Bolivia con ganas de autoperjudicarse

Del cónsul romano Catón (234-149 a.C.) se sabe que finalizó todas y cada una de sus intervenciones en el Senado siempre con la misma advertencia: “Además pienso que se debe destruir a Cartago”, que era una gran amenaza para Roma en esos tiempos.

Si tuviera una tribuna siempre terminaría mis intervenciones, y sin cansancio, con la frase: Además pienso que Bolivia debe explotar la Internet. Las siguientes son las justificaciones principales (¡hay más, muchas más!):
1. De los 314 municipios, la gran mayoría está ubicada, alejada y olvidada como el Macondo de García Márquez, en algún rincón del inmenso territorio boliviano. Con Internet podría vincularse con el mundo, ofrecer sus potencialidades locales y regionales y beneficiarse económicamente con el comercio, el turismo receptivo, captar ayuda externa, etc.
2. La educación y formación general de los conciudadanos puede mejorarse significativamente al tener acceso a la información y a los conocimientos del mundo. Con esta transferencia del saber incrementaría la competitividad de la persona individual, y del conjunto de la sociedad.
Antes de Internet era imposible dotarse con bibliotecas o leer periódicos o revistas nacionales e internacionales en Internet —- hoy es factible. ¡Cada pueblo tendría una biblioteca! Se podría estudiar y conocer la situación del país y del mundo.
3. Es vox pópuli que la corrupción se puede mitigar con transparencia absoluta. Imaginándose que la administración pública, en sus tres niveles, inclusive los futuros gobiernos de las regiones autónomas, serían obligados por ley a publicar todo lo que interesa al vecino, sería una medida que dificultaría enormemente el robo. Un ejemplo: Un pequeño municipio publica, por obligación legal, los ítems en salud y educación – no habrá más ‘fantasmas’. O publica con lujo de detalles el costo de las obras de la inversión pública, el pueblo se enteraría de los sobreprecios escandalosos.
Ahora bien. Bolivia es un país pobre y con déficit por todos lados, sobre todo en infraestructura. Sin embargo, pretender que eso inhibe que el país busque hacer paso con las Tecnologías de Información y Conocimiento (TIC) es erróneo. Técnicamente es factible instalar un centro de comunicación de Internet hasta en los pueblos más remotos del país, si bien con una inversión sofisticada y más cara, por ejemplo, con energía solar y antenas satelitales. Los líderes de la sociedad están en condiciones económicas de participar en persona en la Internet con equipos de tecnología de punta. Colegios y universidades pueden ofrecer masivamente el servicio a sus estudiantes y profesores.
El meollo del problema es que no se da la importancia vital para el uso de esta herramienta esencial del siglo XXI, del siglo de la información y del conocimiento. Hay programas del Estado para mejorar la situación, pero su impacto no corresponde a la importancia del cometido (ver PNUD http://idh.pnud.bo/docs/idh2004/07%20Capitulo%204.pdf).
Termino, por lo tanto, con el “Además creo que Bolivia debe explotar la Internet”. Actualmente Bolivia está auto-perjudicándose.
www.eforobolivia.org – 3 años en la Internet

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