Impresiones de viaje

Impresiones de viaje

Autor: Willi Noack

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Durante una estadía de cuatro semanas en Argentina, se evidenció una serie de semejanzas en problemas existentes en ambos lados de la frontera y leyendo los titulares principales de los periódicos argentinos, podrían ser matutinos nuestros. Es interesante anotar cómo se pretende solucionar problemas similares y qué clase de obstáculos lo dificulta o inviabiliza. He aquí una pequeña selección; las comparaciones y conclusiones son obvias.

1. Argentina es actualmente un país caro, tan caro que ha perdido competitividad en muchos sectores. Un importante pivote económico era, por ejemplo, el sector automotriz en Córdoba, pero su principal aliado económico, Brasil, ha dejado de comprar, y muchas empresas de este sector salen de Argentina. El turismo brasileño, la industria sin chimenea, logró captar en esta temporada una importante afluencia desde Argentina. El Presidente De la Rua ha reafirmado que la paridad de la moneda nacional con el dólar norteamericano no se va a modificar, manteniendo el 1 : 1, por las nefastas consecuencias que causaría una devaluación, pero, después de la devaluación brasileña, se aumentan diariamente los problemas intramercosur y las empresas argentinas gritan por medidas por salvaguarda. El dilema, quizás el más serio de todos, en estos tiempos, es que sin una devaluación falta la competitividad, pero con una devaluación puede derrumbarse la economía. La receta de reducir costos (nadie menciona, además, conformarse con márgenes muy reducidos de utilidad) no parece eficiente a corto plazo. El agro logró un alivio para refinanciarse. “Para 77.000 productores, que deben 3.055 millones, hay dos opciones, a 10 y 20 años, a tasas del 13,5% y 12% anual”. El sector agropecuario representa el 20% del PIB argentino y el 60% de las exportaciones. En este panorama resulta bastante eufemista pensar en una moneda única del Mercosur.

2. Los PyMes, que dan en un 73% fuentes de trabajo, están en el crisol de un plan estratégico, y se ha aclarado bien que “no se trata de una retorno imposible a una economía sermicerrada, inflacionaria y subsidiada por el Estado”. Suena como un discurso de Juan Carriaga. Al mismo tiempo, el Gobierno quiere desencadenar una “Embestida contra el empleo en negro”, del orden de 3.800.000 personas, lo que hacer perder anualmente al Estado unos 10 mil millones de pesos, igual dólares. También está en el tapete el tema de la flexibilización laboral, y no faltan voces que advierten el peligro de la “esclavización del trabajador”. En este contexto interesa el reconocimiento de que hay inmigrantes explotados, y cuando el tema Haider-Austria llena carriles, se escucha alguna opinión que la xenofobia existe también en Argentina (donde viven un millón o más de bolivianos).

3. Los problemas derivados de la globalización representan una preocupación omnipresente. Se considera la privatización, más un control eficiente por parte del Estado, una solución para aumentar la competitividad. Hay protestas contra los excesos de la globalización por sus efectos concentradores, y se aboga a favor de la alianza entre el Estado y el sector privado, reconociendo que “aprender a vender (es) uno de los desafíos más importantes del milenio”. Se insinúa buscar nichos para productos diferenciados con valor agregado, y se publicó la advertencia del Premio Nobel Samuelson, que la actual economía mundial se parece a un “frágil castillo de naipes”.

4. Tal como aquí, se discute y debate allá el flagelo del contrabando y de la corrupción, de la evasión de pago de impuestos. La opinión de un comentarista parece novedosa: “La eximición de pena al arrepentido de un delito de corrupción, manteniendo los beneficios obtenidos, tendría entidad suficiente para romper el perpetuo silencio y un gran número de manos dejarán de estar abiertas”. El mismo autor, sin embargo, admite sus dudas sobre su misma proposición. Una de las 20 máximas del presidente De la Rua reza: “ser implacables con la corrupción”. La lucha contra el contrabando desde el Paraguay ya cobró vidas, y Yacuiba de hoy está muerta en comparación con años pasados porque las acciones anticontrabando se duplicaron en un año. Reprimir actividades ilícitas en una economía en recesión es ilusionario cuando los afectados no encuentran opciones; se trata de otro dilema.

5. En este ambiente pesimista se distingue positivamente la iniciativa de los 50.000 habitantes de Puerto Madryn, en Patagonia, donde se logró erigir en 35 años un floresciente turismo, explotando una ventaja comparativa competitiva, que es su fauna marítima y los paisajes. Según responsables locales, costó crear una mentalidad favorable en la población, pero el experimento resultó bastante exitoso.

6. Al parecer, la mala distribución de las bonanzas del capitalismo en ejercicio representa un problema de fondo, que ha originado una nueva pobreza. “El 10% de la población más rica se lleva el 36% del ingreso nacional y el 40% más pobre sólo accede al 15% de la riqueza”; ¡exclusión alarmante en Argentina! ¿Y en Bolivia? Un comentarista exige “una redistribución radical del ingreso a favor de los trabajadores”. Conviene recordarnos que hace 50 años, Argentina figuraba entre los diez países más ricos del mundo, un fenómeno que en muchos sentidos influye hoy en día el senti, pensar y actuar, consciente o inconscientemente, de mucha gente, estableciendo ciertos niveles de vida “exigidos”, y cuando estos no se logran, surge una gran desesperación y rebelión, sobre todo cuando se llega a conocer increíbles dimensiones de corrupción. Un titular periodístico señaló: “Civilizar el poder”. Son pocos, muy pocos los que confían que esta situación será reversible.

fecha: 2001-07-28 23:42:23
autor: Willi Noack

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