en hombros y guirnaldas al cuello con los colores del partido oficialista.  (Ver anexos)
¡Qué paradoja! Los militares y policías que ayer perseguían al cocalero, presidente hace casi 20 años hasta hoy de las  6 Federaciones del Trópico de Cochabamba, sin haber renunciado a ese cargo cuando asumió como presidente de la entonces República de Bolivia, hoy son garantía para su reproducción en el poder. Como dirigente sindical, violento bloqueador del eje troncal del país, en defensa de la hoja de coca,  materia prima de la cocaína, era declarado enemigo de militares, policías y todo el orden democrático. Hoy, Morales pretende borrar la historia antes de su llegada al poder por “colonialista, capitalista y neoliberal”, pero olvida la cruenta saga de golpes de Estado y dictaduras militares de triste recuerdo en Bolivia, como en partes del mundo.
Los comandantes justificaron su presencia en aquel acto político por adhesión al “proceso de cambio”, merced, dicen voces confiables, a bonos de lealtad, promesas de equipamiento y modernización militar y a la ya indiscutible subordinación del poder militar-policial al poder político. Hoy, los milicos masistas violan la Constitución Política en sus artículos 241 al 251, pues las FF. AA. no deliberan ni participan de actividades políticas. El 245  señala taxativamente que “La organización de las FF. AA. descansa en su jerarquía y disciplina. Es esencialmente obediente, no delibera y está sujeta a las leyes y a los reglamentos militares. Como organismo institucional no realiza acción política”. Con Evo Molares, “le meten nomás”, según su ya célebre sentencia y después que paguen la factura ministros, asesores y abogados, como ya  señaló, cuando algún comedido le dijo que finalizado su mandato, sería pasible de juicios por no haber llamado a licitación para las grandes compras hechas en su gobierno. De las demás nadie sabe nada.
Junto a los poderosos cocaleros y los siempre carentes informales, los militares y policías que apoyan a Morales, se convierten en fracciones de nuevas  subclases sociales. Ellas oscilan entre una pequeña burguesía -campesinos cocaleros adinerados unos, otros pobres- urgida por ampliar la frontera agrícola de la nada sagrada hoja de coca; entre militares y policías, más que subclase, casta con algunos de sus miembros también adinerados y otros presos por narcotráfico. Finalmente están los ‘informales’ arrojados de la formalidad estatal y privada, muchos atrapados por la ilegalidad y el delito como el contrabando y el narcotráfico y otros como lumpen. Todas esas subclases tienen un común denominador: son ávidas de poder y prebendas esas sí, ‘siempre’.
La presencia militar en aquella clausura es un dato por demás revelador, pues ante ellos Morales anunció su candidatura en las elecciones de 2014, con la advertencia de que “llegaron para siempre”. Y no se equivoca, al menos por el momento, pues merced a una “táctica envolvente” -confesión del ‘Vice’ García Linera- el anterior Congreso, en 2009, aprobó la reducción del mandato presidencial de cinco a cuatro años, para llamar nuevamente  a elecciones.
‘Táctica envolvente’ mediante -en lenguaje político democrático, inescrupuloso manoseo a la ciudadanía y a la leyes- los primeros cuatro años de gobierno: 2006-2009,  según  Morales y los suyos, no cuentan como un primer gobierno, pues no cumplió su término. Con esa tramposa maniobra, el gobierno de Morales habría empezado apenas en enero de  año 2010, con cinco de mandato por delante, con lo cual estaría habilitado para ser candidato en 2014 ya que la Constitución permite la reelección una sola vez.
El sindicalista cocalero, que devino presidente de la exRepública de Bolivia, por razones que hacen tanto a gigantescas frustraciones de todo orden y acumuladas durante años, como al descomunal montaje mediático interno y externo a favor del candidato ‘indio’, hoy concentra todo el poder del Estado y del gobierno. Dispone del monopolio del uso de la fuerza militar y policial, del contundente poder cocalero, del poder electoral, del Tribunal Constitucional, de todo el poder judicial que aplica ‘guillotinas judiciales’ a los opositores políticos y cívicos, los mete presos o los obliga al exilio. Con todo el poder en sus manos,  pierde aprobación social: ronda apenas algo más de 34 %, cuando el 2009 obtuvo, 64%, más allá del fraude comprobado.
Debe estar muy preocupado por ese ‘desamor’ ciudadano, que no olvida, ente otros desaciertos,  la desmedida represión a los indígenas que defienden su territorio y la selva en el Parque Nacional Isiboro-Sécure (TIPNIS), amenazado por una carretera y espurios intereses gubernamentales y extranjeros. La Evaluación Ambiental Estratégica que realizó el Servicio Nacional de Áreas Protegidas (SERNAP) con apoyo del gobierno holandés, apunta a que PDVSA, Petrobras y Total tienen concesiones hidrocarburíferas en 27,5% del área del TIPNIS. Últimos estudios ambientalistas afirman que la carretera  destruirá 60 % del área boscosa de la reserva y otros estudios señalan que también hay oro y uranio, en el que estarían interesados los iraníes, de ahí su presencia, aún camuflada en Bolivia.
También debe estar preocupado Morales por las abiertas pugnas internas, “a patadas y puñetes” señala la prensa, y por eso ordena la reestructuración de su partido, e invita a sus ex aliados  a retornar al ‘proceso de cambio’.  Algunos de los fundadores de lo que antes fue el Instrumento Político por la Soberanía de los Pueblos, le han contestado que “ni-ca…”.
Por eso anda con las botas puestas, la de los milicos, por supuesto, para que lo protejan y garanticen su permanencia “para siempre”. Entre tanto la ciudadanía vive atrapada entre la anomia social y el desencanto político, por un lado, entre la anarquía y la disfuncionalidad política del gobierno por otro. La oposición política debiera tomar nota de esta realidad y pensar en la unidad de todo el espectro democrático en Bolivia para presentarle al país una opción de democracia plural e incluyente.

Anexos: fotos de militares y policías en al acto del MAS. Fuente eju.tv (falta)

Enviado por la autora susana seleme [susanaseleme@gmail.com]

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