Algunas reglas del juego político – 5.12.2011
Alberto Zelada Castedo
La política, enfatiza Pierre Bourdieu, es un juego que tiene ‘reglas tácitas’ que surgen en el campo político y se convierten en barreras que obstaculizan el ingreso al mismo. Esas reglas imponen determinados comportamientos o gestos e inducen la adopción de ciertos estilos del discurso de los profesionales de la política. Son otra de las manifestaciones del progresivo avance del campo político según su ‘propia lógica’ y en conformidad con los intereses que le son inherentes. (El campo político, 2001).
El discurso o el decir de los profesionales de la política tiene mucho que ver con su pretendida función de representación. De una u otra manera, se dirigen a su público en estos términos: “Yo solo soy lo que ustedes me dicen que sea” o, lo que es lo mismo, soy su “portavoz” y “no tengo interés expresivo propio”. Sin embargo, los profanos reciben el mensaje con cierta suspicacia, pues intuyen que quienes están en el campo político dicen o hacen cosas que están determinadas no “por la relación directa con los votantes”, sino también por la relación con los otros miembros del campo. Los políticos dicen lo que dicen no para responder a las expectativas de la población, sino para responder a lo que dicen o no dicen, hacen o no hacen, los otros sujetos que juegan el juego de la política.
Por otro lado, las pautas del juego imponen un necesario ‘aprendizaje’ a quienes pretenden acceder al campo político. Es preciso aprender, entre otras cosas, un ‘lenguaje estereotipado’, las ‘tretas’, las ‘relaciones de fuerza’ y las maneras de ‘tratar al adversario”. En otros términos, es necesario adquirir, de manera práctica, una verdadera ‘cultura’ para lograr comportarse ‘políticamente’ o, con más precisión, participar en lo que se llama ‘la política de los políticos’. Estos conocimientos cobran notoriedad en varios de los sentidos que tiene el juego de la política: “negociar un pacto”, “guardar silencio sobre algo que habitualmente se diría”, “proteger a los amigos de manera discreta” y saber “hablar a los periodistas”. Son todas estas formas de ser y de hacer que caracterizan a los profesionales de la política.
“Todo esto -subraya el sociólogo francés- contribuye también al cierre del campo y a su tendencia a girar en el vacío”. Este cierre es un fuerte indicio de la autonomía del campo político. Sin embargo, quienes actúan en el mismo no pueden llevar al extremo su alejamiento de aquellos en “cuyo nombre se expresan y ante quienes deben, periódicamente, rendir cuentas de manera más o menos ficticia”. Esto significa que el campo político no puede ‘autonomizarse completamente’. De una u otra manera, los políticos deben remitirse a su clientela, la cual, en muchos casos, puede llegar a tener la última palabra.
La elaboración de la noción de campo político fue, según confiesa Bourdieu, el resultado de su propósito, anunciado en varias oportunidades, de concebir la política ‘sociológicamente’ y no ‘políticamente’.
Fuente: http://www.eldeber.com.bo/2011/2011-12-05/vernotacolumnistas.php?id=111204215352