El último vuelo – Juan Carlos Peredo Peruque – 10.9.2011
La situación económica mundial actual se parece a la de un avión volando a 10.000 pies de altura, al cual se le ha agotado el combustible. Tripulado por norteamericanos y europeos, al frente solo ven montañas, a la izquierda mar, y selva virgen a la derecha. Si de por sí la situación era ya catastrófica, las malas noticias en la cabina de mando no paran de llegar: Están sin electricidad. Las turbinas que la generan se han detenido por falta de combustible. Solo funciona lo esencial y manual.
Según cálculos de los expertos, que están en el mismo vuelo, quedan 2 minutos y 50 segundos para el impacto.
Ante la emergencia, los pilotos han entrado en pánico, especialmente los europeos y, guiados por la desesperación, comienzan a tomar medidas incorrectas o precipitadas, tales como salvar países quebrados (por ejemplo Grecia), poniendo en riesgo a todos los pasajeros y empeorando la situación. Los norteamericanos no se quedan atrás. De nada sirve que inyecten liquidez a un sistema que no funciona (los mercados globales son disfuncionales cuando tienen miedo y ahora están en pánico).
Existen lindas y atractivas azafatas llamadas Brics. Tratan de salvarse por su cuenta, pensando que al ocultarse detrás de la cortina, pintarse y verse bonitas, lograrán esquivar el impacto. Pobrecitas, por eso llegaron solamente hasta azafatas…
La situación requiere que los pilotos controlen el miedo y tomen las decisiones correctas y frías en el poco tiempo que les queda. Los americanos deben obligar ¡ya! a su banca a rematar en los próximos 6 meses todos los inmuebles que tengan, lo tóxico y no tóxico, y dejar que la rapiña limpie lo putrefacto: es la única manera de limpiar de raíz antes que todo siga contaminándose. Solo así el dinero y la confianza en el sistema brotarán gradualmente. Ya habrá tiempo para los impuestos. Por su parte, los europeos deben dejar caer a los países quebrados; solo así salvarán al Euro, y salvando al Euro se salva Europa. La alternativa para Europa es el renacimiento del Marco alemán y Europa ya sabe lo que es Alemania unida y con un Marco fuerte (o quizás no tan fuerte).
Se debe tener mucho cuidado en no caer en cuentos chinos, especialmente eso de que serán la próxima primera potencia, o que constituyen la esperanza para salir de la crisis actual. Esta semana quebró la firma sueca Saab, dueña de la Volvo, que a su vez son capitales chinos. Desde hace meses China esta tostando sus ahorros en su gira de shopping por el mundo entero, especialmente por Europa y sus países quebrados. Piensan que están comprando gangas, pero no es así; han caído más bien en el abrazo del oso. 2/3 de la banca China está en la cuerda floja o a punto de entrar en rojo, y gran parte de sus regiones están altamente endeudadas. Los grandes ahorros que aún tiene no le alcanzarán para salvarse. Esto está siendo pasado por alto por la mayoría de los pasajeros del avión; no por los pilotos, especialmente los norteamericanos.
Rapiña puede haber también sobre China, ya sea durante o después del impacto. Podemos estar viendo la segunda parte de la película “Desintegración a la soviética”, pero esta vez Made in China, incluido sus 1.300 millones de consumidores (tal vez sea este el claro que buscan los pilotos para dar el panzazo). El talón de Aquiles de China es su densidad demográfica. Con millones fuera del campo, hacinados en ciudades, sin trabajo, descontentos y habiendo probado las mieles del capitalismo, serán difíciles de controlar; este es un dato que parece haber pasado por alto la cúpula comunista. Deberían releer el Telegrama Largo escrito por George Kennan en 1946 (quien predijo con décadas de anticipación la caída de la Unión Soviética).
Si el plan funciona, China previamente debe estar aislada; es una azafata muy bonita y apetecida por los pilotos. Con poca ayuda podría zafarse y defenderse muy bien. La Primavera árabe no es una casualidad. Kaddafi y otros sátrapas como él, por su propia seguridad, jamás hubieran apoyado a una jauría de lobos llamada Democracia Occidental comerse a una presa llamada Democracia Socialista. Por eso la Primavera árabe es importante ¿Por qué ahora, después de 42 años?
Y por la cola del avión ¿cómo estamos? Entre los cientos de pasajeros hay también un indígena boliviano, quien al ver la tranquilidad de las azafatas llamadas Brics se siente ingenuamente seguro, deseando y aplaudiendo que a los pilotos no les vaya nada bien (a quienes llama despectivamente capitalistas e imperialistas) esperando ansiosamente que el avión se estrelle, para luego meterles juicio y cárcel.
También entre los pasajeros estamos nosotros (como ciudadanos comunes) asistiendo a la película relatada por los pilotos, sin percatarnos que la estamos viendo dentro del mismo avión.
¿Qué se debería hacer? ¿Que recomienda la situación?
En primer lugar, no entrar en pánico. Recordar que quedan menos de 3 minutos para tomar decisiones (en el mundo real, no más de diciembre de 2012, si es que los pilotos lo hacen bien: un buen amarizaje o buen panzazo contra la selva, si antes no se estrellan contra la montaña…
Abrocharse los cinturones, ya que el impacto será fuerte, muy fuerte. Por lo menos reconocerán los cadáveres cuando los encuentren, si queda alguien que los encuentre y les dé cristiana sepultura, como si eso importara…
Rezar. ¡Dios sí existe! y pedir que nos proteja a todos, ya que todos viajamos en el mismo avión. Es raro que alguien se salve cuando un avión en esas condiciones se estrella. Para muchos o quizás para todos, este será el último vuelo, pero recordemos que esta semana cayó un avión en Rusia con todo un equipo de hockey (Lokomotiv) y se salvaron 4. Podemos ser uno de esos 4.
Mirar la ubicación de las puertas y ventanas de emergencia. Luego del impacto, los pocos sobrevivientes harán hasta lo imposible por salir. Todos los documentos, o al menos los que se consideran importantes, deben estar en orden. La emigración general (huida en todas direcciones y por todos los lados) será la regla y las puertas de salida son pocas.
Debajo del asiento hay una balsa. Tenerla a mano. No sea que tras sobrevivir al primer impacto nos ahoguemos o nos coman los tiburones. Algo de recursos se debe tener. Mejor si son billetes verdes, resisten mejor al impacto; además; no se mojan en contacto con el agua salada y sirven para calentarse en la selva. Después del impacto todo el mundo querrá tener moneda verde y no habrá tantas para todos. Otras monedas no servirán de nada, se harán polvo al primer impacto, algunas incluso antes. Por mal juicio de la situación, especialmente por prejuicios ideológicos, el indígena confía más en las azafatas llamadas Brics, no en los pilotos norteamericanos. ¿Cuántos premios nobel en Economía de origen chino, brasileño o indio hay?
Con respecto al dinero, se debe prestar atención, mucha atención, al siguiente detalle: la mayor reserva de oro la tienen los norteamericanos (más de 8 mil toneladas), más que ningún otro país en el mundo. Para tener una pequeña idea, si venden el oro a los precios actuales tienen para alimentar dos años seguidos al doble de los desempleados que tienen ahora. Por lo tanto, confiar en los pilotos norteamericanos, por el momento, es la mejor opción. Aritmética simple: 8.000 T x $ US 2.000 por onza (30 gramos) nos da un dineral. Si el oro sigue subiendo, solo favorece al que lo tiene en mayor cuantía, y los norteamericanos lo tienen en demasía; les sigue Alemania. El oro y el plomo son, en los hechos, lo que respalda la moneda verde. Ningún otro país del planeta puede defender su oro con plomo, que no sean los norteamericanos; Alemania está aún lejos de tener plomo para defender su oro.
No se tranquilicen mucho por lo del oro, recuerden que los pilotos viajan también en el mismo avión. Comerán bien lo que resta de tiempo, después, no sabemos.
Cuidado con los objetos que vuelan antes del impacto. Sería irónico que un objeto pesado caiga sobre la cabeza de algún pasajero antes que el avión se estrelle. No tomar decisiones precipitadas por ahora, como grandes compras, negocios arriesgados o especulativos, eso está bien para los gambeteadores y no es el momento para jugar (lo mejor es que los pocos huevos que se tiene estén en diferentes canastos). El que recomiende lo contrario, dejarlo que se reviente solo.
Rezar nuevamente, que para eso todavía hay tiempo… pero con los ojos abiertos, muy abiertos, como búhos, no olvidar que no hay electricidad. Confiar en los instintos… tomar sus propias decisiones… que al final es la respuesta a los rezos.
Juan Carlos Peredo Peruque
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