Socialistas y liberales – Axel Kaiser / CATO – 10.11.2011

Axel Kaiser es investigador del Instituto Democracia y Mercado (Chile) y columnista de ElCato.org. Axel obtuvo el primer lugar en nuestro primer concurso de ensayos, Voces de Libertad 2008.

(Con un comentario de Carlos Herrera)

La historia de la humanidad, sugirió Marx, es la historia de la lucha de clases. En otras palabras, desde tiempos inmemoriales los privilegiados han abusado del resto. Especialmente el capitalismo es, para la izquierda, un juego de suma cero: lo que gana el de arriba tuvo que quitárselo al de abajo. Esta visión inspira hasta el día de hoy a quienes condenan el sistema de libre empresa y repudian a los ricos que este genera. Se trata, por cierto, de un dogma puramente ideológico que no resiste ningún análisis económico serio. Y, sin embargo, ahí está. Distinto es cuando privados obtienen beneficios del Estado —subsidios, monopolios, etc— estafas tipo La Polar o cuando bancos son rescatados con dinero de los contribuyentes. La ventaja económica que produce ese tipo de situaciones es, para un liberal, inaceptable e inmoral. Y es que a diferencia del socialista, el liberal entiende que el capitalismo es un sistema que benefica a todos cuando funciona bajo reglas de competencia. El socialista o igualitarista típico en cambio, no se indigna cuando ve cómo el dinero de las personas se despilfarra, se transfiere a grupos de interés o derechamente se roba en el Estado. La desigualdad que se sigue de ahí, curiosamente no le incomoda. Pero si alguien se hace más rico que otro en el mercado, eso si que le causa rabia. Pues al socialista le resulta imposible entender que la riqueza es creada y que por tanto quien se enriqueció por medios honestos contribuyó a mejorar el bienestar de lo sociedad más que cualquier otro de sus miembros. ¿No me cree? Pregúntese si hay alguna cosa de las que usted usa o consume día a día, que no sea producidas por un empresario mucho más rico que el promedio de la población. Ahora imagínese cómo sería su vida sin todas esas cosas producidas por empresarios: así se vive bajo el socialismo.

Aún cuando el socialista vea que todos tienen más acceso a más y mejores bienes y servicios y que todos viven mejor que antes, sigue pensando que el mercado es una especie de distribución de torta donde el que se fue con el pedazo más grande inevitablemente tuvo que hacerlo expensas del resto. Con razón dicen que es injusto que unos tengan más que otros. Y claro, si la riqueza fuera estática y existiera con anterioridad al mercado, ciertamente sería injusto que unos tomaran para sí más de la torta dejando a otros con migajas. Peor aun si la torta la hicieron los que se quedaron con las migajas, que es en realidad lo que afirma la teoría marxista de la explotación. He ahí la conexión entre igualdad material y justicia reclamada por la izquierda. Como ve estimado lector, esta deriva de una ausencia total de comprensión acerca de cómo funciona el mercado.

Lo más peligroso es que estas ideas atraen a multitudes e inspiran políticas que destruyen el proceso de creación de riqueza, afectando a sus principales beneficiarios: los más pobres. Es por eso que los liberales, desde todas las esferas, tenemos la obligación moral de explicar las virtudes del mercado y defender la libertad frente a agresiones ideológicas, por muy de moda que estén. Pues los liberales, a diferencia de los socialistas, no queremos que todos sean iguales, sino que todos sean más ricos.

Este artículo fue publicado originalmente en Diario Financiero (Chile) el 4 de noviembre de 2011.

Fuente: http://www.elcato.org/socialistas-y-liberales

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COMENTARIO DE CARLOS HERRERA

El problema nacional no es la izquierda nacional, ni el Evo, ni el MAS, porque toda esa fauna variopinta tiene claras sus ideas y sus intenciones políticas, que son las de tomar el poder para gobernar en detrimento de las ideas liberales, que identifican (y con razón) como sus verdaderos enemigos políticos. El verdadero problema nacional es la ausencia casi total de luz en la clases medias, lo mismo que en sus élites (profesionales, políticas, empresariales, intelectuales, periodísticas etc.) que son el sector social que por su formación y trato directo con el mundo real de la economía, los negocios y la política, debieran ser los que divulguen, no sólo los verdaderos resultados del trabajo y los negocios en una sociedad de mercado abierto y con libertades, sino los beneficios que la humanidad ha recibido por influjo del capitalismo, que es un sistema de trabajo y generación de riqueza basado en la colaboración y el ejercicio de la libertad humana, que ha permitido, además, elevar el nivel de vida en los últimos doscientos años como nunca fue siquiera soñado por los mas de diez mil años anteriores de historia humana plena sobre la tierra. ….. A la izquierda el problema de la pobreza le importa un rábano, lo que si le interesa es el poder, al punto que hoy la izquierda no es una alternativa política real, sino mas bien una corporación de negocios típica del mundo capitalista, que promueve la venta a gran escala -y sólo pensando en el beneficio propio- de promesas y sueños temporales (el “Estado de bienestar” y el socialismo del siglo XXI son ejemplos de eso) que millones de seres humanos compran sin pensar en el daño que se hacen a sí mismos. …Por eso mismo es absolutamente necesario que las élites divulguen las ideas correctas sobre la política y el desarrollo, ya que el arma mas eficiente (lo muestra el hecho mismo de que el Mas llegó por ese camino) para combatir en política, no es la represión ni la propaganda (aunque estas triunfen unos años) sino las ideas, que tienen el poder de movilizar a la humanidad entera cuando son asumidas por las personas…. Si les parece que exagero miren lo que está pasando en Europa, donde el protagonismo de la izquierda en el origen de esta crisis de endeudamiento descomunal, es incuestionable. …Entonces, si queremos reconstruir las bases filosóficas de los países como el nuestro, se precisa una actitud y un entendimiento mas inteligente y objetivo que el que ofrece la izquierda en sus delirios ideológicos para entender e interpretar la realidad; se precisa estudio y análisis sobre las características esenciales y objetivas del sistema democrático liberal, un análisis que deberá basarse necesariamente en la admisión de que ejercicio pleno de las libertades y los derechos básicos, combinados con una economía de mercado abierto donde los actores compitan con el mínimo de interferencia estatal, son la receta correcta para el desarrollo y el sueño de un sociedad justa y segura. ..El artículo que les mando debate en un sentido relativo con lucidez e inteligencia verdaderas. Un saludo. Carlos.

carlos Herrera [calinzell@hotmail.com]

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