Cuidado con distraerse – Willi Noack (EL DEBER) — 18.1.2004

Santa Cruz de la Sierra – Bolivia, Domingo 18, Enero de 2004
Cuidado con distraerse


Willi Noack

Todos estamos acostumbrados a tener siempre, y al mismo tiempo, varios hierros en el fuego, pues si el uno no resulta, quizás el otro sí. Similar el resumen cuando se recomienda no meter todos los huevos en la misma canasta. Además, siempre tenemos diferentes horizontes de nuestras acciones: trabajamos con tácticas a corto plazo, sin descuidar implementar estrategias a mediano (2, 3 ó 4 años) y hasta de largo alcance (10 años). El horizonte tiene que responder a la situación real que se caracteriza en el caso actual nuestro por la existencia de problemas urgentes que piden ser atendidos sin demora, además de un abanico de problemas importantes, pero no tan urgentes, y por supuesto tenemos los temas de largo alcance que surgen de nuestra visión de futuro. ¿Cuál visión? ¡Generar empleo! ¡Superar la exclusión! ¡Reducir la corrupción! ¡Lograr competitividad! ¡Evitar la bancarrota del Estado! Y tantos otros más.

Temo que en este momento el Gobierno nacional e influyentes círculos de la sociedad se dedican exageradamente al tema ‘mediterraneidad’ y dejan, mientras tanto, ‘quemar las papas’. Preguntémonos: Si por algún milagro Bolivia recuperase su mar (gracias a su diplomacia inteligente y el respaldo internacional que recibe en el aniversario centenario de los convenios), ¿eso resolvería los apremiantes problemas económicos y sociales, para mencionar el desempleo? ¿O el escándalo en la universidad pública? ¿O la evasión tributaria? ¿O el contrabando, estimado en 800 millones de dólares cada año? ¿O las reformas del Estado exigidas impacientemente, sobre todo el reclamo imperioso por más descentralización para lograr la autonomía regional en una nueva Bolivia confederada?

No creo que se está distrayendo intencionalmente la atención del pueblo, pero sí, al final de la cuenta resulta en ello: frente a tantos problemas urgentes e importantes, frente a ciertas amenazas de ‘luchar hasta las últimas consecuencias’ para lograr tantas reinvidicaciones, el país se concentra peligrosamente en el tema ‘acceso al mar’, y se habla poco o nada de los verdaderos problemas calientes que representan verdaderas bombas de tiempo. Se conocen muchos casos de distracción de los pueblos con fuegos artificiales. Muchos historiadores abogan la teoría de que la Guerra de las Malvinas (1982) era un caso ejemplificador, pues tanto la ‘dama de hierro’ como el dictador argentino necesitaban distraer a sus pueblos, para que los problemas cicunstanciales en ambos países no estallaran.

Los políticos son muy creativos en cuanto a diseñar distracciones. Los romanos tenían sus juegos cruentos en sus anfiteatros (“panem et circenses”), y recientemente escuchamos de la opción de viajar a la Luna o a Marte, lo que tiene ocupado la fantasía de la gente y les hace olvidar el terrible déficit fiscal de la ‘administración’ buscando la reelección.

No creo que nuestro Gobierno nos distraiga intencionalmente, pero nos distrae de todas maneras, pues en las agendas apremiantes el tema de grandes emociones ocupa el primer rango, mientras que temas altamente espinosos que se refieren a nuestra paz social y a la canasta familiar ocupan rangos de prioridad inferior.
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fuente: http://www.el-deber.net/20040118/opinion_4.html

El Editorial de EL DEBER, del día 19.1.2004 contiene un mensaje similar:

•EDITORIAL• Santa Cruz de la Sierra – Bolivia, Lunes 19, Enero de 2004

>>    Otros asuntos, además del mar
En los últimos días, como si de pronto todos nos hubiéramos puesto de acuerdo, ha sonado con fuerza la justa demanda de Bolivia para recuperar su costa marítima usurpada en una guerra injusta en 1879. El asunto, como se sabe, resonó en el mundo pero muy especialmente en América ya que fue expuesto con elocuencia por el presidente Mesa en la Cumbre de Monterrey, México.

Ya comentamos el tema y hoy agregaremos que nunca se agotará en tanto subsista el enclaustramiento al que la patria está sometida, de ahí que el gobierno -y más exactamente el Ministerio de Relaciones Exteriores-, deberá tenerlo sobre el tapete para exigir en forma permanente la reivindicación de un derecho al que los bolivianos jamás podremos renunciar.
Pero que la sacrosanta causa no se convierta en bandera para enarbolar como un trapo, sobre todo cuando la toman los demagogos y politiqueros que infestan el país para hacer propaganda y para dárselas de patriotas. Que tampoco sea usada por los poderes del Estado para emborrachar la perdiz, igualmente para aparentar amor a la patria, finalmente para distraer la atención y hacer que pasen inadvertidas o decididamente ignoradas cuestiones que son de fondo, incluso para prolongar la solución de problemas que venimos arrastrando desde el nacimiento de la república. Varios de estos problemas los sufrimos a cada paso, siendo sin duda el peor la corrupción porque origina dificultades, carencias, clima de desconfianza y otras cosas negativas que desembocan en la desmoralización, cundiendo el pesimismo.
Evidentemente, por culpa de la corrupción que se paseó con descaro por la administración pública (estatal, departamental y municipal) y por instituciones -tal el caso de las cooperativas-, que deben servir al pueblo, no se concretaron infinidad de obras y trabajos que mejorarían sustancialmente las condiciones de vida de la ciudadanía, con el consiguiente efecto multiplicador, destacando en este aspecto la creación de fuentes de empleo. Otras veces fueron los negociados en inversiones descabelladas, quedando por uno y otro lado, como mudos testigos, los elefantes blancos subastados a precio de gallina muerta. Lugar relevante en esto de la corrupción ocupa la construcción de carreteras. ¿Y los negociados en las licitaciones y adjudicaciones? ¿Y los manejos arbitrarios de los bienes muebles e inmuebles del Estado? ¿Y los sobreprecios? ¿Y el uso festinatorio de los gastos reservados?

Interminable sería el recuento de los hechos de corrupción que se dieron y continúan dándose, al amparo de la política y de las influencias de los poderosos. Por eso es que ahora, con un gobierno que dice no estar comprometido con nadie y que no admite recomendaciones, el pueblo espera con justificada expectativa que se den los pasos, de una vez por todas, para detener el carro de la corrupción en todos los ámbitos, obligando a la devolución de los millonarios dineros que se llevaron los inescrupulosos y poniendo a éstos tras las rejas, tal cual lo establece la ley, a modo de advertencia para quienes tengan intenciones de incurrir en el delito y para dar satisfacción a la población boliviana.

Estamos persuadidos de que arrancando este cáncer que es la corrupción, por generación espontánea surgirán esas soluciones -que también son problemas pendientes-, vinculadas a la salud, la educación, las vías camineras y tantos otros servicios de beneficio colectivo.
Volvemos al principio para subrayar que siempre será justo y oportuno llevar en la mente y el corazón la causa marítima, además de exponerla en los foros internacionales. Pero no por ello hemos de olvidar los acuciantes asuntos que nos afectan y que podemos atender si hay voluntad y patriotismo, para avanzar hacia el progreso, tengamos o no acceso soberano al mar.

fuente: http://www.el-deber.net/20040119/editorial.html

fecha: 2004-01-29 22:36:11
autor: Willi Noack

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