Está en juego nuestro futuro

Autor: Willi Noack

Publicado: El Nuevo Día, 22.5.2002

(22/05/2002)

Está en juego nuestro futuro
Willi Noack*

Cuando una empresa transnacional, un “global player”, busca su CEO, su “Chief Executive Officer” (Funcionario Ejecutivo en Jefe, el máximo ejecutivo), los propietarios de la empresa definen el perfil ideal para este cargo de máxima jerarquía antes de contratarlo. Y los “head hunters” (cazadores profesionales de cabezas) buscan los candidatos que se aproximan al perfil ideal. El proceso de preselección del CEO es riguroso. Los que no cumplen con los prerrequisitos mínimos indispensables ¡fuera!, y al final quedan dos o tres candidatos. A ellos se les somete a entrevistas, tests sicológicos, chequeos médicos y más tests para seleccionar al mejor. Si ninguno pasa exitosamente por los tests, sigue la búsqueda. Este proceso de selección responde al imperativo de contratar al mejor conductor disponible para una empresa grande, obligada a ser competitiva. Ud. estimado lector, yo, todos somos copropietarios de una empresa que se llama Bolivia.

Para el 30 de junio esta empresa necesita un nuevo conductor que sepa convertirla en una empresa competitiva. ¡No es una empresa con responsabilidad limitada!

Nosotros lo jugamos todo, hasta el futuro de nuestros hijos. Por lo que veo, algo anda mal en la búsqueda del mejor conductor de nuestra empresa. La gente está confusa.

En vez de participar con seriedad, por la trascendental importancia de seleccionar al mejor CEO de nuestra empresa, cree estar en una fiesta folclórica con corsos, elección de “magníficas“, comida y bebida gratis, entre gorras y poleras, y la selección se desvirtúa en un circo con pan para distraer al pueblo atontado. Hasta hay un postor “glorivanidoso“ que huye de los test de calificación.

Cierto que la democracia boliviana es joven todavía; que los principios democráticos no son totalmente asimilados por mucha gente; que existe una acostumbrada cultura de verticalismo, considerada como “normal”, tanto por los que mandan como aceptado por los mandados. Esta deficiencia, atribuible a una democracia incipiente, es explotada por algunos políticos-postores que tratan al pueblo, indefenso y presa fácil de esta jugada, como masa electoral atontada que ellos precisan para reinar como feudo con el seudo-aval conseguido en libres comicios. Muy lejos de un concurso de méritos que tiende a seleccionar y elegir al mejor.

Dice un candidato: ¡Elíjanme y van a ver lo que voy a hacer con la ayuda de Dios! Significa no respetar el derecho del pueblo de someterle a las pruebas ácidas, a los tests de aptitud. Esta postura refleja una prepotencia arrogante antidemocrática de un potentado del medievo y no de un candidato compenetrado de los principios democráticos. Estos “conductores” ineptos, una vez elegidos demuestran que sus promesas han sido burbujas de ilusión y que la realidad es otra, cuando los electores se dan cuenta, ya es demasiado tarde.

¿Engañados? ¡No tanto!, pues pese a advertencias y experiencias idénticas anteriores siguen dejándose engañar, y hasta repetitivamente por el mismo postor. Como se ve, la culpa, en gran medida la tiene el electorado que se deja engañar con tanta facilidad, y es la democracia y la “clase política” en conjunto, que sufren el descrédito, sin excepción, y, por lo tanto, incorrectamente.

El método de elegir al estadista que debe conducir con visión nuestra empresa Bolivia debe ser serio y no al estilo de la elección de una Miss Santa Cruz. Necesitamos el mejor CEO disponible.

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Willi Noack es consultor

fecha: 2002-05-23 08:18:03
autor: Willi Noack

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