El Foro CAINCO 2001 – “Superar la crisis”

El Foro CAINCO 2001 – “Superar la crisis”

El Foro CAINCO 2001 – “Superar la crisis”

Autor: Willi Noack

Publicado: Santa Cruz, 2001

En días pasados se realizó el importante FORO CAINCO 2001.

No repito la información, por la amplia cobertura recibida, quién, dónde, cómo, más bien aquí se hace un ensayo de interpretar el acontecimiento. De preferencia todos los conferencistas describen acertadamente la crítica situación (lo que es fácil, cómodo, sin correr riesgos de perder prestigio o votos). Hubo muy poca identificación de las causas verídicas de la crisis. ¿Por qué hay esta crisis?, en vez de constatar los síntomas de ella.

Quizás le parezca monótona mi óptica y conclusión que voy a expo-ner otra vez; el motivo es la esperanza de que una permanente gota de agua logre perforar la piedra. El deseo es que el tema ocupe las agendas con la prioridad necesaria.

La crisis es real. Solamente esta capacidad de sufrimiento de un pueblo estoico ha evitado lo peor. Sin embargo, se está agotando la paciencia, la situación puede reventar la democracia.

Se escucharon entre los participantes opiniones descontentas, pues esperaban “otra cosa”; en el fondo, quizás, el anuncio de un giro total, un vuelco, es decir, volver al mercantilismo atemporal. Eso no ocurrió. Se pronunciaron los discursos conocidos; sin embargo, es importante enfatizar que se escucharon comentarios que revelan una creciente conciencia, tibia todavía, en algunos expositores, en el sentido de que sin reformas del Estado no habrá una superación de la crisis. Es alentador que hubo mucho aplauso al exigir a la adminis-tración pública más eficiencia, y pronunciarse contra paros (S. Doria Medina). “Se precisa un debate sobre la reforma del Estado, no sobre el modelo en sí”. La crisis económica es una consecuencia de la crisis política. La confianza es fundamental, pero estamos sin perspectivas. Existe una “depresión colectiva” (Carlos Saavedra).

También formó parte el tema de los narco-dólares faltantes y del contrabando reducido. Todavía no se ha detectado otro dilema: las disminuidas transferencias de dólares a familiares de bolivianos que trabajan en el exterior. No hay datos oficiales, pero puede llegar a montos importantes, quizás entre 500 y 1000 millones de dólares anualmente.

Casi nunca se considera en los análisis la importancia del efecto sicológico en la población y los agentes económicos. Eso no sor-prende en un estado autoritario que se caracteriza por la prepotencia de gobernantes y la obediencia de los gobernados. ¿Se trata, en nuestros días, de una reliquia de los tiempos pasados? Son conoci-dos los conceptos, por ejemplo del “Law of the selfulfilling prophecy”, (sucederá lo que estamos anticipando); la espiral de los procesos hacia arriba o hacia abajo (buenos resultados desencadenan otros buenos resultados y viceversa); la fuga de cerebros y de capital y la inversión directa de capital extranjero dependen de factores sicológi-cos. Otro principio no menos relevante es el “factor tiempo”, o sea la capacidad y celeridad de adaptación a cambios.

La importancia del “clima sicológico” se evidencia, por ej., en el pro-nosticado ausentismo en las urnas para 2002, estimadamente un 45%, por falta de credibilidad (“calidad de creíble”, Real Academia Española) de la clase política (por supuesto me refiero, hablando de clase o casta política, solamente a sus comparsas negativas, supo-niendo que debe haber gente idónea), o dicho en otras palabras: falta de confianza (Fukuyama).

El FORO, lamentablemente, no fue un gran intento de diagnostico para identificar las causas de fondo de la crisis. Hace falta un taller sobre las verdaderas causas de la crisis económica (pero sin las excusas baratas, conocidas y utilizadas como chivos expiatorios). No precisamos más descripciones de síntomas. El sistema político fue implícitamente, pero no explícitamente, identificado en casi todas las conferencias e intervenciones como la causa principal de la cri-sis.

Es un objetivo de este análisis ilustrar con ejemplos que salieron del FORO.

87 millones de dólares de créditos del BM para caminos podrían perderse por no contar con un SNC institucionalizado, es decir que el SNC evite que se robe un 35% (antes eran 15%). Doria Medina, con similar argumentación, exigió la ejecución de la inversión públi-ca, y desestancar la burocracia. ¿Cuál es la causa de fondo? Ud. lo sabe, son las peleas por el botín y la ineficiencia burocrática. Se deben practicar nuevas reglas de juego. Aplauso merece el BM que condiciona el otorgamiento de créditos a reformas del SNC; ¡que los adversarios, ojalá, no sean miopes denunciando una “injerencia imperialista”!, cuando, todo lo contrario, al parecer es la única mane-ra para promover reformas que la casta política no desea, pues ¿con qué va a financiar la campaña 2002? Robar para financiar campa-ñas, para ganar elecciones, y seguir robando. Bienvenida la condo-nación de 1.300 millones de dólares del HIPC II, pero más efecto tendría si los condonantes siguen firmes en exigir cambios estructu-rales, resultando en un “buen Gobierno”. El Presidente convoca a una cumbre de la Mega. ¿Para qué? ¿Para una persuasión moral? ¿Rogar que sean buenos, por favor? Sí, colateralmente, quizás, sirve, pero lo principal es aplicar las leyes.

Pregunté al representante del FMI sobre las posibilidades de generar voluntad política en nuestra clase política a favor de reformar al Estado. No contestó en el FORO, pero en la prensa el representante dijo: “Los aspectos políticos no tienen nada que ver con el FMI, ése es un problema del Gobierno y de los bolivianos.”

Otro ejemplo: Si todos sabemos que la inseguridad jurídica es pro-bablemente el caso más destacado en un escenario poco favorable para atraer nuevas inversiones para superar la crisis, hay que cam-biar eso con la misma prioridad. Dejemos de llorar sin pena. Es la hora de unirse para obligar a modernizar el Estado.

Otro ejemplo: El Consejo departamental: los Consejeros no observan la LDA por estipular que el Prefecto preside el Consejo o que la censura al Prefecto, con dos tercios de votos, está supeditada el visto bueno del Presidente de la República; no, eso no les molesta, sino verse privados de sus ingresos, pues recibirán menos dietas por tener una en vez de cuatro reuniones mensuales.

Todos y también los oradores en el FORO denunciamos la partidiza-ción de cargos públicos. La carrera del servidor público será la solu-ción, pero no se la aplica; falta el Reglamento de la Ley. Y así, “el prebendalismo está matando la democracia.”

Se denuncia que miembros de partidos políticos votan a favor de algún proyecto de ley sólo si por su voto favorable se recibe algo a cambio (Carlos Toranzo), ya sea la postergación de juicios o del pago de impuestos. Allí tiene su origen la desconfianza y la rabia del pueblo. Eso podría ser cambiado en un corto plazo, teóricamente.

Hace falta confianza (Tuto Quiroga y otros): muy de acuerdo con esta afirmación, pero falta generarla, con acciones políticas claras; reformar la CPE, según el mandato de la sociedad civil manifestado en el DN 2000, aplicar la Ley 1178, desafuero, etc.

Todos lamentamos la corrupción por ser el flagelo. La corrupción se combate, entre otras, con dos medidas claras: primero, acabar con el monopolio de los partidos políticos y, segundo, terminar con la impunidad, dice el Gobierno de Bolivia en su EBRP. Pero esas me-didas no se toman, o sea, un discurso de hipocresía máxima. Mien-tras la corrupción sigue siendo altamente rentable (pues no se obliga al ladrón a devolver lo robado); impune (pues no se mete preso al ladrón) y, encima, aumentado su prestigio social (pues el ladrón se convierte en un DON), no hay esperanza de eliminar este flagelo, sin corregir estos extremos.

Casos exitosos mencionados en el FORO, que demuestran que primero hay que recomponer políticamente al Estado (citaron el caso de la Aduana) antes de inyectar más dólares, pues la crisis econó-mica, en realidad, es una crisis política; es obvia la relación entre causa y efecto. Esta interrelación entre causa y efecto, o sea, entre la violación de la regla de juego limpio democrático y las terribles consecuencias económicas no es visible a primera vista y de fácil entender; por eso no cala hondo en el electorado, y facilita el discur-so hipócrita.

El cumplimiento de las demandas formuladas en el DN 2000 son precondición para combatir con éxito la crisis económica. Si nos cayesen lluvias torrenciales de dólares sin haber eliminado previa-mente la corrupción (reiterándolo, mediante la abolición de la impuni-dad; hay unos 30 diputados inmunes impunes) y eliminado el mono-polio de los partidos políticos y hacer realidad la carrera del funciona-rio público, esa lluvia de dólares no tendrá mayores efectos. Recor-démonos: hay 500 supernumerarios en el SNC, ni hablar de nuestra Casa de la Cultura….

Lo que sorprende: en charlas entre amigos, casi todos compartimos el criterio de que son necesarias las reformas, pero públicamente no hay pronunciamientos claros que, por supuesto, no provendrán de los interesados (los políticos), pero tampoco de la sociedad civil aparentemente tan “masa gris” que se parece a una neblina difusa. ¿Por qué será? ¿Porque los portavoces no quieren perjudicar su futura carrera política? ¿Por temores, cobardía? Es grave esta omi-sión por la falta de orientación al pueblo, y de encubrimiento tácito.

Una hipótesis: Existe un fenómeno de “cola de paja”. Si un diputado, presunto estafador, pierde la inmunidad, igual impunidad, ¡qué no podrá revelar para que no sea él el único juzgado! De esta manera se produce una “tregua” bajo el lema: no pegues a nadie de mi com-bo para evitar que pegue al integrante de tu combo, igual a los bom-beros que no pisan las mangueras ajenas. Además, la justicia está sin la independencia suficiente para intervenir. Entiendo que Blatt-mann, conocedor de esta situación, propone cambios, que son, a “grosso modo”, los mismos exigidos en el DN 2000, y seguro está que muchos de los partidos políticos establecidos van a tratar de impedir que prosperen las reformas propuestas por él, que todas son necesarias. Hay que estudiar el plantamiento de Blattmann, como también de partidos que proponen cambios y tienen una estructura interna democrática, para ver qué partido ofrece similares reformas de la “segunda generación”, siendo el 21.060 de la primera gene-ración.

Se ha convertido en un truco, una triquiñuela: la “Participación Popu-lar”, los “Diálogos”, la “Corresponsabilidad”, dándose una imagen de legitimidad (“política consensuada con la sociedad civil”), para tran-quilamente seguir con más de lo mismo, evitando reformas estructu-rales.

Prueba: La reciente “Convocatoria pública referida a la propuesta de reformas constitucionales del área institucional”. ¡No hace falta esta iniciativa! 4.000 personas, en representación de 1.000 organizacio-nes e instituciones, emitieron sus demandas en el DN 2000, pidiendo reformas a la CPE. Ahora, les corresponde a nuestros más entendi-dos e ilustres constitucionalistas, de preferencia sin compromisos con partidos políticos, a dar el formato legal (“la forma”) a estas demandas sin tergiversar el contenido (“el fondo”). Los constitucionalistas Jorge Asbún, Juan Carlos Urenda y otros critican esta pretensión del Gobierno. Pese a que se trata de un asunto trascendental, los medios de comunicación social dan poca importancia a censurarlo; siguen denunciando la corrupción, pero pierden su chance al tomar papeles para coadyuvar a erradicarla.

Para superar una crisis, no sirve “perfeccionar” un remedio, con ciertos maquillajes, de comprobada ineficiencia. ¡Hay que cambiar! Eso vale por ejemplo en cuanto al “control social”. Los Comités de Vigilancia son una farsa de la democracia. Hay que procurar que los Concejales Municipales sean fiscalizadores del Alcalde (ver el pési-mo trabajo del Concejo de Santa Cruz). Pero existe el peligro que ya no habrá esperanza en el pueblo de que se puede cambiar esta situación, pues muchos piensan que es parte de la “cultura” (¿?), como algunos me quieren convencer. Si fuese así, verdad, no habría esperanza.

Juan Antonio Morales, Presidente del Banco Central, y Luis Fernan-do Calvo, flamante Superintendente de Bancos, merecen un aplauso por prometer la salud del sistema financiero (y no permitir nunca más que otros 1.000 millones de dólares de las bancarrotas dudosas de bancos sean absorbidos por el TGN, o sea, por nosotros, los contri-buyentes). La reforma que dio independencia al Banco Central, es una prueba más de que conseguir la salubridad financiera empezó con la reforma del Estado, a sabiendas de que sin estabilidad ma-croeconómica no hay chance mínimo de salir del subdesarrollo.

Imaginémonos con bastante fantasía que se logra una mayoría a favor de reformas a la CPE, el calendario sería:

En 2001 se promulga la Ley de Necesidad de Reformas a la CPE.

Durante la gestión 2002 – 2007 habrá discusión de las Reformas a la CPE y la promulgación de la nueva CPE.

A partir de 2008 entraría en vigencia la nueva CPE. ¿Tenemos tanto tiempo? Siete años, como mínimo, ¿y mientras tanto, sigue la co-rrupción y la ineficiencia del Estado?

Desde esta óptica, la propuesta de Blattmann se presenta como una alternativa, pues, mediante el Referéndum, pretende ganar tiempo porque la dilación va en contra de los intereses del país, sobre todo del empresariado, pero no así de la clase política.

Apuesto a que la promulgación de la Ley de Necesidad (sólo este hecho de demostrar voluntad política de liderar e introducir en la nueva CPE los principales cambios exigidos en el DN 2000), ya desencadenaría un renacimiento en la sicología del pueblo, gene-rando confianza, esperanza, fe, credibilidad. Sería eso un primer paso a corto plazo, con consecuencias favorables, sobre todo a largo plazo, en la lucha contra la crisis económica, pues se trata de una crisis política.

Sólo así podrá convertirse en realidad la excelente y convencedora visión de futuro de Claudio Mansilla que, lamentablemente, sería nada más que una utopía sin no hay reformas al Estado, que son el cuello de botella.

Como siempre hay que denunciar (y se lo hizo en el FORO) la per-versión del proteccionismo que practican los poderosos países in-dustrializados (anualmente 370.000 millones de subvenciones para el sector agropecuario), que causa una total desigualdad en la com-petencia. Los términos de intercambio se deterioraran en desmedro de los países que exportan materia prima (Bolivia: 26% pérdida entre 1990 y 1999). Hay que luchar internacionalmente contra esta injusti-cia, pero mientras tanto hay que buscar formas de cómo escapar de esta situación criminal, por ej. ocupar “nichos” y transformar la mate-ria prima en productos competitivos, utilizando los conocimientos, hoy en día de bastante fácil acceso. La “depresión colectiva” (Saa-vedra), la falta de confianza (Tuto) tienen también su origen en exa-geradas expectativas irreales.

En un pupitre vi un libro titulado “La sociedad post-capitalista”….

fecha: 2001-07-28 23:42:23
autor: Willi Noack

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