República de Bananas

Autor: Willi Noack

Publicado: El Nuevo Día, 8.5.2002

(08/05/2002)

República de Bananas
Willi Noack*

No se trata de un país cultivador de guineos y plátanos. Sabemos que tildar a un país de “República de Bananas” es una expresión que caracteriza a ciertos países por su incapacidad de organizarse en una sociedad civilizada, respetuosa, democrática, socialmente justa. Llaman así a un país donde la corrupción reina en todos los entes y niveles de la sociedad, y donde la democracia tiene facetas de una caricatura. Los que utilizan la expresión, lo hacen con una buena dosis de soberbia, de arrogancia del superior. Es en cierta manera la expresión sintética del fracaso.

El meollo del problema es la corrupción que hace posible semejante caos, porque ella no respeta la institucionalidad.

La tapa de “Der Spiegel” (No. 12/2002), una de las revistas más importantes de Alemania, llevó el título “La República de la coima”, y el artículo empieza: “Al estilo de la Mafia. Alemania degenera en una República de Bananas” y sigue denunciando insólitos casos de corrupción, escándalos que le quitan a los alemanes muchos argumentos para burlarse de otros países. Las consecuencias de la corrupción son el debilitamiento e incluso hasta la eliminación del Estado de Derecho.

Además, el Estado pierde recursos financieros por la evasión tributaria y arancelaria y por una “merma” de 30 por ciento para hacer inversiones que favorecen, sobre todo, a los marginados y que son esenciales para que el capitalismo neoliberal se convierta y se perciba como una economía social de mercado.

Siendo la corrupción el meollo, allá como aquí (¡y en Argentina!), parece sensato que un partido político (MNR), sólo uno, haya elevado la lucha contra la corrupción como uno de los tres temas centrales de su plan de gobierno, identificándola como una de las causas de fondo de la crisis, llamada a ser corregida.

Un remedio contra la corrupción es la transparencia obligatoria, en vez del derecho facultativo de ciudadano de informarse. Además, una división de competencias resulta favorable: el que planifica no debe aprobar, y el que aprueba no debe ejecutar. La institucionalización es el camino correcto para reducir la corrupción.

¿Cuál es la diferencia entre los niveles de corrupción en una verdadera República de Bananas y en un país que grita alarma por detectar indicios del inicio de convertirse en una?

Son: 1) Las diferentes conciencias de cometer una injusticia, un delito. 2) Diferentes niveles de riesgo de ser castigado. 3) Probabilidades de quedarse con lo robado. 4) Existencia de sanciones de la sociedad civil contra el corrupto. 5) Diferencia de consecuencias para la carrera de un funcionario público. 6) Grados de independencia e imparcialidad del poder jurídico.

Mis amigos me confirman que erradicar la corrupción en Bolivia es imposible – cual la coca…
Si esta afirmación fuera verdad, no habrá remedio, y Bolivia será eternamente una República de Bananas (mejor dicho: de bellacos). Pues, y volviendo al inicio del artículo, en Alemania van a impulsar la investigación de los hechos denunciados por “Der Spiegel”, y luchar de verdad contra el crimen, metiendo preso al delincuente, quitándole lo robado, expulsándole del servicio público, y en los juicios los fiscales cuentan con testigos valientes por existir una conciencia alerta referente a la corrupción.

Este y otros artículos sobre este tema en www.eforobolivia.org.

*Willy Noack es consultor y docente

fecha: 2002-05-08 20:13:21
autor: Willi Noack

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