Conflicto de intereses – Seleme Antelo – 4.9.2011

Teníamos razón  quienes tempranamente detectamos la farsa del llamado proceso de cambio.

Las dudas sobre el ser social de Evo Morales –sindicalista cocalero de violentos métodos de lucha- y su compatibilidad con la candidatura a presidente de la ex República de Bolivia en 2005, era abrumadoras, pero están hoy resueltas.  Tras casi 6 años como Presidente electo, Morales sigue siendo el cocalero pequeño burgués que durante más de 15 años ha retenido la presidencia de las 6 Federaciones Cocaleras del Chapare, furibunda institución sindical cuando defiende sus  cultivos. Pero la hoja de coca del Chapare, al no ser apta para el consumo humano, está destinada exclusivamente a ser materia prima de la economía política de la cocaína, de los más rentables rubros del capitalismo global ilegal.

De ahí se deriva toda la delictiva cadena de producción, distribución, intercambio y consumo de la droga, con las fieras secuelas que dejan las mafias de contrabandistas, narcotraficantes y criminales  al por mayor.  Parece un cuento pero no les es. Todo ese submundo turbio y delincuencial tiene su origen de aquella ‘hojita’ ¿sagrada? que se cultiva en el Chapare y otros lugares como coca excedentaria, pues sobrepasa con creces la cantidad  necesaria para el ancestral y cultural consumo humano del masticado o ‘acullico’.  Entonces, al cabo de estos seis años ¿qué interés de clase representan los cocaleros, campesinos propietarios de su tierra,  unos más pequeños que otros?   Es el interés particular de una pequeña burguesía cocalera en ascenso,   que puede llegar a convertirse en burguesía cocalera.

Y llegados a este punto ¿a cuál de sus mandantes sirve Evo Morales? ¿Al Estado dictatorial revestido de democracia, que en los hechos desprecia lo ‘pluri’  en todas sus expresiones, ya sean étnico-culturales, políticas y económicas, pues se juega por el pensamiento totalitario? ¿0 sirve a las bases que cultivan coca para su transformación en cocaína y son,  a la vez, su mayor sustento político y los mejores clientes del poder? ¿O sirve a la abigarrada y compleja realidad social de Bolivia, tan lejos de ‘vivir bien?

Así las cosas, ya no es siniestro afirmar que el bien común de la sociedad  boliviana está en grave conflicto con los intereses de los cocaleros y su Presidente, quien hoy desnuda impúdicamente su impostura y ausencia de ética. Se declaró ‘indio’, salvador y ‘guía’ de los pueblos indígenas, pero no incluye a toda la nación boliviana, pues privilegia a cocaleros, indígenas y nuevos clasemedieros de Occidente. Si es necesario, y cuando las papas queman como ahora con el Territorio Indígena del Parque Nacional del Isiboro-Sécure (TIPNIS), Morales recurre a sus  bases,  no solo a las del Chapare, las incita al odio y las enfrenta contra sus ‘hermanos’ indígenas del Oriente. A ellos los discrimina porque no cuadran en su visión autoritaria y patriarcal de campesino cocalero sindicalista, ajeno, hay que aclararlo,  al noble  sindicalismo proletario.

El  interés de cocaleros y colonos es la expansión de la frontera agrícola de la coca, aún  a costa de pueblos y etnias originarias, flora y fauna de Reservas y Parques Nacionales, como el Choré,  Amboró, Carrasco entre otros. Cocaleros, colonos e informales penetran hoy al (TIPNIS) de la mano de “a rodovia da coca”, así llamada en Brasil, tras el acuerdo Morales-Lula de Silva, en el Chapare-2008, cuando al brasilero le colocaron una guirnalda de hojas de coca en el cuello. De esa reunión sale  la famosa carretera prevista antes, es cierto, en los Proyectos de la Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional Suramericana (IIRSA), mecanismo intergubernamental de los doce países suramericanos, para construir una agenda común e impulsar proyectos de integración en infraestructuras varias. ¡Que maravilla! Pero los proyectos IIRSA no son un cheque en blanco, y en el caso del TIPNIS, la consulta previa a indígenas para que avalen o no el proyecto que afecta su hábitat, como mandan la Constitución Política del Estado boliviano y la Convención 169 de la OIT, fue a dar ‘a la cuenta del otario’, como dice el tango argentino.

Y así exhibe Morales su falso indigenismo.  Hoy ridiculiza, insulta, acusa y criminaliza a 2000 indígenas, mestizos y dirigentes, agrupados en la Central Indígena de Pueblos del Oriente (CIDOB) que con callado sacrificio marchan hacia La Paz, desde hace 22 días para salvar el TIPNIS. Ni ellos ni los que los apoyan son ‘derechistas’, ni ‘vendidos al imperialismo’, ni miembros de ONGs ‘subversivas que quieren crearle problemas al gobierno’ … ¡El gobierno y sus hombres buscando culpables ajenos, siempre, como cuando un hombre ‘busca al burro, mientras está sentado en el’! Quienes que se oponen a la carretera, es porque  partirá el Parque en dos y su riqueza quedará a merced de insaciables cocaleros, colonos, traficantes de tierra y narcotraficantes.

Se dice que repartir tierras del TPNIS habría sido una de las promesas electorales de Morales, según algunos ‘interesados’ en el reparto,  mientras otras voces apuntan que esa obra -con un sobreprecio de 40%, denuncian- retribuye generosas contribuciones de la empresa brasilera OAS que la ejecutará, a la campaña electoral de Evo Morales. ¿A qué vino en días pasados el ex-presidente Lula, si Morales reiteró, tras la partida de su amigo Lula,  lo que ya había dicho antes: la carretera se hará “quieran o no quieran”? Quizás por eso no aceptó aplicar la consulta previa ni el diálogo inicial que solicitaban los indígenas del TIPNIS, la CIDOB y otra organizaciones, porque ya está todo ‘cocinado’. No es descabellado preguntarse ¿quién manda a quién,  por qué y para qué?

Los indígenas del Oriente y la sociedad boliviana no rechazan la construcción de la carretera, sino su trazado porque desintegra el TIPNIS, en vez de integrarlo para el desarrollo de los pueblos de la región.  Y porque el interés general de la sociedad boliviana es la preservación del ecosistema y de la madre-tierra, defensa que Morales hizo suya de denodada vehemencia, hoy demostrada grosera hipocresía, como otras. Otro interés no menos importante es la lucha frontal contra el cultivo de la hoja coca que no sirve para el consumo humano y la coca excedentaria, que fluyen como un turbión maligno a la producción capitalista de cocaína y alimenta a  las mafias narco-delincuentes.

Quienes saben de la naturaleza humana, afirman que  lo propio de la mediocridad es  creerse superior, de ahí el desprecio a los ‘otros’.  Cualquiera que sea el resultado de este conflicto, los pueblos indígenas del Oriente boliviano, sin violencia,  le han dado a Evo Morales una lección de ética, de principios, de dignidad y consecuencia que él no tiene. En octubre, voto NULO.

1 comentario

  • By Jorge Gamarra, 9 Septiembre 2011 @ 17:06 pm

    Narco Estado por la macabra alianza entre el poder político y el poder de las armas, los cocaleros poseen poder político sin duda; y para asegurar ese poder se han aliado con la policía boliviana y las fuerzas armadas en una alianza inaudita. No hay operativos policiales en Chapare, solamente en el oriente; la policía sabe que toda la coca de chapare se destina al narcotráfico pero se hace la que no sabe. Los cocaleros exigen que se cumpla la Ley 1008 pero menos en el Chapare. Esa es la base del poder del MAS: la alianza entre el poder político y el poder de las armas.

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