Bolivia necesita técnicos medios y superiores

Autor: Willi Noack

Publicado: El Nuevo Día, Subeditorial, 07/11/2001

Sub Editorial
Bolivia necesita técnicos medios y superiores
Willi Noack

El Nuevo Día, 7/11/2001

¿De qué vale un licenciado en abogacía que se hace llamar ‘doctor’ si está manejando un taxi o no tiene trabajo?

De unos 23.000 matriculados (año 2000) en 41 institutos estatales de formación y capacitación técnica sólo el 4% cursaba en el rubro “agropecuaria” (de gran importancia para Santa Cruz). En el departamento Santa Cruz están ubicados siete institutos (de éstos 41), y sólo dos ofrecen carreras en agropecuaria.

En el país hay 640 institutos privados de los cuales sólo dos ofrecen formación como técnico medio o superior en agropecuaria.

Estas informaciones y otras no menos alarmantes fueron presentadas en el seminario taller “Formación Técnica bajo el Sistema Dual, Experiencias de Alemania – Oportunidades para Bolivia”, que se realizó los días 29 y 30 del mes pasado por iniciativa de la cooperación alemana DGRV (Confederación Alemana de Cooperativas) en Santa Cruz, con la participación de altos funcionarios del Estado, personal de alta jerarquía de los institutos, expertos nacionales e internacionales, ¡pero sin representantes del sector empresarial! Probablemente por falta de “sangre”, ni prensa ni TV acudieron al acontecimiento, aunque estaban invitados. El tema es demasiado importante para no dar una cobertura a importantes aspectos (algunas ponencias están disponibles en el sitio www.eforobolivia.org; la palabra de búsqueda es “formación técnica”).
Una afirmación repetida por varios expositores es la ausencia del sector privado en los procesos de enseñanza/aprendizaje, siendo este sector el agente que debería tener el mayor interés en la formación de técnicos y mano de obra calificada. Es conveniente recordarse que el “milagro económico” de Alemania después de la guerra (1945) no era ningún “milagro” pues una población conformada por capital humano bien formado y capacitado, nota bene: por excelentes técnicos, con una decidida ambición de salir de las cenizas, permitió una impresionante reconstrucción de un país en ruinas. El reto de hoy es no menos grande: lograr niveles de competitividad para poder enfrentar la competencia internacional, y nuevamente se trata del capital humano, como factor estratégico, que define el grado de éxito de un país en esta competencia sin clemencia, donde el más fuerte triunfa. En concreto, la rigurosa competencia en los mercados liberados obliga a lograr niveles de productividad como los tienen los mejores competidores ¡o fracasar! Se está formando la oposición contra este darwinismo; ver “antiglobalización” en el sitio.

Volviendo al tema: sin duda alguna representa el sector agropecuario uno de los más importantes del país, lo que comprueba su aporte al PIB nacional. Con más razón era de esperar que se forman técnicos con preferencia en este rubro, pero no es así. ¿Por qué? Según los expertos “existe poca demanda”, y/o esta carrera “goza de poco prestigio social”. Varios conferencistas mencionaron la mentalidad generalizada de buscar el estatus social antes de formarse en rubros que el país precisa. Es tiempo para que la sociedad revise sus prejuicios, preguntándose qué vale más, un licenciado en abogacía, “vanagloriándose” como “Doctor”, pero manejando un taxi por falta de trabajo en su profesión, o, por otro lado, un “humilde” técnico superior, a quien la sociedad asigna un rango bajo en la escala del reconocimiento social, pero que se desempeña en su profesión estudiada con gran éxito! Los egresados con formación técnica adquirida por el método dual tienen empleo asegurado, según los expertos.

¡Tanto se habla de la necesidad imperiosa de constituir “Alianzas estratégicas”! He aquí un caso sintomático que demuestra que se debe superar causas de fondo que perjudican de manera peligrosa al país; se debe superar el “divorcio” entre el sector privado como empleador de capital humano formado para aumentar su productividad, los institutos (sean del Estado o privados), que concentran su oferta educativa en la demanda laboral de hoy y de mañana (faltan indicadores sobre la futura demanda laboral), y la sociedad que revisa sus conceptos vigentes pero obsoletos sobre el “estatus social”. El Estado no puede faltar como aliado ejerciendo la función de fiscalizador de la excelencia de la oferta educativa, para evitar que institutitos hambrientos engañen a la juventud.
Es correcto cuando los funcionarios del sector educativo reclaman que el desarrollo socio-económico depende de la educación, pero están a la vez equivocados aquellos que todavía insinúan que la construcción de una aula representa “educación”, cuando educación es en primer lugar una cuestión de contenido y didáctica, o sea del “software”, que debe adecuarse. Al final, ¿Qué es la “formación bajo el sistema dual”? Es la combinación de estudios teóricos en aulas, aplicables al trabajo en empresas donde se experimenta la teoría “haciendo”.

En realidad se complementan el trabajo en las empresas y el estudio en los institutos de manera ideal, y ambos, la empresa y el estudiante tienen grandes ventajas; es un caso clásico del “gana-gana”. Infocal e Incoocap son dos institutos (entre otros pocos) que aplican este método.

fecha: 2001-11-07 12:38:18
autor: Willi Noack

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