Lo que es bueno para Bolivia… – Gary Rodríguez – 3.10.2011

Este artículo está inspirado en el editorial “El modelo cruceño”  (La Razón, 29/09/11) que leí con sentido crítico, sabiendo que —como toda obra humana— el exitoso modo agroproductivo cruceño es perfectible.


Gary Rodríguez es economista y gerente general del IBCE.

Creyente como soy, que todo lo bueno proviene de Dios, estoy seguro que —por su misericordia— los conflictos que aquejan al país se resolverán a su tiempo y que Él me concederá el deseo de ver un día —no lejano— a una Bolivia unida y próspera, con avances sustantivos en la lucha contra la pobreza. El cómo hacerlo tendrá que ver con amalgamar las cosas buenas del pasado, las cosas buenas del “proceso de cambio” y las cosas buenas que otros países han realizado.

Sabiendo que la ideologización y politización de las alternativas económicas, y que la mirada lastimera hacia atrás no restañan las heridas sino que profundizan las diferencias, ¿no es tiempo de un desarme espiritual que permita a los bolivianos abrazarnos, en vez de seguir confrontándonos, y buscar la forma de que los beneficios del desarrollo lleguen a todos? Basta de “resolver” conflictos actuales recordando conflictos pasados y, mucho menos, creando otros a futuro.

Es hora de entender de una buena vez, que para el ciudadano de a pie, el día de hoy, como ayer, su principal preocupación es cómo mejorar su economía y cómo dar una mejor calidad de vida a su familia. Para ello, aparte de copiar lo que otros han hecho bien —y para que los avances sociales tengan alguna posibilidad de sostenibilidad futura— debemos ver también qué cosas buenas hicimos en el país para sacar a la gente de la pobreza.

Este artículo está inspirado en el editorial “El modelo cruceño”  (La Razón, 29/09/11) que leí con sentido crítico, sabiendo que —como toda obra humana— el exitoso modo agroproductivo cruceño es perfectible. El artículo destacaba como elementos-clave del “modelo cruceño” la agroindustria, el comercio y las exportaciones; el hecho que Santa Cruz en 25 años contribuyó a Bolivia con cerca de $us 15.000 millones, principalmente por agroexportaciones, para lo que la frontera agrícola creció de 283 mil a 1,8 millones de hectáreas de sembradíos. De hecho, la fuerte orientación al mercado, la producción a escala, el cambio tecnológico y la sostenibilidad del modelo agroproductivo permitieron lograr una soberanía alimentaria en casi todos los renglones, al extremo que hoy por hoy más del 70% de los alimentos que consume el país, los provee Santa Cruz.

El artículo mencionaba también que el Vicepresidente del Estado había retado, en el marco de la Expocruz 2011, a que los productores del oriente amplíen la frontera agrícola para garantizar la seguridad alimentaria y para convertir a Bolivia en un exportador de alimentos, para lo que se estaba construyendo infraestructura.

¡Claro que los productores ratifican su voluntad de seguir trabajando como lo han hecho por décadas, buscando no sólo la seguridad alimentaria sino la “soberanía alimentaria” que es muy superior, siendo que implica “producir alimentos bolivianos para los bolivianos” y en tal cantidad que —abastecido el mercado interno— se pueda exportar.

Para esto, el Estado debe garantizar: seguridad jurídica para la tierra; mercado interno y externo seguros; y, buenas políticas públicas, como la posibilidad de usar la biotecnología.

Respecto al destaque del Editorial (“Ahora toca demostrar que el ‘modelo cruceño’ es, ante todo, bueno para Bolivia”) la respuesta la tienen decenas de miles de migrantes de todos los rincones del país que llegaron pobres a Santa Cruz desde los 50’, y que hoy son los prósperos productores de caña de azúcar, arroz, maíz, frejol, etc., que alimentan al país.

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