Los componentes del TIPNIS y sus dialécticas articulaciones – Susana Seleme Antelo – 25.9.2011

Según la Real Academia Española,  la palabra “carajo es una institución. Define toda la gama de sentimientos humanos y todos los estados de animo”. No es una ‘mala palabra’ tampoco un insulto, aunque mi estado de ánimo quisiera usarla como tal. En todo caso, expresa mi sentimiento encorajinado de repudio total al gobierno de Evo In-Moral-es por la acción genocida contra las y los originarios del Oriente amazónico, que marchan hace 42 días desde Trinidad hacia La Paz -842 kilómetros- en defensa del Territorio Indígena del Parque Nacional  Isiboro Sécure (TIPNIS).

A esos hombres, mujeres, niñas-niños, tras largas jornadas de caminatas, reposos para recuperar fuerzas, y en espera de la atención del presidente In-Morales-es, colonizadores acompañados de afines digitados por el gobierno, protegidos por fuerzas policiales, les bloquean el paso hacia La Paz. Y al bloquearlos les impiden el acceso permanente al agua, medicinas, alimentos que solidariamente les envían desde todo el país. Hace más de dos semanas,  la marcha está bloqueada a mitad de camino: a un lado los leales a InMorales, al otro los marchistas y entre ambos, policías enviados desde el centralismo con instrucciones de no dejar pasar a los indígenas para evitar ‘enfrentamientos’. Sin embargo, medios de prensa, también impedidos de hacer su trabajo sin cortapisas, denuncian que los colonizadores y los policías requisan a quienes pasan por allí ‘en busca de armas’ que ¡las tienen ellos, por supuesto! Como colofón impiden el flujo de suministros para la supervivencia de las/los marchistas y restringen el paso de mujeres al río,  a no ser acompañadas de algún uniformado.

“Si quieren matarnos de sed y hambre, métannos bala” dijo dolida y angustiada la dirigente indígena Justa Cabrera, quien además es vocera  de los pueblos indígenas del Oriente, desde Santa Cruz. Un ‘carajo’ cobra aquí toda su gama de sentimientos humanos y todos los estados de ánimo posibles,  porque un gobierno tan inmoral como su jefe, viola frenéticamente los más elementales derechos  humanos  de los pueblos indígenas.

 

Algunos datos

Al defender el TIPNIS rechazan no la carretera sino el diseño de la misma, que destruirá su núcleo, una de las mayores reservas ecológicas del planeta. Comités cívicos del Beni y Cochabamba plantean cambiar el trazo en su segundo tramo para que no destruya el núcleo del territorio, aunque se incrementarían a los 360 kilómetros del diseño inicial, unos 26 más y media hora de recorrido. En los hechos, para evitar el irreparable daño a esa enorme riqueza natural.  El escritor Bautista Saavedra  señala que “De las 4’463.157 hectáreas de bosque tropical certificados en el mundo, Bolivia posee 1’474.175, es decir, 33%, superando inclusive al Brasil, con 1’249.204,  y un 28% del total mundial. Parte de ese 33% se encuentra en el TIPNIS”, territorio que se asemeja a un triángulo mirando al sur,  situado entre los departamentos de Beni y Cochabamba, en las provincias Mojos y Marbán (Beni) y Chapare (Cochabamba).  Debido a la prolongada indefinición de límites por las añejas incapacidades de todos los gobiernos y  la baja institucionalidad del Estado para hacer cumplir la leyes, los indígenas que lo habitan se sienten benianos, mientras que los colonos se identifican como cochabambinos, según un estudio realizado por la Fundación Tierra. En 1990, el presidente Jaime Paz Zamora declaró a la zona Parque Nacional, con el fin de evitar una disputa entre los departamentos concernidos. Años más tarde, el gobernante Gonzalo Sánchez de Lozada convirtió el área en una Territorio Comunitario de Origen (TCO)  donde conviven cerca de 14 mil indígenas de las tres etnias que lo habitan: yuracarés, mojeños y chimanes.

De acuerdo con la misma Fundación, ese número es muy inferior al de los colonizadores, cuyas más de 20.000 familias presentan  necesidades de expansión territorial, de ahí la promesa de Evo In-Moral-es, de otorgarles nuevas tierras en el TIPNIS. Estos colonizadores están organizados en 52 sindicatos  agrarios que, a su vez, se agrupan en ocho centrales y sindicatos de la Federación del Trópico de Cochabamba, una de las seis Federaciones productoras de hoja coca del Chapare que alimenta la global economía política de la cocaína. Desde hace más de dos décadas, Evo Morales Ayma preside la federación de cocaleros y es presidente del Estado Plurinacional, ex República de Bolivia, Otra institución, el Centro de Estudios del Desarrollo Laboral y Agrario, señala que “ 27,5 % del TIPNIS,  equivalente 358 mil hectáreas, fue declarado por el gobierno como área de aprovechamiento de hidrocarburos”, además de 25 mil hectáreas otorgadas en concesiones forestales a empresas privadas, mientras a los indígenas le ha asignado 40 mil hectáreas.

Grupos ecologistas, indígenas de todas partes del país y gran parte de la sociedad civil y política, tienen  sobrados temores de que la carretera permita a los cocaleros del Chapare -feudo político de Morales  y su mayor base de sustentación social, tan vecinos al parque, muchos  ya en el- de que la invasión al TIPNIS será para producir más hoja de coca. La oficina antidrogas de la ONU reveló recientemente que desde que Morales llegó al poder en 2006, los cultivos de la hoja nada sagrada aumentaron un 22 % en Bolivia, expandiéndose por parques y reservas naturales. En criterio del periodista  Humberto Vacaflor, el tema del narcotráfico es un ingrediente más para que “las actividades económicas legales sean desplazadas por las ilegales, al punto de crear una realidad próspera frente a una realidad legal languideciente” merced a “fronteras descontroladas… a instituciones frágiles que sucumben al poder  económico y a la tentación de los ‘barones pecado’” … y al “compromiso de un líder de crear condiciones para que el mal crezca como una mancha de aceite”

 

Las articulaciones dialécticas del TIPNIS

Quizás sin habérselo planteado,  los indígenas del Oriente han puesto a Evo InMorales en el banquillo de los políticos más impostores y oportunistas de la historia boliviana, al punto de echar por tierra algunas de sus medidas más atractivas como gestión social y pública: la visibilización del siempre preterido tema indígena, que resultó un camelo, y la otorgación de algunos bonos como la redistribución de la riqueza a sectores desfavorecidos y vulnerables, aunque sin sustento productivo . Su construida imagen  de presidente indio, defensor hasta las últimas consecuencias de la ‘madre tierra’  amén de guía y protector los  pueblos indígenas, no solo de Bolivia sino de América,  se cae como un castillo de naipes. Al caerse, reafirma la ya innegable matriz dictatorial de su gobierno por el desprecio a los contenidos de la democracia: el derecho al disenso, el respeto al diálogo entre iguales, la búsqueda  de acuerdos por el bien común y general de la sociedad como totalidad múltiple y diversa, contradictoria y compleja. Otro dato obsceno en esa caída de naipes es el engaño autonomista metido  de mal gana en la Constitución Política: en los hechos mezquina los recursos para que las autonomías departamentales, municipales e indígenas se desarrollen y desconoce su cualidad autonómica como capacidad de gestión propia.

El TIPNIS también desnuda el abierto o encubierto rechazo a los ‘otros’ que piensan diferente, así como el apego reiterado al uso de la fuerza y la represión de hecho, palabra y obra. En Bolivia hay más de 60 muertos de forma violenta en el ejercicio del gobierno de casi seis años de Evo INmorales, mientras los  presos, perseguidos y exiliados políticos, suman más de 300 personas y las detenciones no cesan al amparo del inventado complot terrorista-separatista de cruceños, benianos y pandinos contra el centralismo. El TIPNIS además confirma la despreciable incontinencia verbal de Evo Morales que promueve violencia, enfrentamiento y hostilidades  en las que abundan incongruencias, insultos y descalificaciones a sus adversarios, ahora a sus exhermanos  indígenas del Oriente, a otros del Ande que los acompañan, y todos los que apoyan su justa causa. Esos apoyos suman las más diversas voces de la sociedad boliviana.

Este estado de situación, exige analizar los cada vez más entrelazados componentes del tema TIPNIS.

El primero, el componente ecológico-medioambiental por la defensa un territorio rico y diverso, además Parque Nacional Indígena, con sus bosques, su fauna y su flora excepcionales. Ahí se articula el segundo componente, el étnico-cultural-identitario: el TIPNIS es territorio-propiedad de pueblos indígenas sobre el cual tienen derechos constitucionalmente amparados, como la consulta previa ante cualquier intervención que se haga en el mismo, consulta que no se hizo, como está establecido por la Constitución Política del Estado. Esa consulta está además  avalada por  el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), reconocido por el Estado boliviano. La consulta, apuntan, “deberá efectuarse de buena fe y de una manera apropiada a las circunstancias para llegar a acuerdo o lograr el consentimiento de los indígenas”. El incumplimiento de ese derecho indígena, amén de sus implícitos concomitantes como la defensa de su territorio  originó la marcha.

El justo rechazo a la intervención de la carretera por conciencia ecológica y de respeto a pueblos indígenas, ha originado en un tercer componente: el político. El apoyo a los marchistas suma adeptos en todo el país y pone a InMorales en el ojo de una creciente conflictividad social: la sociedad civil, sus agrupaciones sindicales, culturales, ex aliados políticos, universidades y autoridades diversas, interpelan su actitud frente a los indígenas y la defensa de la naturaleza,  y al mismo tiempo interpelan su liderazgo, su forma de gobernar y sus inescrupulosos impulsos de dominación antidemocrática. ¿El principio del fin de la hegemonía de Evo InMorales, y sus hombres, quizás no de su gobierno? En todo caso, después del TIPNIS, nada será igual  pues la máscara de mentiras se ha roto irreparablemente. Los oficialista, con Inmorales a la cabeza defienden el proyecto con el argumento de que es vital para la integración vial del país sin importar los costes, y a falta de argumentos pretenden vincular a los indígenas y marchistas con grupos de derecha, con la embajada de Estados Unidos, con ONGs también derecha y todos, ellos con la pretensión de desestabilizar al Gobierno. El líder de la Confederación de Pueblos Indígenas del Oriente, Adolfo Chávez, rechazó las críticas gubernamentales y recordó que uno de sus jefes de inteligencia, el general René Sanabria, exzar antidrogas de Morales, confesó recientemente en Estados Unidos su implicación en el narcotráfico. ¿Qué mayor desestabilización que esa, nos preguntamos?

Un cuarto componente es geopolítico: a Brasil le interesa sobremanera sacar sus mercancías  al gigante mercado  Asia-Pacífico, pasando por la carretera de marras La carretera de la discordia,  fue concebida en 2008 entre los presidentes de Bolivia y Brasil, en el Chapare,  con vistosas guirnaldas de hoja de coca al cuello, y en 2009 obtuvo el compromiso de financiamiento  por el ex presidente Luiz Inácio Lula Da Silva. La carretera sería parte del nuevo corredor bioceánico para que Brasil salga, desde Rondonia, con sus mercancías  al gigante mercado  Asia-Pacífico, pasando por la ruta de marras. Otra vez ¡carajo!  Este carajo me sale por los poros dado mi estado de ánimo,  nada depresivo, sino todo lo contario.  Un estado de ánimo cada vez más indignado ante impostores, “lobos disfrazados de oveja” dijo Doña Justa, que  pretenden doblegar la voluntad de un pueblo que marchan hace 42 días por la auténtica defensa de la naturaleza, no como el hipócrita discurso de un In-Moral-Es. Él y muchos de sus hombres, declarados marxistas-leninistas, comunistas, y socialistas,   desconoce las leyes de la dialéctica: el cambio, el movimiento, la transformación  y sus articulaciones, las mismas que en la suma de cambios cuantitativos, se  transforman en cambios  cualitativos. Se quedaron en la fase represiva brutal para el copamiento del poder total, algunos al mejor estilo jacobino, como el ‘Vice’, quien a falta de guillotinas para cortar cuellos, los corta con guillotinas judiciales.  Aquí vale la pena otro ¡carajo!

Para alegrar el ánimo y los sentimientos,  desde hace 24 hora inunda al país la noticia de que las valientes mujeres de la marcha rompieron el cerco policial en un ingenioso y arriesgado acto de cohesionado poder social: estando con el ministro de Relaciones Exteriores, atravesaron con el a la cabeza  el contingente de policías y ya están frente a los colonos y demás hombres afines a In-Moral-es. Lo que vaya  a pasar de aquí en más es de su absoluta responsabilidad.

Como escribe una artista paceña, Susana Del Castillo López, “el TIPNIS es flora, es fauna, es reservorio de agua dulce, es vida,  es selva densa, es el corazón de Sudamérica”.

Enviado por la autora susana seleme [susanaseleme@gmail.com]

2 comentarios

  • By RAMIRO AREVALO, 26 Septiembre 2011 @ 14:43 pm

    lo que hizo el gobierno de bolivia es evitar que esos aprovechados y chupa sangre de siempre causen un caos con muertes innecesarias engañando a la gente indigena del tipnis se debe proteger primero la vida humana porque vale tanto o mas la vida de un indigena que la de estos politicos fracasados ningun gobierno avanzo tanto en todo aspecto economico social y cultural como este nunca quedran que esta gente(tipnis)sea culta hipocritas y mentirosos,adelante con el progreso del pais todos tienen derecho a vivir mejor

  • By Freddy Espinoza Teran, 16 Octubre 2011 @ 0:39 am

    Al pan, pan y al vino, vino. Con vuestro permiso, tomo para el www Reportero boliviano.com felicidades, agradezco

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