Ecuador da la pauta — Jorge Ordenes

Ecuador da la pauta — Jorge Ordenes —- 23.1.2003

Autor: Jorge Ordenes

Publicado: enviado a eforobolivia en enero de 2003

Ecuador da la pauta

por Jorge Ordenes

Ecuador en este momento da la pauta de lo que afrontará el grupo MAS en Bolivia si algún día llega al poder. En nuestro medio, buscar el poder a como dé lugar… recurriendo a formas violentas, ilegales e injustas… como el bloqueo de caminos, la inapetencia de negociación, la sordera y ceguera políticas… menoscabando e incluso ignorando lo que habrá de enfrentarse si se llega a ese poder, comprueba una vez más la falta de consideración y de voluntad de plantear seriamente, y solucionar, los rancios problemas que afronta el país.

A los días de haber tomado posesión, Lucio Gutiérrez, presidente de Ecuador, escucha voces indígenas (que lo respaldaron electoralmente) ¡pidiendo el reemplazo de su gabinete económico! ¿Por qué? Porque las prédicas encendidas del populismo de su campaña electoral, afines a las del MAS en Bolivia, son insuficientes, no sirven mejor dicho, para enfrentar la realidad de déficits económicos que agobian la economía ecuatoriana. Los números fríos de Ecuador, de Bolivia o de donde sea, no tienen alma ni menos cariz político. Simplemente son, cantan y claman solución. Las arengas y las promesas socialistoides no alteran esa realidad de escasez de recursos, como la sapiencia y la probidad, para cubrir necesidades que se vienen arrastrando desde hace décadas. La retórica vacua y las medidas de facto que atormentan a los bolivianos en enero de 2003 no alteran la necesidad de reformas y ajuste económico. Insisto, Ecuador da la pauta.

Ante una realidad difícil, el gobierno de Gutiérrez decretó un alza de entre 32 y 39 por ciento de los precios de los combustibles, el congelamiento de los salarios del sector público, y el corte del 20 por ciento de los salarios de todos los altos funcionarios de gobierno incluyendo los parlamentarios (un ejemplo para Bolivia). También ordenó recortar 180 millones de dólares de gastos superfluos por parte de los empleados de gobierno, como la telefonía móvil y los viajes al exterior (otro ejemplo para Bolivia). La deuda externa del Ecuador alcanza 11.320 millones de dólares, el doble de la boliviana. Y debe pagar alrededor de 2.000 millones de dólares en 2003. Otra vez, no importa quien “gobierne”, la deuda debe pagarse, y punto… si no se quiere entrar en una argentinización de la situación, o peor, en el caso de Bolivia, si no se quiere llegar a la guerra civil y la consecuente posibilidad del desmembramiento del territorio.

En Ecuador las medidas son impopulares y las manifestaciones en contra sólo empiezan. En Bolivia habría paros y bloqueos que en su momento podrían ser contra un posible gobierno del MAS, como ahora son contra el gobierno constitucional establecido… aunque las demandas de enero en Bolivia son más granadas y, por lo granadas, algunas ilegales como las que se relacionan con el cultivo de la coca; otras legítimas (los tractores para los aimaras); otras erróneas como insistir en que el gas se exporte por puertos peruanos cuando los chilenos son más convenientes.

Si el MAS llega al poder en Bolivia se verá obligado a enfrentar, entre otras cosas, una realidad económica que nunca dejará de ser ineludible. Eso hará que no le quede más alternativa que recurrir a las mismas políticas económicas y sociales que condenó como candidato ante huestes crédulas y, como crédulas, mayormente desinformadas y, en muchos cuadros, ignorante. La verdad duele pero hay que decirla. Por eso, como comienza a verse en Ecuador, las huestes resultan frustradas y el ciclo de oposición, por su temple anarquista, y su endémica ignorancia, comienza nuevamente a ventisquear. La historia se repite con el consabido costo para bolivianos, ecuatorianos, argentinos o lo que sea. He ahí el repetitivo ciclo de incapacidad política como base del persistente ciclo de pobreza que tanto atormenta a la mayoría de los países iberoamericanos. En Iberoamérica llegar al poder legalmente es difícil, pero es más difícil mantenerse en él haciendo más de lo mismo.