¿Nuevo modelo económico? – Mario Rueda Peña * – 8.1.2012

Desde el Gobierno se insiste en que un nuevo modelo económico-social sería poco menos que lo estelar dentro de su ‘proceso de cambio’. Se cataloga a la presunta mudanza de economía ‘comunitaria y social’.
Un análisis de la actual estructura económica del país, así como de sus proyecciones a plazo mediato, no arroja ningún indicio confirmatorio de que nos aceche semejante posibilidad.

 

Somos un país que vive esencialmente de la exportación de hidrocarburos y minerales. En estos renglones, Estado y transnacionales se congregan en un régimen de coparticipación y distribución de utilidades a escala diferenciada (las empresas foráneas le dan ahora al Estado mucho más que antes). Las finanzas, los servicios, el comercio, el transporte y la producción de otros bienes se hallan en manos del sector privado. La economía informal echa cada vez más raíces en lo ferial y producción artesanal. Esta fracción hace de vientre gestor de una subestructura social urbana, cuyos estamentos casi siempre son de origen rural.
En definitiva, seguimos siendo un país engarzado en la economía de mercado, dentro de la cual lo comunitario y social viene a ser esquema específicamente referible a lo rural (zonas del altiplano y los valles occidentales del país) que acredita condiciones propicias para aplicar un modelo de producción de tales características. Para ganar, el agricultor o el ganadero debe producir a escala de mercado. Es lo que hoy no pueden lograr los campesinos de aquellos lares por causa de un minifundio que apenas les da abasto para la subsistencia diaria. En muchos casos, ni eso, por lo que tan penosas circunstancias empuja a cierto porcentaje de mujeres indígenas a la mendicidad callejera en las principales ciudades.
En el actual proceso de cambio lo único perceptible es una leve inclinación al ‘capitalismo de Estado’. Bolivia ensanchó su espacio en la cuestión de los hidrocarburos, así como en otros sectores dedicados a la exportación de productos primarios, a través de ‘nacionalizaciones’ a medias. Pero nada más… En la parte oriental del país, el sector privado controla la producción agropecuaria e industrial para el mercado nacional y foráneo. Y en todo el país los empresarios privados manejan la banca y el comercio.
Así que solo lo altiplánico-rural es latitud abierta a lo comunitario social, con características de reto, para el actual Gobierno. Urge, en primer lugar, reagrupar allí a los desdichados minifundistas en cooperativas de producción, dotando a las mismas de sólida base financiera y tecnológica. El régimen comunitario en ciertas zonas facilita tal tarea. Los minifundistas pueden ser agrupados en cooperativas.

* Abogado y periodista

http://www.eldeber.com.bo/2012/2012-01-08/vernotacolumnistas.php?id=120107204157


Sin Comentarios

Aún no hay comentarios.

Escribe tu comentario:

Editor: Willi Noack | Administración Técnica: Jose Carlos Choque Y. | Creatica Ltda.