Libre mercado e intervencionismo del Estado

Autor: Willi Noack

Publicado: El Nuevo Día, 28.2.2002

(28/02/2002) Opinión
Libre mercado e intervencionismo del Estado
Willi Noack*

La discusión sobre el “mejor” modelo económico provoca a moros y cristianos a opinar públicamente. No siempre los autores disponen de suficientes conocimientos teóricos, y las conclusiones que sacan en base de experiencias empíricas de los resultados de un modelo y que se viven en carne propia no son en todos los casos las acertadas. Por ej. el “análisis” inexperto del desastre argentino que testimoniamos con gran pena, no justifica una conclusión categórica que el modelo en sí no sirve. El problema allá como acá radica en varias causas de fondo, para ejemplificar, mencionando algunas:

· Insuficiente conocimiento sólido del modelo por parte de todos los actores económicos.

· Fallas en su implementación.

· Fallas en su manejo.

· Estructuras sociales con privilegiados que boicotean el buen funcionamiento, por preferir la corrupción, evasión tributaria y arancelaria, prebendalismo, partidización, etc.

· Empresariado poco Schumpeteriano, léase: poco emprendedor.

· Confusión generalizada de distinguir entre capitalismo salvaje en el libre mercado, al estilo norteamericano, y, por otro lado, la Economía Social de Mercado (ESM), lo cual significa que el Estado se concentra en desarrollo del ser humano.

· Indoctrinaciones de toda índole que bloquean un análisis objetivo.

Hablemos de la Economía Social de Mercado (ESM) pues Bolivia se ha dotado con un modelo que se asemeja a la ESM.

Lamentablemente, no da los frutos favorables en Bolivia como se lo observa en otros países por las fallas arriba mencionadas; es más que probable que una vez habiéndolas eliminadas o, por lo menos, reducidas, toda la población se beneficiará de los resultados. (¡Como también nunca se beneficiará si no se logra combatir las causas de fondo del funcionamiento deficitario!). El “caso argentino” sirve para comprobar esta afirmación; la lucha consiste entre, en esencia, querer lograr modernizar la sociedad y su economía y querer seguir con “más de lo mismo”, lo que se ha comprobado ser inviable, pues resta al país la competitividad. Más simple: los privilegiados restauradores están enfrentados con los excluidos ahora reformadores. “Ahora”, pues mientras participaron en la clase privilegiada no querían saber de las reformas que ahora exigen.

Un efecto censurable de la Economía de Mercado es la concentración. Los ya ricos se vuelven más ricos, sea intra o internacional. La libre competencia sirve para los que son competitivos. Esta verdad orienta las políticas de los competidores poderosos en abogar por mercados libres (ALCA), pero libres sólo para sus productos, mientras aplican una protección hermética contra los productos de los demás.

El subvencionismo de los ricos para su sector agropecuario llega a $us 350.000.000.000 por año, ¡mil millones cada día! ¡Qué “libertad” de mercados! Se sobreentiende por qué un movimiento mundial, liderizado por ATTAC, lucha contra este abuso.

Ahora, ¿qué se puede hacer por parte del Estado para lograr resultados más equitativos en beneficio de toda la población de Bolivia? Existe una “caja de herramientas” para reparar fallas sistémicas, y se llama intervencionismo. Cual un botiquín contiene medicinas que, en la apropiada dosis y oportunamente aplicados, son benevolentes; pero pueden ser letales si se las usa sin precaución.

Intervencionismo es aquella política económica del Estado que busca lograr objetivos específicos (por ej. la protección de los ciudadanos con desventajas), los cuales no son realizables en el marco de las políticas generales que determinan el orden y los procesos de libre mercado. El Estado, consciente de su responsabilidad social, corrige con medidas intervencionistas ciertas estructuras, ciertos procedimientos y también ciertos resultados.

Se distingue entre medidas intervencionistas

según el propósito (conservar por ej. un sector sin competitividad internacional, adaptar por ej. un sector con buen potencial a nuevas exigencias internacionales, constituir, por ej. crear nuevas actividades, diversificación);

según el campo afectado (sectorial, regional, individual);

según el carácter de la medida (control de precios, de cantidades, de volúmenes de inversión);

según el grado de compatibilidad con el mecanismo del libre mercado y
según la vigencia (duración) de la medida.

Como se ve, el Estado dispone y utiliza, sobre todo cuando tiene una ESM, es decir las medicinas. Pero en el tratamiento humano por parte del médico que precisa la economía se requiere mucha habilidad, experiencia, conocimientos teóricos y suerte. (Allan Greenspan es considerado uno de los expertos).

Los efectos colaterales del intervencionismo son temibles: ocurre que, al haber curado una determinada enfermedad, el paciente se queda en la lona (ver la consolidación del sistema financiero de Bolivia…).

En términos generales y por la preeminencia de intereses grupales por encima de intereses colectivos, además, considerando la corrupción y la debilidad del Estado, para países como Argentina y Bolivia resulta muy dificultosa una idónea aplicación de las medicinas. Un ejemplo: ¿Cuántos coches de lujo “Mercedes Benz”, sujetos a altísimos aranceles, serán declarados como tractores agrícolas de la misma marca y por lo tanto exentos de todo arancel?

El intervencionismo, claro está, fomenta la corrupción. Recuerdo que hubo un debate sobre el tipo de aranceles cuando se proclamó la NPE, en 1985, y se optó por un arancel único (casi sin excepción), por el temor a la corrupción.

(continuaré sobre reste tema).

*Para estudiar el “caso Argentina” consulte www.eforobolivia.org, palabra de búsqueda “Argentina, crisis 2002”.

fecha: 2002-02-28 19:33:09
autor: Willi Noack

Editor: Willi Noack | Administración Técnica: Jose Carlos Choque Y. | Creatica Ltda.