Latinoamérica y los Narcos Robo de Autos – 10.10.2011.

Ciro Añez Núñez.

El pasado martes 4 de octubre del año 2011, la prensa chilena informó que los carabineros desbarataron una banda de narcotráfico y robo de autos en Antofagasta.

Esta situación, no es de extrañarse, pues existen muchos antecedentes en la prensa latinoamericana, sobre el vínculo entre robo de vehículos y narcotráfico.

Se tiene entendido que el aumento de robo de automotores es debido a que los vehículos robados posteriormente son usados como mulas para transportar droga dentro del mismo país donde se realizó el robo. Mucho tiempo después estos vehículos son recuperados por la policía cuando son abandonados (botados) porque se encuentran dañados mecánicamente debido al pésimo uso al cual  han sido sometidos; y, por lo tanto, al narcotraficante no le interesa repararlo porque prefiere conseguirse un nuevo vehículo robado.

Existe también el antecedente de que en la frontera de Brasil se realiza el trueque: droga por automotores.

El director nacional de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico (FELCN), coronel Gonzalo Quezada, en fecha 10 de junio del 2011 afirmó que: “en el sector de la frontera con el Brasil tenemos información de que la droga está siendo intercambiada por vehículos robados; tenemos un caso en investigación y creo que vamos a tener buenos resultados”.

Cabe hacer notar que no solo en Bolivia se están dando casos como éstos, por ejemplo, este año la prensa peruana informó que: “la Dirección de Investigación de Robo de Vehículos (DIROVE), en la ciudad de Lima, dio a conocer que se roban a diario 15 automóviles” y se infiere ciertos nexos con el narcotráfico.

El crimen organizado o delincuencia organizada es la denominación que se le da a las estructuras sociales compuestas por individuos que se organizan para cometer acciones delictivas, así como al tipo de delito imputado por dicha conducta. Entre dichas acciones suelen encontrarse el tráfico de drogas, de armas, de réplicas de obras artísticas o tesoros arqueológicos, robo de vehículos, terrorismo, secuestro, tráfico de indocumentados, genocidio, etc.

En nuestra legislación (art. 132 Bis del Código Penal)  no se encuentra incluido el robo de vehículos dentro de los ilícitos que cometen las organizaciones criminales; motivo por el cual, el crecimiento de este delito tendría inclusive razón punitiva, ya que la sanción por robo de vehículo es inferior en comparación al delito tipificado como ”organización criminal”.

Por todo lo expuesto, amerita que en nuestro país se empiece a realizar acciones conducentes a evitar un mayor brote de este tipo de delincuencia. Por ejemplo, DIPROVE podría establecer por departamento y a nivel nacional a cuanto ascendió durante este año los robos de vehículos y junto con la FELCN determinar la repercusión que tienen los robos de vehículos con el tráfico de drogas.

En otras palabras, es hora de que DIPROVE y la FELCN trabajen juntos en la lucha contra la delincuencia organizada, pues de no existir entre ambas instituciones una visión amplia y un trabajo conjunto de manera complementaria, estos delitos (robo de autos y narcotráfico) seguirán creciendo de manera paralela y exponencial; y, la lucha contra éstos ilícitos jamás llegará a ser significativa.

Por otro lado, teniendo en cuenta el bullado caso Crnl. Sanabria, la Institución Policial tiene la imperiosa necesidad de mejorar su imagen; muestra de ello, es que han ido procesando a varios policías relacionados con el referido Coronel.  El control del personal policial realizado por Asuntos Internos de la Policía es de vital importancia para esto.

Aquella masa humana dedicada a las actividades delictivas  aumenta cada vez más en el mundo; razón por la cual, existe una gran preocupación internacional, puesto que resultan ser casi incontrolables; al extremo, que Jerome C. Glenn, Director del Proyecto Milenio, manifestó que “la mayor amenaza a la democracia es el crimen organizado. Maneja el doble del dinero de todos los militares del mundo”; por lo tanto, no cabe la menor duda que en varios lugares del mundo ha emergido una nueva clase social delincuencial peligrosa, tal como ocurre en México, donde se lidia la guerra de peligrosos carteles que salen en defensa de su emporio económico informal, de sus negocios e intereses sin importarles el daño que pueden ocasionar a terceros. Es decir, existe una guerra infernal donde las autoridades son rebasadas y al medio se encuentra el pueblo asustado y temeroso.

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