INTERNET, TECNOLOGÍA E IDIOMA – José Kreidler Guillaux – Rio de Janeiro, junio 2000

Mucho se está discutiendo en estos momentos en nuestro país del idioma en que los alumnos deberían aprender, si es en español, o en cualquiera de los idiomas nativos como quechua o aymará.

COMENTARIO

Pasaron once años desde la redacción de una reflexión importante, que hasta hoy no ha perdido vigencia. Chile fomenta el aprendizaje del idioma MANDARÍN hablado por 1000 millones de chinos…..

Esta discusión que debería haberse llevado a cabo en forma amplia, sincera, sin apasionamiento ni falsas posturas populistas cuando se redactó la ley, tiene que continuar hasta lograrse la reversión de un error histórico. Y para sorpresa nuestra, se da una gran campanada de alerta en el momento en que los propios interesados, los padres de los niños altiplánicos, ávidos de enseñanza y con una angustia reprimida por siglos de postración económica y social, quieren para sus hijos la enseñanza en español porque ven en ello una real posibilidad de salir del letargo centenario.

 

Y es que ya se tiene el coraje de hablar en voz alta que hay más desventajas que ventajas en la escolarización en idiomas nativos. Ya se dicen lo que se sabía: apenas sí hay el catecismo y algunas otras pequeñas obras y textos publicados en quechua o aymará. Quién va a publicar, ¡si no hay mercado! Si lo que imprima ¡no se va a vender! Si la mayoría de los que hablan esos idiomas o son analfabetos o apenas sí saben leer y escribir y para mayor desgracia, ¡tienen un bajísimo poder adquisitivo!

 

Sin embargo, hay algo más que eso en este análisis. Y es la inserción o no de nuestro país, es decir de nuestra sociedad, de nosotros mismos en el circuito económico mundial, en el tren de la historia.

 

Veamos por parte: en primer lugar están los defensores de la “enseñanza bilingüe” es decir de aprender en su idioma nativo y llevar como segunda lengua el español. Ellos arguyen que el hecho de que muchos niños vayan a la escuela y no entiendan el idioma del maestro, hace que muy rápidamente haya una elevada deserción escolar por sentirse excluidos, desarraigados o simplemente por no entender lo que se les está hablando. Pueden tener cierta razón, sin embargo la gran desventaja es que les está enseñando a escribir y leer en un idioma que por propio que fuera, rápidamente los convertirá en analfabetos funcionales al no poder usarlo en ninguna otra publicación. Incluso la mayoría de las radioemisoras que tienen programas en esas lenguas, solamente transmiten en horas de la madrugada y con un enfoque casi exclusivamente agropecuario, lo cual no contribuye mucho a su desarrollo intelectual.

 

En segundo lugar está la presión de muchas ONG´s que creen que enseñando en español lo que se está haciendo en el fondo, es un moderno colonialismo cultural y que hay que respetar las culturas originarias y autóctonas. Yo creo que en este sentido, es más urgente respetar al ser humano que está detrás de esas culturas y para ello, hay que dar a esas personas la oportunidad de salir de esa extrema pobreza a que están condenados precisamente por su ignorancia, su encierro intelectual y por el aislamiento y exclusión a que lo condenan esos grupos que para darles el beneficio de la duda, probablemente deseen lo mejor para ellos.

 

En tercer lugar están los que propugnan una enseñanza basada en el español, pero respetando los derechos, costumbres, música e idioma nativo, en otras palabras ayudando efectivamente a conservar y cultivar la cultura originaria, autóctona, pero a la vez dándole la oportunidad de tener acceso a la comunicación, al mundo.

 

Y vamos a hacer un paréntesis para hablar de Singapur, una diminuta isla del Asia, con menos de 1.000 Km²., pero con una economía de primer mundo, con uno de los mayores ingresos per cápita del mundo, con una de las mejores líneas aéreas del mundo en un lugar donde no había espacio físico para construir un aeropuerto ¡y tuvieron que ganarlo al mar! La Bolsa de Singapur es una de las mayores del Asia y referente para los demás países asiáticos. Tiene grandes refinerías de petróleo y no tiene ¡ni una gota de petróleo! Su población es china en más de un 70%, otra porción es de origen tamil y el resto malayos e ingleses.  Pues bien, ese mismo país, al terminar la segunda guerra mundial, era uno de los más pobres del mundo y había sido parcialmente asolado por la devastación bélica. Y ahí surgió un líder de origen chino, Lee Kuan Yew, que entre otras cosas impuso como idioma obligatorio, el inglés. Y eso le dio a los habitantes de la isla no solamente la capacidad de comunicarse entre sí (los chinos hablan mayoritariamente cantonés y mandarín, incompatibles entre sí, y el resto hablan tamil, malayo é ingles) sino que les permitió realizar comercio con el mundo entero y por supuesto le abrió las puertas al progreso y a la prosperidad. Las inversiones llegaron rápidamente por la facilidad que tenían los nativos de Singapur de leer instrucciones de maquinarias, computadoras, etc. en una lengua de carácter universal, el inglés. Y nuestro idioma, el español, tiene también carácter universal.

 

Y es que el tema de fondo es si podremos insertarnos como comunidad, como país en este mundo globalizado, ya que lo contrario, significa que al haber perdido el tren de la historia, nuestra viabilidad estaría tan comprometida que estaríamos condenándonos a vivir permanentemente como vagón de cola de ese tren en una marginalidad indigna y mendicante. Y es que no se trata de quien habla que idioma, sino quien usa que idioma, por que tenemos que ser capaces de tener acceso, aprender, asimilar y hacer uso de toda la información y la tecnología disponible en el mundo. La rápida difusión de la computación a niveles empresariales, gubernamentales y personales, caminando de la mano del Internet está marcando grandes diferencias y creando inmensas brechas entre los países y por lo menos en América Latina, y entre los estratos de la sociedad que tienen o no acceso a estos medios contemporáneos. En este sentido, se está dando la paradoja que en un país que no ha alcanzado siquiera la calificación de “emergente” tengamos ciudadanos que usan tecnología de primer mundo y ciudadanos que usan tecnologías de tiempo de los faraones.

 

Y a pesar de nuestro carácter y vocación pacifista, vale la pena mencionar lo que significa la calidad de un soldado moderno. Ya prácticamente pasaron a la historia las guerras cuerpo a cuerpo, donde el coraje, arrojo y preparación física individual marcaban las diferencias. Ahora llegó el tiempo de las guerras tecnológicas donde el soldado tiene que manipular armas muy sofisticadas y computarizadas. Y ¿se imaginan Uds. cómo podría un soldado sin manejo de un idioma moderno aprender a usar tales artilugios?

 

De todas maneras la verdadera guerra, la que libramos diariamente por nuestro sustento, esa también se está librando con cada vez mayor nivel tecnológico. Y no es cuestión solamente de contar con un sistema computacional e Internet en las empresas, sino saber usar la maquinaria más eficiente, saber trabajar la tierra con mayor productividad y conocer a fondo de finanzas corporativas y de administración empresarial. Y eso solo es posible con un pueblo adecuadamente educado y que maneje sin problema por lo menos una de las “linguas francas” del planeta.

Enviado por el autor José Kreidler [pepe@kreidlergroup.com]

 

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