IRAK: pretextos e intenciones verdaderas II * — Willi Noack — 15.3.2003

Autor: Willi Noack

Publicado: enviado a eforobolivia en marzo de 2003
IRAK: pretextos e intenciones verdaderas II *
Willi Noack
Todos los indicios relevantes lo confirman: habrá guerra contra Irak.

El hecho de que ésta no se haya iniciado todavía se debe, en gran medida, a una fuerte corriente de opinión mundial que quiere el desarme del dictador Saddam Hussein pero sin guerra, tal como lo estipula la resolución 1441. Dar un chance a la paz es el lema.

Bush busca un “aura de legitimidad” (“New York Times”, 13.3.2002: Canvassing the votes to gain legitimacy) a través de un mandato de la ONU. Busca una segunda resolución del UNSC (United Nations Security Council), pero al mismo tiempo pretende tener la justificación legal de atacar. ¿Qué legalidad y legitimidad le pueden dar jefes de gobiernos presionados por los EE.UU., pero cuyos pueblos rechazan entre el 70% y el 90% una agresión no autorizada por el Consejo de Seguridad? ¿Pueden votar los gobernantes en contra de la opinión publica en sus países con democracia sin ser derrocados?

La opinión del mundo se ha convertido en un factor decisivo, primera vez sentido durante la guerra contra Vietnam, y que en la actualidad frena el inicio pero no impedirá la guerra. La organización de la protesta funciona de manera muy eficaz gracias al INTERNET. Se está “globalizando” la protesta: 10 millones reclamaron soluciones pacíficas, no bélicas.

Bush II consolida en estos días su imagen y de su equipo de unilateralista radical. Sus doctrinas (www.whitehouse.gov/ncs/nss.html ), enmarcadas en su sueño del siglo norteamericano (PNAC, Project for a New American Century), con su determinación de atacar preventivamente sin mandato y “sin consultar a nadie”, pero también su política egocéntrica en otros campos (Kyoto, Corte Penal Internacional, proteccionismo y subvencionismo, ALCA etc.) comprueban esta característica. En este contexto encaja el artículo “Uncle Sam’s Other War: Biotech versus the European Union” (AlterNet.org, 5.3.2003 ).

Sin embargo, está formándose una oposición cuyo lema es “no aceptar todas las injerencias de Washington” (“Stern”, 20.2.2003, revista alemana de 1.3 millones de tiraje, tituló su portada “Rebelión contra América”). Es quizás también una lucha entre paradigmas: el estilo de vida de los EE.UU. contra otras culturas. 73% de alemanes recientemente consultados aprueban a su jefe de gobierno contradiciendo a Bush; 79% opina que Alemaniadebe tomar sus decisiones sin considerar la opinión de los EE.UU.; 96% cree que los EE.UU.no deben ser la única superpotencia y 63% tiene poca confianza en Bush (fuente: Stern, página 42). Es probable que encuestas en muchos otros países tendrían un resultado similar: por doquier hay procesos de emancipación. Quién sabe quizás conviene la querela diplomática actual para forjar una conciencia compartida que las organizaciones e instituciones multilaterales merecen ser fortalecidas para contrarrestar ambiciones hegemoniales imperiales de un solo miembro de la comunidad internacional, hoy los EE.UU. y mañana…¿quién?.

Europa parece dividido. La arcaica desinteligencia y rivalidad entre Francia y Inglaterra como principales actores parece revitalizado. Sin embargo, todo el proceso tenía también otra matiz poco comentado en la prensa amarilla política (que prefiere el escandalo y no el raciocinio): el Parlamento Europeo, la Comisión Europea (el Poder Ejecutivo de la Unión) y el “canciller” europeo Chris Patten (un inglés) expresaron su aplastante oposición contra una guerra sin mandato de la ONU. Una crisis puede resultar en un fracaso pero también en una concienciación positiva sobre las necesidades de fortalecer Europa sobre todo en su política exterior. Se está elaborando una Constitución Política para la UE. La UE tiene una dinámica que probablemente aguanta la actual desinteligencias entre gobiernos. Tenemos que esperar lo que será la consecuencia de la disputa.

No cabe duda, debe establecerse una nueva relación entre la superpotencia y los países menores. En AlterNet.org (5.3.2003) reflexionó un comentarista sobre “Transatlantic Battle over the new world order”: unilateralismo versus equilibrio del poder.

En Latinoamérica tenemos y tendremos nuestro “Irak”, léase ALCA. ¿Habrá alguien que se atreva a organizar la oposición contra el egoísmo norteño de imponer sus reglas en desmedro de los socios menores mediante la táctica del divide et impera ? ¿Lula? ¿Se va a crear un área beneficiosa para todos o solamente para el aprovechamiento unilateral? ¿Cómo van a conseguir los EE.UU. el ok de los gobiernos; así como trata conseguir los votos en el caso de Irak? ¿Amenazando con el material bélico, como con la “madre de todas las bombas”? ¿”Pinchando” teléfonos de diplomáticos?

Detrás de la argumentación hipócrita (“instalar la democracia” etc.) existe como una de las intenciones verdaderas el petróleo. (ver el primer artículo con el mismo tema en www.eforobolivia.org, publicado el 11.3.2003).

“Der Spiegel”, semanario alemán de tiraje millonario, opinó (11.3.2003):
“¿Por qué los EE.UU. no quieren solo desarmar a Saddam Hussein sino por todos los medios derrocarlo? Solo después de un cambio de gobierno iraquí, según estudios norteamericanos, se podrían privatizar los yacimientos gigantescos de petróleo del Irak y redistribuirlos de nuevo. Los consorcios petroleros que planearon el camino de Bush a la Casa Blanca están especulando para aprovecharse del más grande botín de guerra de todos los tiempos, una bonanza que vale 2.800 mil millones de dólares.(El valor actual es mucho más alto, WN).”

Similar opinión se publicó en el Washington Post: (”When it’s over, who gets the oil?”) y en AlterNet.org (“Obviously oil”).

“Der Spiegel” prosigue su análisis afirmando que se cancelarían todas las actuales licencias de explotación después de la caída de Saddam Hussein. El nuevo gobierno, instalado por Bush, otorgaría las licencias a un consorcio liderado por los EE.UU., lo que explica la ansiedad de Blair para estar presente en esta repartición (BP y Shell…).
Frente al valor de los 112 mil millones de barriles, de -¡entonces!- un valor de 2.800 mil millones de dólares, los estimados 80 mil millones del costo de la guerra parecen una “pichanga” (“peanuts”).

Con este petróleo se garantizaría la continuidad del estilo de vida norteño caracterizado por su enorme derroche de energía (por lo tanto rechazando el acuerdo de Kyoto). El consumo de energía pro cápita de los EE.UU. es el doble del de Alemania. Además, Bush agradecería a sus patrocinadores proselitistas y se consolidaría la hegemonía global de los EE.UU.
En la región del Golfo están ubicados 26 de los 40 mega-yacimientos petroleros que producen 60% del petróleo mundial. IRAK: pretexto e intenciones verdaderas.

Fin de redacción: 13.3.2003

* versión ampliada de un artículo a publicarse en El Deber, el 16.3.2003

fecha: 2003-03-15 17:02:42
autor: Willi Noack

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