Emigrar: ¿un acto de valentía?

Estoy con Edwin Pérez Uberhuaga, boliviano, con veinte años de trabajo periodístico a sus espaldas. Es un experto en la migración boliviana de la cual escribió tres libros. En Suiza edita la revista Migrante y dirige el único programa latinoamericano en toda la televisión suiza.
En un café de la calle Bertastrasse, entrevisté a este paceño de 38 años que hoy recorre Suiza dando conferencias.

P: ¿Cómo ve la migración boliviana en el mundo?
R: La situación es cada vez más preocupante porque ha aumentado (creo que hoy somos dos millones fuera del país) y en Suiza se complica más. Las nuevas leyes migratorias hacen más difícil no sólo ingresar, sino permanecer. A pesar de eso, siguen llegando más migrantes, que en algunos casos superan las dificultades, pero en en otros sufren el trauma del cambio de costumbres, idioma y esquemas de trabajo.
P: ¿Migrar es una solución a largo plazo para el país?
R: Ante la ineficacia del Estado de brindar bienestar, la migración es una alternativa, pero cada vez más riesgosa. Está claro que hay un desangramiento de nuestros recursos humanos que, a nivel estratégico, implica un gran perjuicio. Ojalá que muchos puedan volver con poco o mucho dinero, pero con más conocimientos.
P: ¿Son más audaces los que viajan y más tímidos los que se quedan?
R: Ambos son valientes. El que viaja se enfrenta a lo desconocido, ya que Europa es un paraíso, pero también un infierno. El que se queda debe luchar contra la pobreza, pero tiene cerca a sus seres queridos. ¿Quién es más feliz? No lo sé. Un antiguo inmigrante me dijo: “Yo tengo el bolsillo lleno, pero el corazon vacío”.
P: ¿Genera capacidad de ahorro el dinero enviado a Bolivia ?.
Cuando hay trabajo, permite pagar las deudas familiares y ayudar a la familia. Cuando no hay trabajo, es difícil subsistir en uno de los países más caros del mundo. El factor suerte es fundamental.
Pese a la importancia estratégica del migrante como generador de ingresos (se ha vuelto un gran producto de exportación), aún noto indiferencia de nuestras embajadas y consulados respecto a los que tienen hijos fuera del país o deben hacer trámites. Cobros elevados o desaparición de documentos motivan que muchos niños sean apátridas por no tener papeles ni como europeos ni como bolivianos.

P: ¿Cómo se manifiesta el choque cultural en Suiza?
R: Aquí se vive con puntualidad el cumplimiento de compromisos, el pago de impuestos, la eficiencia, la honestidad y pocos viernes de soltero. Como dije, hay migrantes valientes que se adaptan. Pregunto: si somos tan valientes para sobrevivir en esta sociedad competitiva, por qué no podemos hacer lo mismo en nuestro pais?
P: ¿Se mantiene el regionalismo en Suiza?
R: Hay algunos que siguen diciendo que son de Santa Cruz o Cochabamba. Otros comprenden que aquí somos sólo latinos. En mis viajes veo cada vez más cambas bailando tinkus y caporales y a los collas cantando con firmeza Viva Santa Cruz. Nunca vi peleas entre ambos bandos. Respecto a Miss Bolivia y la polémica que causó, un tupiceño me dijo: “Yo no sé por que nos complicamos tanto, si para los europeos todos los latinos somos indios”. En Ginebra sugerí que un nuevo grupo se llame Asociación Boliviana Camba-Colla, para dar ejemplo de integración. Nosotros que viajamos en un bus con africanos, árabes o yugoslavos, tenemos que aprender que todos somos iguales y tenemos los mismos derechos.